Leen un cuento de 2023 y les da una idea para todos los colegios de Extremadura: se emocionan al ver quién la va a llevar a cabo
La Linterna relata la historia de un instituto de Losar de la Vera a través de una de las profesoras, que cuenta que todo ha acabado en un emotivo libro

Madrid - Publicado el
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Desde esta semana, las librerías de Losar de la Vera, en Extremadura, cuentan con un nuevo ejemplar destinado a convertirse en herramienta educativa: Un cuento para Irene, una obra creada por el ciclo de grado medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia del Instituto Arturo Plaza. Según explicó el director de La Linterna, Ángel Expósito, este libro no es solo un relato infantil, sino un proyecto pedagógico diseñado para facilitar la inclusión en las aulas, ofreciendo recursos a profesores, padres y alumnos.
La docente Yaiza González, integrante del equipo impulsor, detalló que la iniciativa nació dentro del grupo de trabajo Emocionarte, cuyo objetivo es abordar contenidos educativos a través del arte y la educación emocional. "Vimos en el cuento una oportunidad para trabajar la inclusión y decidimos ir más allá", afirmó. El proyecto, presentado como una innovación educativa, ha logrado entusiasmar a la comunidad escolar y se ha materializado gracias a la colaboración de varias entidades sociales.

Calle en Losar de la Vera, Cáceres
El germen de la idea se remonta a 2023, cuando el filólogo Pablo Moreno publicó un relato centrado en la visibilización del síndrome de Down. Meses después, en septiembre de 2024, el Departamento de Servicios Socioculturales de la Junta de Extremadura retomó el concepto y lo adaptó a un formato accesible, labor en la que el Instituto Arturo Plaza desempeñó un papel clave. Sin embargo, como subrayó Expósito, el proyecto no habría sido posible sin el apoyo de organizaciones como la Fundación ONCE, ASPACE, Plena Inclusión y la Federación de Personas Sordas de Extremadura (FESORDEX).
González destacó las adaptaciones realizadas para garantizar la accesibilidad universal: "La ONCE se encargó de la versión en braille, desde el Departamento hemos desarrollado el audiolibro en colaboración con FESORDEX para la traducción a lengua de signos, y Plena Inclusión nos otorgó la Insignia Azul al validar la adaptación a lectura fácil, realizada por las propias alumnas". Además, el libro incluye cinco ilustraciones creadas por personas con discapacidad, seleccionadas mediante un concurso, y códigos QR que permiten acceder tanto al audiolibro como a la interpretación en lengua de signos.
"Quisimos que fuera interactivo y que llegara a todo el mundo", explicó la profesora. "Si alguien no puede leer el texto, tiene el audiolibro; si necesita lengua de signos, también está disponible". Esta multiplataforma refleja el espíritu del proyecto, que busca eliminar barreras en el acceso a la cultura y la educación.
El equipo docente detrás de Un cuento para Irene está formado por Marta Espinosa, José Rubiano, Julián Ramos y Yaiza González, quienes han logrado convertir una idea local en un modelo replicable. Expósito recalcó durante la entrevista que la obra trasciende el ámbito literario: "No es solo un libro, es un instrumento para construir aulas más inclusivas".

Gato asomado en Losar de la Vera
Con su publicación, el Instituto Arturo Plaza refuerza su compromiso con la diversidad y la innovación educativa, demostrando que la colaboración entre centros escolares y entidades sociales puede dar frutos tangibles. Un cuento para Irene ya está disponible en Losar de la Vera, pero su impacto, como señalaron sus creadores, aspira a extenderse mucho más allá.
Un proyecto con sello extremeño
La trascendencia del cuento radica en su enfoque práctico. A diferencia de otras iniciativas centradas únicamente en la sensibilización, esta propuesta proporciona herramientas concretas para docentes y familias. "No se limita a hablar de inclusión; la hace posible", insistió González.
El apoyo institucional ha sido fundamental. La Junta de Extremadura, a través de su departamento sociocultural, respaldó la adaptación del proyecto original de Pablo Moreno, mientras que las entidades colaboradoras aseguraron los recursos técnicos necesarios.
La Fundación ONCE, por ejemplo, validó la adecuación del braille, mientras que FESORDEX supervisó la calidad de la traducción a lengua de signos. ASPACE y Plena Inclusión, por su parte, aportaron su experiencia en discapacidad intelectual y accesibilidad cognitiva.
Innovación y emociones
El nombre del grupo de trabajo, Emocionarte, no es casual. González explicó que el arte y la gestión emocional son ejes transversales del proyecto. "El cuento permite trabajar la empatía y el respeto desde la infancia", señaló. Esta dimensión psicológica complementa el aspecto académico, creando un recurso polivalente.
Las ilustraciones, realizadas por personas con discapacidad, añaden otra capa de valor. Los dibujos no solo enriquecen visualmente el relato, sino que simbolizan la participación activa del colectivo en su propia representación. "El concurso para seleccionarlas fue muy emotivo", recordó la profesora.
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Un modelo replicable
Aunque Un cuento para Irene nació en un pequeño municipio extremeño, sus impulsores confían en que sirva de inspiración para otros centros. La combinación de arte, tecnología y compromiso social podría aplicarse a más proyectos educativos. "Ojalá esto sea el principio", concluyó González.
Mientras, el libro ya circula por las aulas de Losar de la Vera, donde alumnos y profesores exploran sus posibilidades. Una de ellas, quizá la más importante, es la de normalizar la diversidad sin discursos grandilocuentes, sino mediante recursos cotidianos. Como resumió Expósito: "La inclusión no es un tema; es una práctica, y este cuento lo demuestra".