Esto es lo qué hará la Princesa Leonor en Murcia a partir de verano y cómo cambia su situación: lo explica un coronel del Ejército
Expósito cuenta en La Linterna los siguientes pasos de la heredera al trono de España tras su paso por el Juan Sebastián ElCano

Madrid - Publicado el
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El verano no solo trae consigo el cambio de estación, sino también el inicio de nuevas etapas. Este año, la base aérea de San Javier, en Murcia, se ha convertido en el escenario de dos momentos históricos: la despedida de la emblemática Patrulla Águila tras cuarenta años de vuelos acrobáticos y la incorporación de la Princesa Leonor como alumna de la Academia General del Ejército del Aire y del Espacio. Un adiós y un comienzo que simbolizan la evolución de las Fuerzas Armadas españolas.
Leonor, una alférez más en la promoción 78
La heredera al trono, que el pasado octubre juró la bandera en la Academia Militar de Zaragoza, continúa su formación castrense en San Javier. Según explicó el coronel Luis Felipe González, director de la Academia y jefe de la base aérea, la Princesa será tratada "exactamente igual que sus compañeros". "Se va a convertir en una alférez de cuarto curso, realizando los mismos estudios, con idénticos créditos y la misma formación que el resto", afirma.
González destacó que este año servirá para que Leonor "incorpore sus conocimientos a nuestra institución, conozca a sus compañeros y se integre como una más entre los futuros aviadores". Aunque su presencia no pasará desapercibida, el Ejército del Aire ha subrayado que no recibirá un trato diferenciado. "Será una más de los aviadores que formamos aquí", insistió el coronel.

Patrulla Águila
La decisión de que la Princesa complete su formación militar en San Javier refuerza el vínculo de la Casa Real con las Fuerzas Armadas, un pilar fundamental en la monarquía española. Su padre, el Rey Felipe VI, también pasó por esta academia en 1989, donde obtuvo el título de piloto militar.
El emotivo adiós de la Patrulla Águila
Mientras Leonor se prepara para su nuevo desafío, otra página de la aviación española se cierra. La Patrulla Águila, formada por siete aviones C-101 y conocida por sus espectaculares exhibiciones acrobáticas, ha realizado su último vuelo. El general Francisco Braco, jefe del Estado Mayor del Aire, confirmó que la unidad se desactivará después de cuatro décadas de servicio.
"Los aviones serán trasladados a otras unidades en Madrid y Albacete, pero la patrulla como tal dejará de existir", explicó Braco. Aunque se mantendrá una formación para sobrevuelos protocolarios, el fin de la Patrulla Águila marca el término de una era. "Mantener una patrulla acrobática supone un gran esfuerzo logístico, y estos aviones, pese a los mantenimientos, tienen un ciclo de vida limitado", admitió.

El rey Felipe VI acompañado por la ministra de Defensa Margarita Robles
El último acto de la Patrulla Águila contó con la presencia de patrullas europeas como la francesa, la italiana, la británica y la suiza, en un homenaje que atrajo a miles de personas. "Estamos sorprendidos por la respuesta del público, no solo de España, sino también de extranjeros que se acercaron para despedirlos", señaló Braco.
Un verano de transiciones
El paralelismo entre ambos acontecimientos no ha pasado inadvertido. Mientras una leyenda aérea se retira, la futura comandante en jefe de las Fuerzas Armadas da sus primeros pasos en la aviación militar. Fuentes oficiales del Ministerio de Defensa han destacado que la formación de Leonor es "crucial para su futuro papel como jefa de Estado".
El Ejército del Aire, por su parte, ha asegurado que "la tradición acrobática no desaparecerá", aunque aún no se ha anunciado qué modelo de avión sustituirá a los C-101. Braco avanzó que "el Ejército del Aire y del Espacio seguirá teniendo una patrulla acrobática", aunque será bajo un nuevo formato.
En San Javier, este verano quedará marcado por el simbolismo de un relevo generacional. La Princesa Leonor, que en los próximos años completará su formación en la Armada y el Ejército de Tierra, empieza a escribir su propia hoja de servicios. Mientras, España despide a la Patrulla Águila no con lamento, sino con gratitud por los cielos que durante cuarenta años pintaron de rojo, amarillo y blanco.