Jorge Alcalde, divulgador científico: "La vacuna contra la Covid-19 ayuda a combatir mejor un futuro cáncer, partes de nuestro sistema inmunitario se reactivan"
Un sorprendente hallazgo revela cómo las vacunas de ARN mensajero potencian la inmunoterapia en pacientes oncológicos, abriendo una nueva vía de esperanza

Ángel Expósito descubre en Ciencia con Jorge Alcalde cómo un ensayo internacional ha logrado que decenas de pacientes recuperen de su visión gracias a un chip implantado en la retina
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En el programa 'La Linterna' de COPE, el presentador Ángel Expósito ha descubierto junto al divulgador científico Jorge Alcalde un sorprendente hallazgo que vincula las vacunas contra la Covid-19 con la lucha contra el cáncer. Este tipo de vacunas, basadas en ARN mensajero, han mostrado un efecto inesperado pero prometedor en pacientes con cáncer que reciben inmunoterapia, ya que parecen potenciar la respuesta del cuerpo contra los tumores. El descubrimiento, aunque todavía está en fase de estudio, supone un nuevo horizonte de esperanza en los tratamientos oncológicos.
Un hallazgo para la esperanza
La investigación, desarrollada en varios países, ha demostrado resultados "brutales", según Alcalde. Por ejemplo, en pacientes con cáncer de pulmón sometidos a inmunoterapia, aquellos que se habían vacunado contra la Covid-19 han sobrevivido una media de dos años más. Este avance, que fue presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica, confirma que existe "una reacción directa entre esta vacuna y la capacidad de nuestro cuerpo de responder al cáncer", como explicó el divulgador.
Hay una reacción directa entre esta vacuna y la capacidad de nuestro cuerpo de responder al cáncer"
Divulgador científico
¿Cómo funciona esta sinergia?
Para entender esta conexión, Jorge Alcalde explicó la diferencia entre las vacunas tradicionales y las de ARN mensajero. Mientras las primeras "metían el invasor en el cuerpo", es decir, una versión inactiva del virus, las de ARN mensajero "no te introducen al enemigo". En su lugar, introducen una proteína del virus para que las propias células del cuerpo aprendan a generar anticuerpos, simulando qué pasaría si llegase el virus real y preparando así las defensas.

Un enfermero con una vacuna contra la Covid-19
Aunque un tumor no es un virus, también es un "agente externo" que el cuerpo debería atacar. El problema es que las células cancerígenas son capaces de "poner escudos" para pasar desapercibidas ante el sistema inmunitario. La inmunoterapia busca anular esas defensas del tumor. Lo que se ha descubierto es que la vacuna contra la Covid-19 fortalece la "vacuna contra el cáncer". Al reaccionar de forma excepcional contra el virus, el cuerpo recibe un "sobreentrenamiento" que ayuda a que "otras partes de nuestro sistema inmunitario se reactiven", permitiendo combatir mejor un futuro cáncer.
Partes de nuestro sistema inmunitario se reactivan"
Divulgador científico
Este avance podría revolucionar los tratamientos oncológicos. Aunque no se tratará de una vacuna para prevenir el cáncer de forma universal, el conocimiento de cómo el ARN mensajero estimula el sistema inmunitario permitirá diseñar futuras inmunoterapias mucho más potentes. Esto es especialmente prometedor para tumores donde la inmunoterapia actual no es tan efectiva, como el de hígado, abriendo la puerta a nuevas formas de fortalecer las defensas del organismo.
Una puerta a la visión
En el mismo espacio de divulgación, Expósito y Alcalde abordaron otro avance científico revolucionario: la restauración de la vista en pacientes con degeneración macular. Esta enfermedad, principal causa de ceguera en adultos sanos, era hasta ahora "una condena sin vuelta atrás". Un ensayo internacional ha logrado que decenas de pacientes recuperen parte de la visión gracias a un chip implantado en la retina.

Vacunas contra la gripe, en un centro de salud
El dispositivo, del grosor de "una décima parte de un cabello humano", funciona junto a unas gafas especiales. Estas transforman la luz en impulsos de infrarrojo que activan el chip, el cual a su vez genera las señales eléctricas que el cerebro convierte en imágenes. Aunque la tecnología tiene un coste elevado, unos 150.000 dólares por intervención, y tardará al menos cinco años en generalizarse, sus efectos secundarios son "muy reducidos", lo que la convierte en una solución esperanzadora para otras enfermedades que afectan a la visión.
Además de este chip, existen otras líneas de investigación prometedoras, como el reemplazo completo del sistema visual por retinas artificiales o la optogenética, que utiliza la luz para reactivar zonas deterioradas del ojo. Avances que, al igual que el inesperado beneficio de las vacunas de ARN, demuestran que la ciencia continúa abriendo caminos que hasta hace poco parecían de ciencia ficción.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.