Kike Figaredo, el misionero conocido como 'el obispo de las sillas de rueda' que devuelve la esperanza a las víctimas de las minas antipersonas en Camboya: "Muchos son niños"

Figaredo ha repasado sus cuarenta años de misión en Camboya en ‘La Linterna de la Iglesia’. Prefecto apostólico de Battambang, es una de las regiones donde las cicatrices de la guerra todavía marcan la vida de su gente

Kike Figaredo
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José Melero Campos

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Este domingo, 19 de octubre, es el Día del Domund, con el que la Iglesia ensalza la labor de los misioneros. Uno de ellos es el español Kike Figaredo, que ha repasado sus cuarenta años de misión en Camboya en ‘La Linterna de la Iglesia’. Conocido como el ‘obispo de las sillas de ruedas’, Figaredo es el prefecto apostólico de Batambang, una región donde las cicatrices de la guerra todavía marcan la vida de su gente. Desde allí, ha dedicado cuatro décadas a sembrar esperanza, reconstruir la Iglesia y acompañar a las víctimas de las minas antipersona. 

Figaredo ha explicado que una prefectura apostólica, a diferencia de una diócesis, es una “zona de emisión”, lo que significa que la Iglesia local “todavía no está instalada”. Se trata de una comunidad eclesiástica frágil, con pocos cristianos y una fuerte dependencia de misioneros y apoyo financiero externo. “Estamos en un proceso de que la Iglesia comience a estar, pues, más sólida o presente, y y es todo como muy vulnerable”, ha señalado. 

Pese a la inestabilidad, el misionero español asegura que en los últimos 25 años han dado “pasos de gigante”. Como prefecto, ejerce las responsabilidades de un obispo sin tener la ordenación episcopal. Durante este tiempo, su labor se ha centrado en coordinar equipos pastorales, dirigir la acción social y, en definitiva, “proclamar el cariño del señor en todos los lugares”.

El obispo de las sillas de ruedas  

El apodo del misionero como 'el obispo de las sillas de ruedas' está ligado a una de las realidades más duras de Camboya: las minas antipersona. Al recordar su llegada a los campos de refugiados en los años 80, describe una situación de emergencia constante, con “20 a 30 personas heridas de mina todos los días”. Muchas de las víctimas eran civiles o niños soldado, una “barbaridad” que le impulsó a participar en la campaña para prohibir estos artefactos. 

Su sobrenombre, ‘el obispo de las sillas de ruedas’, es un honor para él, ya que asocia su vida a las personas con discapacidad. Este vínculo se materializa en la ‘silla Mekong’, un modelo de madera con tres ruedas diseñado junto a ingenieros británicos para adaptarse a las condiciones del país. Figaredo la considera un “sacramento del señor para transformar las vidas”, un signo visible que devuelve la autonomía a quienes la han perdido.

El proyecto alcanzó uno de sus momentos más simbólicos cuando le entregó una de estas sillas al Papa Francisco. El Pontífice, ha relatado Figaredo, se sentó en ella y le transmitió un mensaje para su comunidad: “Kike, dile a tu gente que estoy en su silla”. Para el misionero, que se siente muy unido al “carácter misionero” del Papa, fue una maravilla que la silla de los camboyanos llegara hasta él.

Reconstruir desde las cenizas 

 La tarea de reconstruir la Iglesia en Camboya ha sido titánica. Figaredo es el sucesor de un prefecto que fue asesinado junto a todos los sacerdotes, religiosas y numerosos catequistas de la prefectura. “La Iglesia quedó mermada casi a cero, a las cenizas”, ha afirmado. La reconstrucción se ha hecho “poquito a poco, con mucho cariño y mucho cuidado”, poniendo el foco en los más jóvenes por consejo de los propios mayores de la comunidad. 

Dos pilares han sido fundamentales en este renacer: una liturgia muy participativa y una intensa labor social. Según el prefecto, en Camboya “la gente no va a misa, va a celebrar misa juntos”. Además, la dinámica de la Iglesia es “muy abierta”, con centros de salud o guarderías que sirven a toda la población, no solo a los católicos, en un país de mayoría budista.

Esta apertura facilita el diálogo interreligioso, especialmente con los monjes budistas, con quienes ha colaborado en campañas por la paz y el cuidado de la creación, inspirado por encíclicas como ‘Laudato si’’. De cara al Domund, Figaredo celebra el mensaje del Papa y la generosidad de países como España, un apoyo que, según sus palabras, le ayuda a “subir el agua del corazón”.

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