Carlos Herrera analiza la comparecencia de Sánchez en el Senado por el caso Koldo

La comparecencia de Pedro Sánchez en el Senado ha sido calificada como un esperpento. El presidente acudió preparado para enfrentar, embargar el juego y tuvo el cuajo de calificar de circo a la comisión del Senado. Una definición que lo traía el listado escrito de casa, con guionistas. 

El objetivo, según la crónica, era que los medios se quedaran en si llevaba gafas o no y no se analizara el contenido.

El contenido de la comparecencia es el de un hombre que, teóricamente, no se acordaba de nada, que no dio una sola explicación contundente. Ante las preguntas, la respuesta recurrente fue no me consta, una frase que seguramente le enseñó su abogado. El resultado es que la comisión del caso Koldo fue un guirigay que no ha despejado las serias sospechas que pesan sobre su gobierno, su partido y su entorno personal.

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No hubo explicaciones convincentes sobre los sobres con efectivo que correteaban por Ferraz, no pudo rebatir la acusación de que su suegro se dedicaba al negocio de la prostitución ni que su hermano estuvo escondido en Moncloa mientras fingía vivir en Portugal.

Un presidente del Gobierno que ha degradado la vida institucional

Sánchez solo pudo hacerse el gracioso y cayó en contradicciones que le dejaron a los pies de los caballos, como negar que conocía a Aldama pese a las fotos existentes o minimizar su trato con Koldo, quien fue el custodio de sus avales.

La actuación en el Senado se define como el espectáculo de un autócrata que solo sabe refugiarse en el cinismo y en el espectáculo puro de la telebasura. Se califica como política basura o antipolítica, aquella que busca la desafección del ciudadano, para que al final todo el mundo pase de la política y el autócrata pueda hacer lo que le dé la gana.

Se ha conseguido degradar tanto la vida institucional en España que hay mucha gente que no entiende la gravedad que un presidente del gobierno denigre a una cámara que sustenta el estado de derecho.

Memoria selectiva

Pese a todo, Sánchez tuvo que reconocer que ha cobrado en metálico del PSOE. “Estoy convencido de que en alguna ocasión he podido liquidar gastos siempre contra factura”, afirmó. 

Una respuesta que demuestra una memoria selectiva, ya que cree que sí, que cobró en efectivo, pero dejando esa sensación de que no se acuerda muy bien, pero sí se acuerda que todo fue legal y que nunca cobró más de 1.000 euros.

Esta memoria selectiva debe ser algo propio de los Sánchez Castejón, porque si su hermano David no sabía dónde estaba su propio despacho, Pedro, siendo jefe del PSOE, no sabe dónde está el despacho del gerente del PSOE.