Grace: "Tenía ganas de ayudar a mi madre en la cocina y un día, sofriendo las hamburguesas, se me ocurrió darles la vuelta y eso prendió fuego"
El primer recuerdo de sentirse mayor puede estar marcado por la responsabilidad, el peligro o, como le ocurrió a una oyente, por una sartén en llamas

Escucha 'la hora de los Fósforos' del viernes 5 de diciembre
Publicado el - Actualizado
4 min lectura15:22 min escucha
El programa Herrera en COPE, en su sección ‘La Hora de los Fósforos’, ha abierto los micrófonos para que los oyentes compartan cuál es el primer recuerdo que tienen de sentirse mayores. Las respuestas, recibidas por el presentador Alberto Herrera, han abarcado desde asumir responsabilidades familiares hasta vivir pequeños accidentes domésticos que marcaron un antes y un después en su infancia.
El accidente que marcó una infancia
Entre las llamadas, ha destacado el testimonio de Grace, una oyente que ha relatado el accidente doméstico que vivió a los ocho años cuando, llena de buenas intenciones, se dispuso a ayudar a su madre en la cocina mientras esta preparaba unas hamburguesas.
Su madre se ausentó un momento para bajar el volumen de la música y, en ese instante, la oyente decidió darle la vuelta a las hamburguesas. Sin saber cómo, y según sus propias palabras, la sartén “cogió fuego”, desatando el pánico en la pequeña.

Sartén en llamas, fotografía recurso
Presa del susto, cogió la sartén ardiendo y corrió hacia el comedor buscando a su madre. “Mamá, mamá, con el fuego en la sartén”, ha recordado Grace. La reacción de su madre fue tajante, ordenándole regresar: “Vuelve a la cocina, vuelve a la cocina”. El incidente provocó que, durante un tiempo, no le dejaran “entrar a la cocina”.
Responsabilidades tempranas y recuerdos de otra época
Otros oyentes han asociado esa sensación de madurez con asumir tareas tradicionalmente de adultos. Es el caso de Esther, de Badajoz, quien se sintió “no solamente mayor, sino inteligente” cuando su padre le enseñó a cambiar los plomos de la casa.
Por su parte, Xavier ha rememorado cómo, con solo cuatro años, su madre le enviaba a hacer recados, y María José ha contado cómo a los 12 se hizo cargo de sus dos hermanos pequeños en el autobús público de Barcelona.
Los testimonios también han transportado a la audiencia a épocas pasadas. Nacho ha narrado cómo con 11 años, en 1966, comía solo en un restaurante de Santander porque tenía clase mañana y tarde.
Finalmente, María Ángeles ha identificado su paso a la madurez con dos hitos: comprarse sus primeros tacones y cambiar la cartera por llevar los libros en la mano al instituto.
Estos relatos, que van desde la asunción de responsabilidades hasta los pequeños sustos domésticos, son una muestra de cómo la memoria personal se convierte en un relato colectivo en 'La hora de los fósforos'.
En esta ocasión, la sección no solo evoca los momentos que nos hicieron sentir mayores, sino también las travesuras y secretos inconfesables de la niñez, como la anécdota que compartió el oyente Joaquín, otro de los momentos memorables del espacio.
Hace un tiempo, también descubríamos la historia que vivía en plena infancia Joaquín, un 'Fósforo' que se deshacía de los bocadillos que no le gustaban de una manera ingeniosa: lanzándolos al balcón del vecino de abajo. "Mi madre, si me preparaba un bocadillo que no me gustaba, se lo colaba al vecino de abajo", confesó. Tras la fechoría, volvía a la cocina con el plato vacío, recibiendo la aprobación de su madre, quien, ajena a la realidad, le permitía bajar a jugar creyendo que se había comido la merienda. El plan funcionaba a la perfección, día tras día.
El desenlace llegó cuando el vecino, que pasaba largas temporadas fuera de casa, se encontró con los restos de comida acumulados, especialmente de bocadillos de Nocilla, que el oyente recordaba con especial aversión. En un encuentro con la madre de Joaquín, le expuso la extraña situación: "Mari, yo no sé si a ti también te pasa, pero a mí de vez en cuando me encuentro restos de comida y todo lleno de hormigas". La confesión del vecino destapó la estrategia del pequeño Joaquín, generando una situación que, tiempo después, desataría las risas en el estudio de COPE.

Bloque de pisos
La anécdota, más allá de la hilaridad, es un ejemplo perfecto de la magia de la radio y su capacidad para conectar con la audiencia a través de historias sencillas y universales. Al igual que el incidente de la sartén de Grace o el primer encargo de Xavier, el relato de Joaquín evoca una época de soluciones creativas y pactos no escritos, convirtiendo una vivencia personal en un recuerdo compartido por miles de 'fósforos' que escuchan cada mañana. Escúchalo íntegro, aquí.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




