Bernarda, dominicana, tras meses viviendo en la T4 de Barajas: "Cuando vine a España dejé a cuatro niños en mi país y cuando volví ya no los encontré. Me dejaron sola. No los he vuelto a ver"
Bernarda vino a España buscando una vida mejor y cuando quiso volver a su país, descubrió que su marido se había llevado a sus cuatro hijos a Estados Unidos. María José Navarro recuerda este viernes su historia

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A finales del pasado mes de julio, AENA informó a todas aquellas personas que dormían en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas no podrían permanecer en las instalaciones. La empresa colaboró con el Ayuntamiento de Madrid para guiar a todas las personas sin hogar a un centro de acogida y subrayó que los aeropuertos "no son infraestructuras preparadas para habitar", sino que son "exclusivamente de paso".
Una de esas personas era Bernarda Florentino Ayala, una mujer dominicana que durante un año estuvo pasando las noches en la terminal ante la imposibilidad de dormir en otro sitio. Una historia que ha rescatado este viernes María José Navarro en su Historia del Día.
En primera instancia, la primera vez que se conoció a Bernarda fue gracias al programa El Hormiguero, donde se hizo un experimento social en el que varios niños conversaban con personas sin hogar y una de esas personas era, precisamente, Bernarda. Preguntas inocentes y llenas de empatía, sin ningún tipo de maldad, a las que la mujer dominicana contestó sin ningún reparo.
UN AÑO SIN VER A SUS HIJOS
"Bernarda vino a España un tiempo y, al volver a la República Dominicana, su marido se había llevado a sus hijos a Estados Unidos. No ha vuelto a tener noticias de ellos. Regresó, pero las cosas se torcieron. Vive en Barajas. Duerme en un banco del aeropuerto", ha contado María José Navarro, haciendo así alusión al relato de la mujer.
Los niños, entretanto, no salían de su estupor, incapaces de comprender la idea de que una persona pudiera dormir en una silla y no en una cama, y en un sitio tan grande como es un aeropuerto, y no en una casa con un techo. Sin embargo, Bernarda contestó con total sinceridad y una enorme sonrisa a las preguntas que le hicieron los pequeños.
"Cuando llegué a España dejé a cuatro niños en mi país y cuando volví no los encontré. Su padre se los había llevado a los Estados Unidos. Me dejaron sola. Su padre se casó con otra chica y los niños se fueron con él, y no los he vuelto a ver más", contaba a una de las niñas.
María José Navarro ha asegurado que el caso de esta mujer dominicana "vuelve a sacar a la luz la dura situación de los migrantes en Europa y las difíciles condiciones en las que viven, sin recursos ni papeles".
Pese a todo, agrega Navarro, la mirada de los más pequeños es, posiblemente, "la que mejor entienda cómo debería funcionar el mundo". Una mirada que en su momento llegó a movilizar "a mucha gente", lo que consiguió que al final "Bernarda ya no es una sin techo".
historias que emocionan
Cada día, María José Navarro trae a 'Herrera en COPE' las mejores historias, las que más le emocionan o las que más llaman su atención. Y siempre, seamos sinceros, es capaz de sacarnos una sonrisa. Este jueves trajo la emotiva historia de María Dolores.
María Dolores nació el 12 de octubre del año 1915, día en el que la ciudad de Zaragoza se pone sus mejores galas para homenajear a la Virgen del Pilar. Y es que mientras toda la ciudad salía a la calle, la familia de María Dolores celebraba la llegada de su pequeña, su única hija, a la que durante su juventud llamarían Lolín, nombre con el que todavía hoy se refieren a ella.
"Este domingo pasado, María Dolores del Pilar de la Vega, soplaba las velas de un año más de lucidez, esa cosa tan difícil de tener y de defender con el tiempo, porque la claridad mental, la cordura, a veces no duran para siempre", contaba este jueves María José Navarro a Carlos Herrera.
Y es que pese a que María Dolores cumplía 110 años, sigue manteniendo esa claridad y esa cordura. Además, los cumplió "sin despeinarse, y es literal", ha remarcado la periodista de este equipo, porque Lolín "va muy mona siempre".
"Con su pelito blanco bien de volumen, con unas manos largas, con sus uñas pintadas en esos tonos que van con todo", ha explicado.
Lolín admite en una entrevista con el Heraldo de Aragón que conserva el verbo, pero tiene el oído "maltrecho, el pobre". Admite que "no creo que haya ningún secreto" para llegar hasta su edad. También cuenta que de pequeña "escribía cuentos, columnas y cosas" y confiesa que no se considera "una buena conversadora", aunque puede que sí lo fuera en su día. Lo malo es que "los años lo van arrebatando todo".