El método que inventó Julio César para frenar la calvicie que a día de hoy sigue utilizándose: muy eficaz

Cuando echamos la vista atrás y pensamos en épocas pretéritas, en momentos de la Historia como la Prehistoria o la Edad Media, pensamos en que los humanos se parecían muy poco a como somos ahora mismo.

Pensamos en que no se alimentaban como lo hacemos nosotros, que no eran tan inteligentes como lo somos nosotros y, sobre todo, que iban mucho más desaliñados. Tendemos a pensar en ellos como personas muy sucias, con una ingente cantidad de roña en su piel, y tremendamente despeinadas.

Probablemente, tengamos esta visión porque no hay fotografías ni ningún indicio de que aquello fue realmente así, pero no podíamos estar más alejados de la realidad. Y hoy, precisamente, venimos a desmentir ese mito.

Y es que, de hecho, el peine es uno de los objetos más antiguos del mundo que, a día de hoy, se siguen usando. Data de una antigüedad de entre 5.000 y 7.000 años, y esos son los que se han encontrado, porque pueden ser todavía más longevos.

El peine se sitúa, junto con la flauta y la aguja como uno de los objetos más antiguos. Y es que el pelo, los peinados y la calvicie era una de las preocupaciones más extendidas de cualquier civilización antigua.

El problema de la calvicie en la Historia

Viajamos hasta el Antiguo Egipcio para ver cómo, en una de las civilizaciones más impresionantes de la Historia, les preocupaba también la alopecia. Eso sí, tenían sus métodos para ocultarla.

No hace falta más que pensar en las grandes pelucas de los faraones o los grandes turbantes que usaban. Sin embargo, también podemos pensar en los sacerdotes egipcios que estaban calvos de la cabeza a los pies. Así lo contaba la historiadora del Arte Ana Velasco.

“Los sacerdotes se afeitaban todo el cuerpo, que era un símbolo de renuncia y de pureza. Pero muchísima gente llevaba peluca, era vista de clase alta y llevaban debajo el pelo súper corto o afeitado. Parece como que no iba a ser un tabú, pero hay papiros con remedios médicos para volver a hacer crecer el pelo” confesaba.

“Si deseas hacer crecer el cabello en una cabeza calva, mezcla los siguientes ingredientes: grasa de león, de hipopótamo, de cocodrilo, de gato, de serpiente y de cabra. Mézclalos bien y aplícalos en la zona afectada durante varios días” explicaba la historiadora del Arte de los métodos egipcios para crecer el pelo.

A partir del siglo XVIII las pelucas vuelven a generalizarse, ya que en la época romana y griega se había prescindido de este elemento. Sin embargo, se habían puesto en marcha otros tantos para evitar la calvicie.

El invento de Julio César para evitar la caída del pelo

Ni en Roma ni en Grecia se usaban las pelucas, como sí se habían usado en el Antiguo Egipto, y todo porque no lo consideraban como algo elegante.

Eso sí, sí que estaban preocupados por la caída del pelo. Tanto, que personajes tan interesantes como Julio César, se tuvieron que ver en la tesitura de inventarse métodos para evitar evidenciar la alopecia.

El emperador romano, en concreto, se inventó esa “cortinilla de pelo”, de ponérselo de atrás hacia adelante, para evitar que se notase su calvicie. “Se ponía la corona de laurel para disimular la calvicie” explicaba la experta.

“Los peluqueros eran súper importantes en Roma, las mujeres usaban postizos para hacerse peinados altos, y había una peluquera importante que era la ornatrix, maquilladora y confidente. Algunas llegaron a tener gran posición social” expresaba Ana Velasco.

Las pelucas, eso sí, se popularizaron de nuevo en el siglo XVII y XVIII, con el fin, también de ganar posición social. Los peinados, como ves, han ido cambiando y mucho a lo largo de la historia.