Que la producción industrial cárnica a gran escala en una explotación extenuante, fatiga el planeta y contribuye al cambio climático es un hecho. Y que comer excesivamente carne puede ser malo para la salud también es una cuestión sanitaria evidente pero hay muchas formas de hacer las cosas y la que está utilizando Centroeuropa es fomentar el consumo de carne de producción cercana, aproximada.

Justamente la carne española para los españoles y fomentar que se produzca carne cara, buena, como la que se produce en el norte de España, en Castilla, en Extremadura, etcétera.

En detrimento de importaciones de carnes de Asia de muy mala calidad en sus productos cárnicos. Por lo tanto, lo que el ministro ha hecho es meter la pata en toda regla. Hacer justo lo contrario de lo que hay que hacer.

En lugar de apoyar la industria cárnica nacional, fomentar su calidad, subrayar la conveniencia de consumir los productos españoles, pues da en la diana a ver si destruye otro sector más de la industria, después de haber atacado el sector turístico.

Desde luego ha metido la pata el ministro Garzón y visto que hay que remodelar el gabinete y el presidente le ha señalado, al decir que él sí come chuletones, podemos irnos despidiendo del ministro Garzón.