
"¿La gente por qué no se queja? ¿Dónde están las manifestaciones de jóvenes, parados, realquilados, personas que no llegan a fin de mes?"
La directora de 'Fin de Semana' analiza la actualidad que marca la jornada de este sábado 18 de octubre
- 3 MIN
¡Muy buenos días, España! Bienvenido a tu programa. Somos 'Fin de Semana', y este es el programa que te va a acompañar de diez a dos sábado y domingo. Cristina López Schlichting te saluda en nombre de todo el equipo que va a informarte y entretenerte.
Es sábado 18 de octubre y el tiempo cambia hoy y se nos pone en modo otoño. Viene una borrasca atlántica y vamos a pedirle los detalles a las once de la mañana a Jorge Olcina.
Seis mil millones extras pretende recaudar el gobierno a costa de los agobiados autónomos de España. El Ministerio de Inclusión - Seguridad Social y Migraciones anuncia una subida de entre 17 y 206 euros para cada trabajador por cuenta propia. La cuota mínima sería de 217 euros y la máxima 796, frente a los 200 y 590 que se pagan actualmente.
El anuncio ha desatado un aluvión de críticas esta semana y ha obligado al ejecutivo a encontrarse con el sector el lunes y adelantar la cita que había previsto para el día 28. “No vamos a poder con esta subida” ha declarado Lorenzo Amor, que la ha calificado de “sablazo”.
PP, Vox, Junts y hasta Sumar y ERC avisan de que tumbarán el plan del Ejecutivo, que eleva la factura con la Seguridad Social un 35% en tres años, hasta 19.000 millones de euros. ¿Cómo es posible? Hablamos de personas que se buscan sus propios contratos, que gestionan su propia administración, que no pueden parar ni cuando están enfermas, porque de otro modo no cobran o no cobran para comer y que, en muchos casos, no llegan ni para pagar los propios impuestos.
¿Cómo es posible que un gobierno que sube el salario mínimo, que cuida a pensionistas y funcionarios la emprenda con un colectivo especialmente agobiado y maltratado? Solo cabe pensar que es el voto lo que les importa y que no espera apoyo de este sector tan importante para la economía y especialmente maltratado.
Hay un fenómeno en España que me tiene perpleja. Las cifras macroeconómicas son buenas, pero la gente de la calle, las familias, sufren. Puede que las multinacionales y las empresas del Ibex facturen, pero el ciudadano de a pie tiene una experiencia amarga. La cesta de la compra está disparada y los más pobres no comen carne o pescado frescos. Se han triplicado los salarios mínimos durante esta legislatura.
Comprar piso es un imposible e incluso alquilarlo es prohibitivo. Muchos jóvenes e inmigrantes viven en habitaciones con baño compartido, como en la posguerra, y pagan entre 300 y 500 euros por ellas. Es como si hubiese dos países, el rico y el pobre, con una clase media cada vez más mermada y sufriente.
Y a pesar de ello, la agenda de las polémicas públicas es el aborto o la guerra de Gaza. Es como si un relato interesado, alejado de la angustia que muchas familias están viviendo se impusiese en los telediarios y en las prioridades.
Por qué lo hace Pedro Sánchez es claro. Su familia y sus secretarios de organización, su fiscal general están en los tribunales y a él le interesa cambiar el debate. Cada vez que pone un pie en la calle, lo abuchean.
Pero ¿y la gente? ¿Por qué no se queja? ¿Dónde están las manifestaciones de jóvenes, parados, realquilados, personas que no llegan a fin de mes? Los padres penan por sus hijos mal pagados, el talento se va al extranjero, se vive con mucha estrechez y nadie dice nada. ¿Cómo es posible que vayan a una huelga general fantasma los mismos estudiantes desalentados que saben que vivirán peor que sus padres?