Imanol, el relato y la tentación de engañarse
Marco Antonio Sande expone por qué la frase de Imanol sobre el modelo del Athletic ha desconcertado incluso a quienes más lo admiran: el técnico priorizó siempre el rendimiento. Y lo hizo con acierto y con refuerzos.

El efecto Isaak, por Marco Antonio Sande
San Sebastián - Publicado el
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«Ojalá que algún día se cambie la política y decidamos jugar como lo hace el Athletic, con solo canteranos.»
La frase fue de Imanol. Pero el ruido, y sobre todo la contradicción, la generó todo lo demás.
No es fácil que una sola línea tambalee un ciclo, pero esta lo ha conseguido. Y no tanto por el deseo —comprensible, incluso respetable— de un entrenador que ha convivido con la presión de competir, formar y resistir. Lo ha hecho por su desconexión con los hechos. Porque si hay algo que Imanol no ha sido nunca es un apóstol de esa política que ahora añora. Él ha priorizado el rendimiento. Y lo ha hecho con acierto.
En su trayectoria han debutado 29 canteranos. Y eso es una cifra sólida, reconocible, que habla bien del trabajo en Zubieta. Pero también es verdad —y es igual de importante— que bajo su gestión, desde que participa en la planificación deportiva, la Real Sociedad ha fichado a 28 jugadores procedentes de fuera del club. Y muchos de ellos han sido titulares, claves, decisivos.
Desde Remiro, Monreal, Isak, Portu u Odegaard en la primera etapa, hasta Silva, Rafinha, Kubo, Sadiq, Brais Méndez, Zakharyan, Tierney o Aguerd, el club ha reforzado año a año su plantilla con talento externo. ¿Se ha dejado de apostar por la cantera? No. Pero sí se ha entendido que para sostenerse en tres competiciones, y para jugar como se jugó en Champions, no basta con la autarquía emocional.
La Real ha encontrado un equilibrio. En algunos años más ajustado, en otros más forzado. Pero equilibrio al fin y al cabo. Por eso desconcierta el gesto. Por eso cuesta sostener el relato. Porque quien lideró ese equilibrio fue precisamente Imanol. Y porque su trayectoria desmiente la utopía que verbalizó con el micrófono delante.
Dijo también —y esto sí conviene recordarlo— que muchas veces sacrificó minutos de canteranos porque había demasiado en juego. Y tenía razón. Formar también es perder. Y la Real, en los últimos años, ha querido ganar. Lo ha logrado. Y en el camino, ha hecho crecer a Zubimendi, Oyarzabal, Zubeldia, Le Normand, Turrientes, Marín o Aramburu, pero también ha firmado a Isak por diez millones, lo ha vendido por 70, y con esa misma operación ha dejado sin minutos a los potrillos que venían detrás.
En Deportes COPE Gipuzkoa lo hemos contado desde el principio. El acierto con Isak fue rotundo. Y también fue el principio de algo más difícil de gestionar: la adicción al acierto. Porque acertar no es un plan. Es una excepción.
La frase de Imanol no ha reabierto el debate. Lo ha desordenado. Ha desmontado el discurso de un entrenador que ha sabido construir un proyecto exitoso, pero que ahora, en la despedida, ha apelado a un modelo que ni él ni su club han seguido con fidelidad. Tampoco el Athletic. Porque eso de “solo con canteranos” es más una consigna para el mármol que una política real.
Lo que se necesita ahora no es más relato, ni más idealismo. Se necesita contexto. Y se necesita verdad. La verdad de que la Real Sociedad, con su 60/40 de Zubieta y fichajes, ha vivido una etapa gloriosa. La verdad de que ni todos los canteranos triunfan ni todos los fichajes encajan. La verdad de que la competencia mejora, aunque también desplaza. Y la verdad —sí, también— de que cuando el objetivo es grande, la tentación de engañarse también lo es.
Hay que cuidar la identidad, sí. Pero sobre todo hay que cuidar la coherencia. Porque sin ella, ni cantera ni fichaje valen de nada. Y eso, en Zubieta, también se entrena.