Los vecinos de un barrio de La Coruña consiguen echar a los okupas gracias a un método cada vez más común en España: "Hasta que se vayan..."
Juan Manuel, vecino de La Coruña, explica en Mediodía COPE todo lo que han tenido que hacer para conseguir echar a los okupas: usan un método poco convencional

La solución de los vecinos de un barrio de La Coruña contra los okupas
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
La okupación de viviendas se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza para miles de propietarios en España. Cada año, aumentan los casos de personas que ven cómo su casa es ocupada ilegalmente sin poder hacer prácticamente nada para recuperarla de forma inmediata. Los trámites judiciales se alargan, las leyes protegen cada vez más al “ocupante vulnerable” y los propietarios se ven atados de pies y manos.
Las cifras lo confirman: según datos del Ministerio del Interior, solo en 2022 se registran más de 7.000 okupaciones en Cataluña, lo que representa el 42% del total nacional. Madrid ocupa el segundo lugar con más de 3.500 denuncias, seguida de la Comunidad Valenciana, Murcia y Extremadura, donde los casos no han dejado de crecer. En este contexto, algunas comunidades locales empiezan a tomar cartas en el asunto por su cuenta.

El problema de los okupas va a más
LA SOLUCIÓN DE LOS VECINOS DEL BARRIO DE A ZAPATEIRA, EN LA CORUÑA
En el barrio de A Zapateira, en La Coruña, los vecinos llevan tiempo sufriendo el temor de ver sus viviendas invadidas. Pero lejos de resignarse, han decidido organizarse y actuar de forma coordinada para proteger su entorno. En una entrevista en Mediodía COPE, el presidente de la asociación vecinal del barrio, Juan Manuel Sánchez Albornoz, ha explicado el método poco conocido que les está funcionando: presión vecinal constante hasta que los okupas se marchan por su cuenta.
“No puede ser que tú te esfuerces por conseguir una vivienda y que venga alguien que no hace nada y la ocupe”, afirma con claridad Sánchez Albornoz. La impotencia ante una legislación que, en muchas ocasiones, parece favorecer a los okupas, les ha llevado a tomar medidas por su cuenta.
Todo empieza con algo tan sencillo como un grupo de WhatsApp. Más de 300 vecinos forman parte de este canal de comunicación instantáneo, que les permite avisarse entre sí ante cualquier movimiento extraño o coche sospechoso aparcado en la zona. En cuanto detectan algo fuera de lo normal, llaman a la Policía y activan su protocolo de vigilancia.

Pero el verdadero “truco” llega cuando la okupación ya se ha producido. “La presión es lo único que les vale. No quieren problemas con los vecinos ni que les molestemos”, explica el presidente. La solución, aunque rudimentaria, funciona: los vecinos se concentran frente a la vivienda ocupada con silbatos, cacerolas y ruido constante, generando un ambiente incómodo que lleva a los okupas a marcharse. “No paramos hasta que se van”, resume Juan Manuel.
En los últimos meses, ya han conseguido desalojar a tres grupos de okupas. El último caso, según detalla en COPE, se resuelve un viernes de septiembre de 2024, cuando lograron que los nuevos inquilinos ilegales abandonaran la vivienda después de varios días de presión continua.
La presión es lo único que les vale. Nos plantamos con silbatos, cacerolas y demás y no nos vamos hasta que se vayan"
Vecino del barrio de A Zapateira
LA FRUSTRACIÓN DE NO PODER DENUNCIAR DE INMEDIATO A LOS OKUPAS
Uno de los aspectos más frustrantes del fenómeno es que no siempre se puede denunciar de inmediato. Juan Manuel revela un dato poco conocido: “Si el okupa alega que está usando la vivienda como habitual, aunque acabe de entrar, y no se le puede echar en caliente, te toca ir por la vía judicial”. Esto se agrava si el propietario es un gran tenedor, ya que la ley actual le obliga a demostrar si los ocupantes son vulnerables antes de iniciar un proceso de desahucio.
Tal como explica Mediodía COPE, la nueva Ley de Vivienda, pactada en su momento con ERC y EH Bildu, ha complicado aún más el panorama. Para iniciar un desalojo, el propietario debe demostrar que la vivienda no es el domicilio habitual de los ocupantes, agotar la vía de la conciliación e, incluso, fijar día y hora concreta para el desahucio. En muchos casos, este proceso puede tardar meses, durante los cuales el okupa permanece en la vivienda sin consecuencias inmediatas.
Lo ocurrido en A Zapateira se ha convertido en un ejemplo de autodefensa ciudadana frente a una problemática que, por ahora, no parece tener solución institucional. No se trata de violencia, sino de unidad, vigilancia y ruido. Todo dentro de la legalidad, pero lo suficientemente molesto como para que los okupas prefieran irse a otro lugar. “Mientras no cambie la ley, esta es nuestra manera de protegernos”, sentencia Juan Manuel en COPE. Y no parece que tengan intención de dejar de hacerlo.

Hay casas en las que directamente es imposible echar al okupa
A falta de soluciones reales por parte del Gobierno, muchas comunidades de vecinos comienzan a plantearse si este tipo de actuaciones podría ser la mejor vía para proteger sus propiedades. Organización, cooperación y determinación son las claves que están marcando la diferencia en A Zapateira.
Por ahora, el “truco” gallego para echar a los okupas ya ha demostrado su eficacia. Una presión constante, pacífica pero incómoda, que deja claro un mensaje: en este barrio no sois bienvenidos.