El abandono de la antigua prisión provincial de A Coruña, frente a la Torre de Hércules, avanza un paso más. Al deterioro imparable del edificio se suma la peligrosidad que supone no solo para los viandantes, por el riesgo de desprendimientos. También a las personas que se cuelan en su interior.

COPE Coruña ha constatado cómo un grupo de jóvenes accedía sin problemas al inmueble abandonado. La desidia en torno a la conservación y vigilancia de este bien histórico es tal que ya ni les hace falta forzar la puerta de acceso para entrar y salir. Pero no son los únicos.

“Tenemos en la asociación quejas de gente que se introduce dentro del edificio, no hay control. Cualquier día los desprendimientos van a causar una desgracia”, indica Xosé Vázquez Romero, presidente de la Asociación Vecinal Atochas- Monte Alto. Considera que “sería lamentable que gente de nuestro barrio se traslade al hospital” por la inacción de las administraciones que tienen la responsabilidad de atender al edificio, sin vigilancia desde 2018.

SIN MANTENIMIENTO, VIGILANCIA NI ACUERDOS

La prisión provincial de A Coruña, construida en 1927, funcionó como centro penitenciario hasta 2009. Es todavía propiedad de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP). Los litigios entre los distintos gobiernos locales y centrales por la propiedad han lastrado desde hace más de una década el uso y mantenimiento de este inmueble, que abrió brevemente para usos culturales en la época del bipartito municipal PSOE-BNG y en la pasada legislatura municipal de Marea Atlántica.

Desde la entidad vecinal, no obstante, reclaman que haya algún tipo de actuación para evitar que este edificio acabe siendo una ruina más. Entiende que, aunque el responsable sea la SIEP, si supone un riesgo para las personas el Ayuntamiento puede actuar de forma subsidiaria. “Tú no quieres hacer uso de la propiedad que te corresponde con las responsabilidades, pues las adopto yo”, señala Vázquez. En todo caso “no se puede tener así”, asevera.

PROTESTAS PARA QUE SE ARREGLE

La entidad vecinal lleva ya años pidiendo que se le dé un uso a este inmueble situado frente a la Torre de Hércules, por su valor histórico. El dirigente vecinal entiende que no tiene por qué solo ser algo público, sino que se puede combinar con “participación privada”. Un ejemplo: alquiler de locales para “cabinas para estudiantes de música”, “teatro para mayores” pero también una parte de turismo de experiencias.

Vázquez ha avanzado a COPE Coruña que plantearán en la asociación el inicio de acciones reivindicativas para demandar el arreglo de esta la antigua prisión provincial y de su “arquitectura simbólica”. Propondrán “salir a la calle y pedir con fuerza que eso no puede mantenerse, no puede estar así”.

“TRISTEZA Y FRUSTRACIÓN” DESDE PROXECTO CÁRCERE

Desde la entidad Proxecto Cárcere también se quejan del imparable deterioro del edificio. “Volvemos a hace diez años”, señala Tono Galán, portavoz de la entidad. “Pasó el tiempo y nada más” señala, y no oculta su “tristeza y frustración” por esta situación.

Recuerda que “es un peligro bastante grande” y más ahora que está “sin cuidar y sin saberse los puntos peligrosos”. “Faltará que pase algo triste y dramático”, dice, para que se reactive el interés sobre la cárcel, que puntualmente funciona también como “el aparcamiento de un merendero”: los coches se cuelan en el interior de la parcela al no estar acordonada,algo que se vio especialmente en verano.

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Además, alerta del peligro de robos en el interior del inmueble, donde se hicieron unas mínimas obras de mantenimiento para permitir su apertura parcial en 2018. La entidad dirigió un escrito hace unos meses al ICOMOS, el organismo encargado de velar por el mantenimiento adecuado de la Torre de Hércules y su entorno, de momento sin respuesta. “La cárcel no tiene interés para nadie cuando está cerrada, solo interesa cuando está abierta”, lamenta Galán.