El refugio de Tejero en Badajoz que no quiso que fuera un 'museo del 23-F'

El teniente coronel forjó su vida familiar en Badajoz, construyó con sus manos esta vivienda y pidió que su legado en la capital pacense no fuera el de los tiros en el Congreso

Vivienda en el Camino Vijo de San Vicente, en Badajoz.

José Luis Lorido

Vivienda en el Camino Vijo de San Vicente, en Badajoz.

José Luis Lorido

Badajoz - Publicado el

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Antonio Tejero Molina ingresó en la Guardia Civil a los diecinueve años. Tras formarse en la Academia General Militar de Zaragoza, fue promovido a teniente en 1955, con su primer destino en Manresa. Su carrera continuó con destinos en La Cañiza (Pontevedra), Vélez-Málaga y Canarias, hasta ascender a comandante en 1963 y ser destinado a Las Palmas de Gran Canaria.

Posteriormente, fue destinado a Badajoz, donde transcurrió una etapa profesional estable. Durante su estancia en la Comandancia de la capital pacense, construyó una vivienda de dos plantas con un pequeño huerto, dedicándose personalmente a la obra debido a su afición a la albañilería. Tras ser destinado a Málaga, decidió mantener la propiedad, a la que regresaba periódicamente.

Allí cerca de la antiguamente popular y ahora ya desaparecida piscina Florida, se esconde este pequeño chalet que fue mucho más que una casa para su primer dueño. Un refugio, su proyecto personal y el lugar al que, incluso desde la prisión, soñaba con volver. Pero al venderla, el ex teniente coronel de la Guardia Civil impuso una condición inquebrantable: que el nombre de la propiedad no hiciera nunca referencia al 23-F ni a su persona.

Los dias más apacibles

La carrera de Tejero en la Benemérita, como la de tantos Guardias Civiles, fue un viaje por la geografía española. Tras su ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza y su ascenso a teniente, su primer destino fue Manresa. Tras una solicitud denegada para servir en el África Occidental Española, su ascenso a capitán en 1958 lo llevó a La Cañiza (Pontevedra). Después, su hoja de servicios lo trasladaría a Vélez-Málaga, Canarias y Las Palmas, siempre en un ascenso constante que lo llevó a comandante en 1963.

Barriada pacense del Camino Viejo de San Vicente

José Luis Lorido

Barriada pacense del Camino Viejo de San Vicente

Sin embargo, fue su destino a Badajoz el que marcó un antes y un después en su vida personal. Allí vivió lo que muchos describen como los momentos "más apacibles" de su carrera. Crió a sus hijos y, demostrando su gran afición a la albañilería, construyó con sus propias manos aquella casa de dos plantas. Aquel rincón extremeño se convirtió en su hogar verdadero, hasta el punto de que, tras ser destinado a Málaga, decidió mantener la vivienda, a la que volvía en sus periodos de vacaciones.

el golpe

Todo se truncó la tarde del 23 de febrero de 1981. Su irrupción en el Congreso de los Diputados a la cabeza de un grupo de guardias civiles lo convirtió en el rostro de un fallido golpe de Estado. Juzgado y condenado por rebelión militar en 1983, fue expulsado de la Guardia Civil y sentenciado a treinta años de prisión. Cumplió condena en varias cárceles, desde el castillo de la Palma en Mugardos hasta la prisión naval de Cartagena. Fue el último de los implicados en ser liberado, en libertad condicional en diciembre de 1996.

Tejero en el Congreso

Tejero en el Congreso

Lejos de los focos, y a pesar de la notoriedad que le granjearon los tiros en el hemiciclo, Tejero siempre guardó un vínculo emocional con Badajoz. Personas que lo conocieron en la región recuerdan sus otras aficiones: la filatelia, los temas militares y la pintura, una habilidad que desarrolló entre rejas, donde también estudió idiomas y la carrera de Geografía e Historia. Incluso, desde la cárcel, organizó un efímero partido de extrema derecha, Solidaridad Española, con el lema "¡Entra con Tejero en el Parlamento!".

de incógnito

Tras su puesta en libertad, solía visitar Badajoz de incógnito, refugiándose en la discreción de la ciudad que lo acogió. Llegó a manifestar en varias ocasiones que su deseo de ser enterrado aquí, donde se criaron sus seis hijos (uno de ellos sacerdote) y donde nació el menor. Un deseo que contrasta con la imagen pública que forjó para siempre en la historia de España.

Vivienda que fue de Tejero en la capital pacense.

José Luis Lorido

Vivienda que fuera de Tejero, ahora remodelada, en la capital pacense.

La casa, testigo mudo de esa vida en paralelo, fue vendida en 2004. El comprador adquirió un inmueble modesto, hoy rehabilitado, que lleva en su ADN la paradoja de su primer propietario: un hombre que quiso ser recordado por los días tranquilos junto al huerto que él mismo cultivó, pero cuya historia quedó para siempre ligada a cinco horas de asalto a la democracia. Y, en un último gesto de contradicción, Tejero se aseguró de que, al menos, sobre la puerta de su refugio, no pesara esa losa.

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