Los Diez Mandamientos del Cenador de Amós

Jesús Sánchez y Marian Martínez cumplen 30 años al frente de un restaurante que muestra al mundo la cocina del Cantábrico

Marian Martínez y Jesús Sánchez en el Cenador de Amós

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El Cenador de Amós arranca su trigésima temporada que será sin duda la más completa justo en un momento en el que el chef, Jesús Sánchez, goza de los mayores reconocimientos tras recoger este año el Premio Nacional de Gastronomía.

Todo empezó hace 30 años, en un pequeño pueblo del norte de España, Villaverde de Pontones. allí, dos jóvenes, Jesús y Marián abrían, por el mes de junio, el Cenador de Amós. Ella tenía 20 años, natural de Santander y nunca había trabajado en hostelería. Jesús era un joven de 28 años que ya trabajaba como jefe de cocina en el Molino de Puente Arce, un restaurante que ya apuntaba maneras en la cocina española.

Dos años después de la apertura, en 1995, llegó el reconocimiento de la Guía Michelin con la primera estrella y “un brillo que su equipo ha sabido mantener intacto hasta hoy”. Tanto es así que el Cenador de Amós cuenta, actualmente, con Tres Estrellas Michelín y Tres Soles Repsol.

La cocina de Jesús es la cocina del Cantábrico. Una cocina de esencia y memoria, basada en la materia prima cántabra en continuo diálogo con su origen y su formación en la cocina vasca y francesa. Una propuesta gastronómica que navega entre el mar y la montaña.

Para esta temporada se prepara una revisión de platos icónicos como la 'Tortilla de Amós', el 'Perfecto de foie caramelizado, esfera de mango y nueces macadamia', el ‘Bocado de ensaladilla, patata violeta y caviar’ o la ‘Brocheta de sarda ahumada, caviar y alcachofa encurtida’ incluidos en la propuesta gastronómica en formato de pequeños bocados. Eso sí, con la intención de ser todo nuevo.

plato

Uno de los platos del Cenador de Amós en esta nueva temporada

Éxito y reconocimiento al que ayudan sus 'diez mandamientos'.

Honrarás la cocina de tu madre y de tu abuela. Porque ellas nos enseñaron a crear amor con cada plato. Que los fogones son la base del hogar... Y el hogar de la familia. Y de ellos salen esas recetas mágicas que nos unen y acompañan durante toda nuestra vida; los recuerdos que nos confortan y los consejos que nos guían.

Perfeccionarás las cosas. Porque siempre, siempre, siempre se pueden hacer las cosas un poco mejor. Y mejor significa hacerlas más esenciales, más sutiles, más sofisticadas, y más humanas. Y mejorar requiere esfuerzo, curiosidad, pasión, un poco de sabiduría. Y cuando mejoras, todo alrededor se eleva y nos hace sentir un poco más felices.

Buscarás los mejores proveedores e ingredientes. Y los cuidarás. Porque solo con algo bueno se puede hacer algo mejor. Porque creemos en la excelencia que se ve y en la que no se ve. Porque de lo ordinario no se puede crear lo extraordinario.

Apoyarás a tu equipo. Porque son ellos los que hacen todo posible. Los que se desviven perfeccionando las cosas. Son ellos los responsables de que tú – querido cliente – te sientas un poco más cerca del cielo cada vez que vienes a Amós. Porque nuestro equipo es nuestra familia y la familia es siempre lo más importante.

Dejarás un mundo un poco mejor. Un poco más sostenible. Utilizarás productos de tu huerta, minimizarás los desechos, separarás las basuras, instalarás fuentes renovables de energía… y devolverás la que te sobre a la comunidad.

Disfrutarás con los cinco sentidos. Porque hay artes que se disfrutan con uno o con dos. Y está bien. Pero hay pocos; muy pocos – casi ninguno – en los que lo hacemos con todos a la vez: caminar por un palacio, el tacto del mantel recién planchado; la textura, el color, las formas y sabores de recetas hechas con sabiduría y cariño; el olor a masa madre y a café; las conversaciones con los amigos y el silencio del jardín. Y cuando disfrutas con los cinco sentidos, eso no se olvida. Nunca.

Celebrarás tus éxitos. Porque pensamos que en esta vida todo el mundo tiene derecho a darse una palmada en la espalda. Porque las pequeñas (y las grandes) conquistas deben hacerse memorables. Porque hay un tiempo para trabajar y otro para celebrar. Porque la vida está hecha de esos momentos.

Devolverás los favores. Porque es de bien nacido ser agradecido. Porque los favores se devuelven en compañía. Porque los detalles son importantes. Porque – no te olvides - al final el amor que das es equivalente al que recibes.

Conversarás. Porque alrededor de una buena mesa no se habla. Se conversa. Y para conversar hay que dejarse llevar, disfrutar, escuchar y después abrir el corazón. Y cuando se conversa, se entiende y cuando se entiende se buscan soluciones.

Y volverás sobre todas las cosas. Porque lo bueno hay que repetirlo. Porque cada día, cada persona, cada conversación, cada momento… y cada experiencia son irrepetibles. Y cada vez te gustará más.

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