Alumalsa, la huella industrial que marcó Zaragoza durante más de siete décadas y que ya tiene un proyecto de futuro
Esta fundición de aluminio fue uno de los motores industriales de Zaragoza. La fábrica cerró y los terrenos han estado bloqueados durante casi 40 años. Ahora, ya tienen un nuevo destino

Terrenos de la antigua fábrica de Alumalsa en Zaragoza
Zaragoza - Publicado el
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Durante décadas, el nombre de Alumalsa resonó como sinónimo de industria y empleo en Zaragoza. Fundada en 1946, la planta de Aluminio y Aleaciones S.A. nació con la misión de impulsar la fundición de aluminio en una ciudad que empezaba a perfilar su tejido metalúrgico. En sus inicios, la fábrica se asentó en el barrio de San José, junto al Canal Imperial, un enclave que se convirtió en el corazón de la producción durante buena parte del siglo XX.
Las naves y talleres de la vieja factoría dieron trabajo a cientos de vecinos y fueron testigo del auge de la automoción en España. Con el paso de los años, Alumalsa orientó su actividad a la fabricación de componentes para coches y maquinaria pesada, convirtiéndose en un referente de la fundición de aluminio a nivel nacional.
En 1978, la empresa se trasladó a una nueva planta en Cartuja Baja, más amplia y adaptada a los estándares de la industria moderna. Aquellas instalaciones ocuparon más de 20.000 metros cuadrados y acogieron líneas de producción automatizadas, hornos de fundición y zonas logísticas que reflejaban el salto tecnológico de la época. Desde allí, la compañía —posteriormente integrada en grupos internacionales como Linamar— siguió fabricando piezas de precisión para frenos, motores y estructuras metálicas destinadas a grandes marcas de automoción.

La fábrica de Alumalsa, actual Linamar, en la Cartuja
Pese a sus años de prosperidad, los últimos tiempos estuvieron marcados por reestructuraciones y recortes de plantilla que simbolizaron el declive de una era industrial. Alumalsa dejó atrás no solo su viejo solar de San José, sino también parte de la identidad obrera que marcó la vida de generaciones de zaragozanos.
En sus instalaciones de La Cartuja, Alumalsa ha pasado a denominarse Linamar, mientras que los terrenos que ocupó en el barrio de San José han quedado bloqueados durante 4 décadas. En parte de ellos se construyó el Centro Deportivo Municipal José Garcés, pero otra gran parte se quedó en el olvido siendo simplemente un descampado que los vecinos destinan al aparcamiento de vehículos.
El futuro del solar: viviendas donde antes hubo humo y acero
En el solar original de la fábrica, en pleno barrio de San José, el silencio de las máquinas dará paso pronto al sonido de las grúas. El Ayuntamiento de Zaragoza ha impulsado la construcción de más de un centenar de viviendas en los terrenos que antaño albergaron la fundición, en una operación urbanística que ha despertado tanto expectación como debate vecinal.
Así, el Gobierno de Zaragoza adjudica los suelos de la antigua Alumalsa por 9 millones de euros e impulsa calles y equipamientos por 11 millones de euros. La empresa Residencial del Canal SL podrá elevar 106 viviendas en dos parcelas de San José cercanas al Canal Imperial. La zona se dividirá en dos parcelas: una con 62 pisos en la calle Neptuno con vivienda libre y otra con 44 viviendas en la Calle Santa Gema. Se habilitarán zonas verdes en el entorno.
Lo que durante décadas fue un símbolo del trabajo industrial se prepara ahora para convertirse en un nuevo espacio residencial, cerrando así un ciclo de historia local en el que el metal fundido dejará paso al ladrillo y la vida cotidiana de una nueva generación de zaragozanos.




