Ana, ganadera: "Tener a las gallinas encerradas les crea ansiedad y ponen menos huevos al día"
El Ministerio de Agricultura decreta el confinamiento de todas las aves de corral en España para frenar el avance de la gripe aviar, afectando a la producción

Teruel - Publicado el
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El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha decretado el confinamiento obligatorio de todas las aves de corral que se crían al aire libre en España. La medida, que entró en vigor este jueves, busca reforzar la prevención frente a la gripe aviar ante el aumento del riesgo de expansión. La orden ministerial se extiende a todas las explotaciones, incluidas las ecológicas, las de autoconsumo o las que venden directamente al consumidor, prohibiendo que los animales permanezcan en el exterior.
Una decisión drástica que se adelanta a los acontecimientos
La decisión de ampliar el confinamiento a todo el territorio nacional se produce tras la elevación del riesgo de entrada de la enfermedad en España durante la última semana. En la provincia de Teruel, la ganadera Ana Andreu, de la granja Oriche en Allueva, ya había tomado precauciones hace más de dos semanas. "En cuanto empezó a haber rumores de que encontraron grullas muertas en la laguna de Gallocanta, decidí meterlas dentro", explica Andreu, quien agradece haber sido precavida tras confirmarse el positivo en la zona.
Sus gallinas, acostumbradas a estar en libertad desde las diez y media de la mañana hasta el anochecer, han sufrido las consecuencias del encierro. "Están todas súper sanas", asegura la ganadera, pero el cambio les ha provocado un fuerte estrés.
El estrés y la caída de la producción
El confinamiento ha tenido un impacto directo en el bienestar y la productividad de las aves. "La primera semana fue la peor. No entendían muy bien qué era lo que pasaba, solo querían salir, se quejaban mucho", relata Ana Andreu. El nerviosismo fue tal que, según cuenta, "empezaron a perder pluma del estrés que tenían".
Empezaron a perder pluma del estrés que tenían"
Esta situación se ha reflejado en una drástica caída de la producción de huevos. De una media de "entre 800 y 900 huevos diarios" que recogen de sus 1.000 gallinas, la cifra se desplomó a "unos 400 o 500 huevos" durante la primera semana. Aunque la situación mejora lentamente y ahora recogen unos 600, todavía no se han recuperado los niveles normales.
Consecuencias económicas y adaptación
La caída en la producción amenaza con repercutir en el precio final del producto. De momento, Ana Andreu intenta "mantener todo lo que puedo" el precio, consciente de la situación económica general. "El huevo me parece que es un producto que está en todos los hogares", afirma, pero admite que "inevitablemente en algún momento algo repercutirá", pendiente también de la evolución del precio del pienso.
Intento mantener el precio todo lo que puedo"
La ganadera compara la situación de sus gallinas con el confinamiento por la covid en humanos. "Cuando nos confinaron, pues lo mismo, estábamos en casa pero [...] a veces estás más irresistible", comenta. A pesar de que la nave es grande y tienen espacio, la falta de libertad genera roces. Sin embargo, espera que en "15 días" o un mes, las gallinas estén totalmente adaptadas y la producción vuelva a la normalidad.
En cuanto a la calidad del huevo, Andreu aclara que no se ve afectada, ya que la base de la alimentación, un pienso basado en cereales, sigue siendo la misma. Lo único que pierden es el complemento que obtienen al aire libre, como "comer sus bichitos, sus hierbas".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




