La ciudad de Suiza donde quemaron vivo a Miguel Servet le rinde homenaje 500 años después: "Es una parte dolorosa de nuestra historia"
Servet, considerado actualmente un pionero en el campo de la medicina, levantó polémica con sus pensamientos en el S.XVI

Miguel Servet
Huesca - Publicado el
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Ginebra ha dado un paso más para reconocer y honrar la figura de Miguel Servet, aragonés que fue quemado vivo en esta ciudad suiza en el año 1553. Miguel Servet, médico, teólogo y humanista español, fue quemado vivo en Ginebra acusado de herejía.
Sus ideas teológicas desafiaron tanto a la Iglesia católica como a los reformadores protestantes. Tras haber sido condenado a muerte por la Inquisición francesa, cayó prisionero en Ginebra, donde Juan Calvino, con quien mantenía una larga disputa doctrinal, impulsó su juicio. Su pensamiento fue considerado una amenaza al orden espiritual y social, lo que selló su trágico destino en la hoguera.
Más allá de su dramático final, Miguel Servet dejó una huella profunda en la historia del pensamiento y la ciencia. Fue un pionero en el estudio de la circulación pulmonar de la sangre, adelantándose en más de medio siglo a William Harvey. Explicó que la sangre pasaba del ventrículo derecho del corazón al izquierdo a través de los pulmones, donde se mezclaba con el aire, en lugar de hacerlo directamente por un supuesto 'agujero' en el tabique cardíaco, como sostenía Galeno desde la Antigüedad. Este hallazgo sentó las bases para comprender la circulación mayor del sistema cardiovascular.
Servet también fue un estudioso de la anatomía, la fisiología y la farmacología, formándose en París junto a algunos de los médicos más influyentes del siglo XVI. Defendió la importancia del conocimiento directo del cuerpo humano a través de la disección.

Placa Servet en Ginebra
Fue además, un defensor del libre examen de la fe y la libertad de conciencia, principios que más tarde inspirarían al humanismo y al pensamiento ilustrado. Su obra Christianismi Restitutio sintetizó su intento de reconciliar razón, ciencia y religión, convirtiéndolo en una de las figuras más valientes y visionarias del Renacimiento europeo.
Un símbolo contra la intolerancia
El consistorio suizo ha reconocido que el trágico final de Servet en Ginebra, instigado por Juan Calvino en 1553, "ha marcado notablemente la historia de Ginebra". Tras ser juzgado y condenado a muerte por herejía, fue quemado vivo en la hoguera, convirtiéndose en "un símbolo de la intolerancia religiosa" y su ejecución, en "un momento trágico pero crucial de la historia de la libertad de pensamiento".

Alcalde Ginebra, Alfonso Gómez en el acto de inauguración de la nueva placa en escultura de Servet
Servet nació en la localidad oscense de Villanueva de Sijena aunque él, para evitar represalias a su familia, siempre le cambió el nombre por Villanueva de Aragón.
Ginebra inauguró un monumento de Servet en 1903, cerca del lugar de la hoguera, como forma de disculpa y homenaje. No fue hasta 2011, gracias al impulso del historiador oscense José María Adell, cuando se añadió una placa que indicaba "Villanueva de Aragón" como su lugar de nacimiento. Ahora, y coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, el pasado 29 de septiembre, la ciudad suiza celebró un acto para inaugurar una nueva placa epigráfica a los pies de la estatua del humanista, en la que se inscribe Villanueva de Sijena como su patria natal.
Un acto de memoria histórica en recuerdo de miguel servet
En el acto de inauguración de la nueva placa han estado presentes el alcalde de la ciudad, Alfonso Gómez; el cónsul de España en Ginebra, Luis Fernández Cid, y el historiador José María Adell. Las autoridades locales afirmaron que "rendir homenaje a Servet es reconocer una parte dolorosa pero importante del pasado ginebrés" y celebrar valores como la tolerancia y la libertad de expresión.
No debemos repetir jamás los errores del pasado, ilustrando los peligros del fanatismo y la importancia de la libertad de expresión"
Alcalde de Ginebra
Este gesto, añadieron, es también "una llamada a no repetir jamás los errores del pasado, ilustrando los peligros del fanatismo y la importancia de defender las ideas y la libertad de expresión".
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