Beber matcha cada día: mitos, verdades y lo que la ciencia revela sobre sus efectos en tu cuerpo

El té matcha, una variedad de té verde en polvo de origen japonés, ha conquistado las redes sociales y las cafeterías del mundo. Se le atribuyen múltiples propiedades: mejora de la concentración, reducción del estrés, apoyo al sistema inmunológico e incluso beneficios antienvejecimiento. Pero, ¿qué dice realmente la ciencia sobre lo que ocurre en nuestro organismo cuando se consume matcha a diario?

A diferencia del té verde convencional, el matcha se produce a partir de hojas de Camellia sinensis cultivadas a la sombra durante las últimas semanas antes de la cosecha. Este método estimula la producción de clorofila, aminoácidos y antioxidantes, lo que da como resultado un perfil nutricional más potente. Tras la cosecha, las hojas se secan, se desvenan y se muelen hasta obtener un polvo fino de color verde intenso.

Una fuente única de energía sin picos ni caídas  

Uno de los principales motivos por los que muchos consumidores cambian el café por el matcha es su efecto energético más equilibrado. Aunque contiene cafeína —alrededor de 35 mg por taza frente a los 90-120 mg del café—, su absorción es más lenta gracias a la presencia de L-teanina, un aminoácido que modula los efectos estimulantes de la cafeína.

Estudios como el publicado en Nutrients (2017) han demostrado que la combinación de cafeína y L-teanina mejora la atención sostenida y la función cognitiva sin provocar el nerviosismo o los picos de ansiedad que puede generar el café en personas sensibles.

Antioxidantes que podrían proteger tu cerebro  

El matcha es rico en catequinas, especialmente epigalocatequina galato (EGCG), un antioxidante que ha sido objeto de numerosas investigaciones por su potencial para reducir la inflamación, combatir el daño celular y proteger contra enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.

Un estudio del Journal of Medicinal Food (2019) concluyó que los compuestos del té verde, y en especial del matcha por su concentración, podrían tener un efecto protector sobre las neuronas, al reducir el estrés oxidativo y mejorar la plasticidad cerebral. ¿Es seguro consumirlo todos los días?

Aunque el consumo moderado de matcha se considera seguro para la mayoría de las personas, los expertos coinciden en que no debe tomarse en exceso. Beber entre una y dos tazas diarias parece ser el punto óptimo para beneficiarse de sus propiedades sin incurrir en riesgos.

El principal inconveniente está relacionado con el contenido de taninos, que pueden interferir en la absorción del hierro no hemo (el presente en alimentos vegetales). Por este motivo, los especialistas recomiendan tomar matcha entre comidas y, si se sigue una dieta vegetariana o baja en hierro, acompañarlo de alimentos ricos en vitamina C, que facilitan la absorción del mineral.

Además, dado que el matcha en polvo se consume entero (no se infusiona y desecha como el té tradicional), puede contener trazas de metales pesados o pesticidas si no proviene de cultivos orgánicos y controlados. Elegir un matcha de calidad ceremonial, preferiblemente certificado, es clave para evitar contaminantes. 

¿Quiénes deberían evitarlo?  

Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia deben moderar el consumo de cafeína, por lo que el matcha debe ser ingerido con cautela. Personas con trastornos del sueño o ansiedad también deberían controlar su ingesta, sobre todo en la tarde o noche.

Asimismo, quienes toman medicación anticoagulante (como warfarina) deberían consultar con su médico antes de incorporar matcha a su dieta, ya que sus altos niveles de vitamina K pueden interferir con el tratamiento. Conclusión: ¿matcha como hábito saludable?

Incorporar té matcha de forma diaria puede ser un hábito beneficioso si se hace con conocimiento y moderación. Su perfil nutricional, su capacidad para mejorar la concentración sin agitar el sistema nervioso, y sus antioxidantes lo convierten en una excelente alternativa al café para muchas personas.

No obstante, como ocurre con cualquier alimento funcional, no se trata de una bebida milagrosa. Su eficacia depende del contexto general de la dieta, del estilo de vida y de la calidad del producto consumido. En el equilibrio y la información está la clave.