Vivimos en una sociedad en la que por una causa o por otra, cada vez, hay más personas afectadas por algún "síndrome" que, como define la RAE, es "un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o un estado determinado".

Hace unos días, todos (en especial los muchísimos seguidores de Justin Bieber), hablábamos del Síndrome de Ramsay Hunt una enfermedad que había provocado una parálisis parcial de la mitad de la cara al cantante canadiense debido a un herpes zóster. El Síndrome de Asperger o autismo se hizo más visible, pese a ser una enfermedad que padecen millones de personas en el mundo, por sufrirlo la joven activista sueca Greta Thumberg o sin pasar por alto el gran número de personas que conviven cada día con algún tipo de TOC (trastorno obsesivo compulsivo).

Con la pandemia y el aislamiento absoluto, que supuso para muchas personas que viven solas, el confinamiento ha surgido un síndrome que hasta ahora, era sobre todo conocido en la sociedad japonesa, el Síndrome de Hikikomori.

¿Qué causa el Síndrome Hikikomori?

"Hikikomori" es un término japonés que sirve para referirse a la elección de ciertas personas de apartarse de la vida social, aislarse, buscando el aislamiento extremo. El término deriva del verbohiki, que significa "retroceder", y la palabra komoru, que se traduce como "entrar". Es un trastorno psicológico que afecta más a los hombres y, en especial, a los hombres jóvenes y adolescentes.

Detrás de esta enfermedad hay un alto grado de decepción: desengaño familiar, timidez extrema y rechazo social o bullying que llevan a la persona que lo padece a apartarse de todo, recluirse entre cuatro paredes, en su habitación y salir en escasas ocasiones y siempre de noche, de ahí que se les puede comparar con un topo.

Los doctores Mario de la Calle Real y María José Muñoz Algar (del Instituto Psiquiátrico Montreal en Madrid) aclaran en "Hikikomori: el síndrome de aislamiento social juvenil" que "el trastorno afecta de manera primordial a adolescentes o jóvenes que se aíslan del mundo, encerrándose en las habitaciones de casa de sus padres durante un tiempo indefinido, pudiendo llegar a estar años enclaustrados. Rechazan cualquier tipo de comunicación y su vida comienza a girar en torno al uso de Internet y de las nuevas tecnologías. Dicho fenómeno ha emergido en muchos lugares con entornos socioeconómicos contemporáneos, incluyendo un sistema educacional rígido, oportunidades de empleo irregulares y el uso extendido de internet y juegos online".

Por ello, los psiquiatras alertan de la necesidad de "detectar a dichos jóvenes y promover su integración en el propio rol social, que consigan volver a la escuela y al mercado laboral para reintegrarlos en la sociedad" como uno de los objetivos principales a nivel psicosocial para poder ayudarles y subrayan la necesidad de intervenir de manera "temprana, de forma exhaustiva y multidisciplinar", debido a lo controvertido del tema.

A qué signos debemos estar atentos para detectar el Síndrome Hikikomori

Ya que es un trastorno psíquico que está afectando mucho a los jóvenes de hoy en día, los padres deberían estar muy atentos a estos síntomas que les pueden alertar:

-No tienen amigos

-Están tristes, deprimidos, presentan cuadros de ansiedad

-Abandona todos los hábitos saludables: higiene y ejercicio

-Se aisla en su habitación para evitar cualquier forma de presión

-Cierra la habitación con llave y no sale del habitáculo durante un largo periodo de tiempo

-Duerme por el día y está en vigilia por la noche con el ordenador o la televisión, sus únicas referencias de lo que ocurre fuera de su mundo

Los expertos del Instituto Psiquiátrico Montreal señalan que el hecho de que este comienzo del aislamiento se produzca en la adolescencia se debe a "la relación con la crisis de identidad de los adolescentes". Además de este hecho, este síndrome tiene características muy claras que se repiten:

• Aparece típicamente en varones
• La prevalencia de estos casos está incrementándose en países desarrollados de altos ingresos
• Son personas que evitan todas las actividades sociales. Es posible que tengan amigos cercanos, pero son relaciones pasivas o indiferentes
• Escapan de la realidad a un mundo cerrado o virtual. Tienen miedo al rechazo o a la crítica y presentan una importante fragilidad psicológica
• Son personas que invierten mucho tiempo en actividades solitarias sin hacer ningún esfuerzo por mantener relaciones interpersonales
• Se aíslan en sus habitaciones, ven la televisión, juegan al ordenador, a videojuegos, leen libros o manga, etc. A veces tienen el ritmo sueño-vigilia invertido y no se asean
• Son asociales pero salen. La gente piensa que estos jóvenes no salen de casa, pero solo el 27 % de jóvenes en Japón no lo hacen. Algunos salen regularmente a lo largo del día, van a la escuela o al trabajo, escondiendo su condición de aislamiento social, pero de hecho pasan su tiempo andando sin rumbo o subiéndose a trenes
• Es frecuente que se haya producido un sobreprotección por parte de su familia. La privación de la autonomía del niño restringe su desarrollo psicosocial
• Por otro lado se ha visto que afecta a hijos cuyos padres tienen elevadas expectativas y están sometidos a una elevada presión académica

Tratamiento psicológico

Como en otros muchos padecimientos, el tratamiento puede llegar tarde porque al paciente le da vergüenza reconocer lo que le está pasando y no pide ayuda. "La culpa y la vergüenza que experimentan las familias y que les provoca una fuerte resistencia a la hora de pedir ayuda, así como a la naturaleza de la propia enfermedad, consistente en un retiro de la vida social, se une una evidente falta de conocimiento y de conciencia de la gravedad" señalan los psiquiatras De la Calle Real y Muñoz Algar.

Para estos enfermos, el principal objetivo es conseguir "promover la integración en su propio rol social, que consigan volver a la escuela -concienciando a los profesores de la necesidad de cuidar de los estudiantes que se ausentan de las clases-, y al mercado laboral para reintegrarles en la sociedad (...) Las actividades grupales y de apoyo ofrecen oportunidades a estos jóvenes para socializarse con otras personas". La psicoterapia y la psicoayuda también son fundamentales.

El Síndrome se detectó en gran número de casos en Japón y se asocia a la cultura exigente, competitiva e individualista nipona, pero, sin embargo, se ha extendiendo como una pandemia al resto del mundo. Según estudios psiquiátricos se están detectando casos significativos en Omán, India, Italia, Estados Unidos, Corea y España.