A tres días de que comience la feria taurina de San Isidro en la plaza de Las Ventas, una decena de activistas de las organizaciones por la defensa de los animales AnimaNaturalis y CAS International se han manifestado este domingo semidesnudos en la Plaza Mayor de la capital para reclamar "un San Isidro sin toros".

Vestidos con ropa interior negra y flanqueados por carteles con lemas antitaurinos, los activistas han permanecido tumbados sobre capotes en el suelo adoquinado de la plaza con la intención de "ponerse en la piel de los toros".

Entretanto, un centenar de manifestantes han acompañado la acción y han coreado lemas como "tauromaquia abolición" o "la tortura no es arte ni cultura".

"San Isidro (patrón de Madrid) es la celebración de la identidad madrileña. Es llenar las calles con encuentros, comida, brindis y música. Es recordar de dónde venimos y soñar por un futuro construido en comunidad... lugar ocupa en esto la tauromaquia?", considera el coordinador de AnimaNaturalis en España, Jaime Posada, en una nota de prensa.

"Los valores que celebramos son aquellos que nos hacen sentir orgullo y queremos compartir con alegría", sostiene Posada, quien se pregunta por qué manchar eso "con la vergüenza de seguir torturando animales por mera diversión".

El portavoz de AnimaNaturalis critica las subvenciones de la Comunidad de Madrid al sector taurino, que incluyen para 2023, según Posada, "una partida de 6,3 millones de euros para asuntos taurinos, un 110 % más que el año anterior, mientras que en Sanidad y Educación solo es de 11,4 % y 9,1 %".

Según datos del Ministerio de Cultura citados por ambas organizaciones animalistas, el número de espectáculos taurinos en plaza ha mantenido un descenso sostenido desde 2015 en adelante.

"Solo el 8 % de la población asistió a algún espectáculo taurino en el período de 2018-2019. Solo el 5,9 % de ellos acudió a una corrida de toros, novillos o rejones en plaza y una quinta parte de todos los asistentes lo hizo con entrada gratuita", añaden.

Calculan que más de 9.000 toros morirán y más de 50.000 serán alquilados para ser explotados en festejos populares, cuyo destino será la muerte, este año o los siguientes.

Señalan que mientras la mayoría de los espectáculos taurinos se concentran en las provincias de Madrid, Toledo, Salamanca, Ávila y Cuenca, Cataluña y Canarias consideran abolidas las corridas de toros y en Asturias también se ha dejado de celebrar este tipo de espectáculos por la negativa de Gijón a permitirlas.

En Baleares se aprobó normativa en 2017 para seguir los pasos del resto de las comunidades autónomas que han prohibido la tauromaquia, pero el Tribunal Constitucional frenó este "avance", según los animalistas, a petición del Gobierno de Mariano Rajoy, quien ya había declarado la lidia como patrimonio cultural en 2013.

Por último, en Galicia también las corridas de toros están desapareciendo, ya que solo en Pontevedra se continúan haciendo.