El reto al que se enfrentan los jóvenes de cara a la vuelta al cole: sus propios dispositivos móviles
El estrés digital, según los expertos, afecta directamente al rendimiento académico de los estudiantes más jóvenes, lo cual se traduce en menor concentración y más distracciones

El uso de dispositivos móviles por parte de adolescentes repercute negativamente en ellos.
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El uso intensivo de las redes sociales y dispositivos móviles está provocando un fenómeno cada vez más evidente entre adolescentes: el estrés digital, una condición que, según expertos, disminuye la capacidad de concentración, incrementa los errores y repercute directamente en el rendimiento académico.
Guillermo Cánovas, director del Observatorio para la Promoción del Uso Saludable de la Tecnología y exdirector del Centro de Seguridad en Internet para menores en España, alerta de que los estudiantes de segundo y tercero de la ESO son los más vulnerables a este deterioro debido a la neuroplasticidad cerebral: el cerebro de los jóvenes está en pleno desarrollo y la exposición constante a estímulos digitales fomenta hábitos cognitivos poco saludables.
Multitarea falsa y pérdidas de tiempo
Cánovas destaca que lo que muchos llaman "multitarea" al estudiar con el móvil cerca —alternando entre leer apuntes y consultar redes— es, en realidad, una trampa cognitiva.

Estudiar con el teléfono móvil cerca de los jóvenes puede resultar en una trampa cognitiva.
Este patrón provoca tres consecuencias principales:
- Pérdida de entre el 30% y el 40% del tiempo total de estudio.
- Incremento de los errores en un 50%.
- Una sobrecarga cognitiva que entrena al cerebro para memorizar solo a corto plazo.
Además, interrumpir una actividad para contestar un mensaje o revisar un vídeo no solo corta la concentración: retomar la tarea inicial puede tardar hasta un 40% más de lo previsto, y con un rendimiento más lento.
Los datos del Primer Observatorio de Hábitos Digitales en menores son igualmente preocupantes: más del 20% de niños y niñas manifiestan ansiedad cuando se les limita el uso del móvil, y el 38% de las familias considera que el uso digital ha perjudicado el rendimiento escolar de sus hijos.
CÓMO IDENTIFICAR EL ESTRÉS DIGITAL

El estrés digital, a menudo, se relaciona con una fuerte dependencia a los dispositivos electrónicos.
Identificar el estrés digital no se limita a contabilizar las horas frente a una pantalla. Según Cánovas, podemos destacar varios síntomas:
- Desarrollo de tolerancia, es decir, la necesidad de consumir contenidos más intensos o de mayor estímulo.
- Conectividad permanente, incluso miedo a perderse lo que ocurre en el entorno digital (FOMO digital).
- Síndrome de abstinencia, que provoca malestar o incluso sufrimiento cuando se apaga el dispositivo.
Cánovas insiste en que la falsa multitarea y la hiperconectividad no solo afectan al aprendizaje, sino también a la salud global del adolescente, alterando patrones de sueño, ánimo y relaciones sociales.
Experimentos sin móvil: una lección para docentes y familias
Para combatir este problema, en el Colegio Virgen del Prado (Ciudad Real) se ha llevado a cabo durante tres años una experiencia educativa: una semana entera sin teléfonos móviles entre estudiantes de los últimos cursos de Primaria y toda la Secundaria.

Una semana sin móvil: excursiones, actividades al aire libre y deporte.
La iniciativa registró reacciones muy variadas. En un primer momento, surgió agobio e inquietud en buena parte del alumnado, algo que, según el experto, evidencia la dependencia que existe. Sin embargo, en cursos superiores como 4º de la ESO y Bachillerato, algunos estudiantes llegaron a cerrar perfiles en redes sociales o apartar voluntariamente el teléfono para estudiar.
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"Esta toma de conciencia es fundamental, pero requiere la implicación de las familias. Hay adolescentes que, simplemente, no pueden dejar el móvil", lamenta Cánovas.
Para afrontar el estrés digital, el consejo de los expertos es trabajar sobre los “estresores”: identificar aquellas situaciones o aplicaciones que generan interrupciones y aprender a terminar una tarea antes de pasar a otra.
Además, la actividad física —especialmente la aeróbica— contribuye a la producción de oxitocina y ayuda a regular el sueño, uno de los grandes afectados por el uso constante de pantallas.