¿Puede la inteligencia artificial calcular cuál es la edad real de mi cuerpo?

De cuidarnos depende que, pese a nuestra edad, el cuerpo esté en mejor o peor estado

¿Puede la inteligencia artificial calcular cual es la edad real de mi cuerpo?

Fernando Díez

Publicado el

3 min lectura

La edad que dicta el calendario no siempre coincide con la que refleja el organismo. Una persona puede tener 40 años de vida, pero un corazón de 50 y unos pulmones de 35. El concepto de "edad biológica" intenta medir ese desfase y, en los últimos años, se ha convertido en un terreno fértil para la investigación médica. Ahora, la pregunta es si la inteligencia artificial (IA) puede ayudarnos a calcular con precisión cuál es la edad real de nuestro cuerpo.  

La respuesta corta dice que, en parte, sí. Los avances en algoritmos capaces de procesar grandes cantidades de datos biomédicos están permitiendo elaborar modelos que ofrecen estimaciones cada vez más ajustadas. Sin embargo, aún existen limitaciones técnicas, éticas y médicas que impiden convertir estas herramientas en una verdad absoluta.  

 Edad cronológica versus edad biológica   

La edad cronológica es la edad que tenemos realmente, dicho de otro modo, la que decimos cuando nos preguntan y no nos apetece mentir. La biológica, en cambio, se define por el estado de funcionamiento de nuestros órganos y células. Factores como la genética, la alimentación, el ejercicio, el sueño o el nivel de estrés, este último es un factor muy importante, como todo lo relativo a la salud mental, aceleran o ralentizan el desgaste del cuerpo.

Durante décadas, la ciencia ha buscado marcadores para estimar esta diferencia: la longitud de los telómeros (estructuras que protegen los extremos de los cromosomas), la capacidad pulmonar, la fuerza muscular o el estado del sistema inmunitario. El problema es que cada indicador ofrece solo una parte de la historia. Ahí es donde entra la inteligencia artificial

 Lo que aporta la inteligencia artificial   

Los sistemas de aprendizaje automático pueden analizar simultáneamente millones de variables que un equipo de personas, por muy especializadas que estén en la materia, no lograría manejar en tiempo razonable. En el campo de la biomedicina, esto se traduce en la capacidad de relacionar pruebas de laboratorio, por ejemplo, con imágenes médicas, historiales clínicos y hábitos de vida para trazar un mapa más completo de nuesto envejecimiento

Un ejemplo es el uso de algoritmos entrenados con resonancias magnéticas cerebrales. Varios estudios han demostrado que la IA puede detectar patrones asociados con la pérdida de volumen en ciertas regiones del cerebro y, a partir de ellos, estimar la edad "neurológica" de una persona. Dicho lo cual, para obtener esta estimación, hay que estar dispuesto a hacerse una resonancia, que no suele ser una experiencia demasiado atractiva. Otro caso es el análisis de imágenes faciales: algunas aplicaciones ya utilizan redes neuronales para evaluar arrugas, manchas o firmeza de la piel y proyectar una edad aproximada de la dermis.

Más prometedores aún son los modelos basados en datos epigenéticos, es decir, en las modificaciones químicas que regulan la expresión de los genes. Estos "relojes epigenéticos", afinados mediante algoritmos, ofrecen estimaciones de la edad biológica con márgenes de error relativamente bajos.

Con lo que lo más correcto es afirmar que, con los estudios realizados hasta ahora en una mano, se puede decir que la inteligencia artificial puede acercarse, en definitiva, a conocer el estado de nuestra salud física. No por fuera, sino también por dentro, donde está lo importante. 

Visto en ABC

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