La inflación y la falta de materiales (sobre todo los famosos microchips) ha hecho que la venta de vehículos nuevos haya caído drásticamente porque los precios han subido, y además los automóviles que se venden tardan varios meses en ser entregados. Todos esos motivos desincentivan a aquellos que habían pensado adquirir un coche nuevo y también, desde luego, el hecho de que el combustible ha adquirido precios imposibles.

Está ahí la opción de adquirir un vehículo eléctrico o híbrido, pero el inconveniente del precio sigue siendo igual y además tienen el handicap no menor de que la autonomía es reducida y el mapa de estaciones de recarga todavía es bastante escaso en España.

Razones todas estas que están haciendo que en estos tiempos de crisis se vuelva la mirada hacia el mercado de segunda mano y que los automóviles de ocasión se hayan convertido en la opción más acertada para muchos conductores porque ahorran dinero sin que ello implique comprar un coche de menor calidad ni tampoco peores prestaciones.

La recomendación principal para la compra de un vehículo de segunda mano es buscar la mejor relación calidad-precio. Elegir la opción más económica puede salirnos caro si viene dada por el mal estado del vehículo o por la ausencia de garantía; aunque tampoco lo más caro es necesariamente lo mejor, porque puede ser posible encontrar lo mismo o muy parecido a un precio más razonable.

Es preciso tomar en consideración que el estado de un coche de segunda mano no solo dependerá de los años que tenga y kilómetros recorridos, sino que también va a influir la forma de conducción de su anterior propietario, el uso que haya tenido (en ciudad, carretera, autopista…), y su mantenimiento, es decir, si ha sido revisado o reacondicionado por profesionales o, por el contrario, ha pasado de una mano a otra tal cual. Y toda la información que podamos obtener sobre estas cuestiones es fundamental para decidir la compra.

Hay casos en los que un buen coche usado cuesta hasta un 50% menos que uno nuevo, incluso menos y, por tanto, sus ventas se han disparado creciendo hasta el 130% durante el último año, si bien empiezan a ralentizarse porque también en este sector la crisis está incidiendo, pero está muy lejos de lo que ocurre con el mercado de los vehículos nuevos.

La prueba que recomiendan pasar

Con todos estos datos encima de la mesa, es importante que el comprador se 'asegure' si ocurre algo en los meses posteriores a la compra. Si el coche es comprado en una tienda de ocasión, están obligados por ley a dar una garantía de un año. Por tanto, es la propia empresa la que se tiene que asegurar que todo está en perfecto estado.

En el caso de que la compra se produzca entre particulares, también se incluye una garantía de seis meses. En este caso, tal y como informa 'El Debate', se aconseja que el coche pase la prueba que ofrece la red nacional de ITV, una revisión puntual equivalente a la ITV convencional que se puede realizar a petición del propietario. "En la actualidad se realiza fundamentalmente antes dos circunstancias: por la compraventa de un coche usado o antes de realizar un viaje largo en un automóvil, por motivos de seguridad", informa 'El Debate'.

Por último, en referencia al precio de la prueba, se trata de una revisión cuyo precio es libre y oscila entre los 30 y los 50 euros, según la comunidad autónoma en la que queramos pasar este examen técnico.