Okupan la casa de su madre en Estados Unidos y diseña un método para desalojarlos que ya ha funcionado en otros 12 casos

Flash Shelton, un vecino de California, da su particular solución al problema de la vivienda en un país en el que le llaman “el cazador de okupas”

Interior y dormitorio de una casa okupada

Alamy Stock Photo

Interior y dormitorio de una casa okupada

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

4 min lectura

Mientras en España las denuncias por okupación ilegal de viviendas alcanzaron las 16.426 en 2024, según datos oficiales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo que supone un aumento del 7,4% interanual, el fenómeno dista de ser una problemática exclusivamente nacional. Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos libra una batalla similar contra la usurpación de propiedades, un conflicto que ha dado lugar a figuras tan singulares como la de Flash Shelton, un californiano ya conocido en los medios norteamericanos como “el cazador de okupas”, cuyo ingenioso y no violento método ha conseguido revertir doce ocupaciones sin necesidad de acudir a los tribunales.

Las cifras en España, proporcionadas por el Ministerio del Interior, contextualizan un debate a menudo sobredimensionado. Pese al alarmismo mediático y político, el Observatorio de Vivienda Asequible de Provivienda recuerda que “el 71% de los desahucios son de alquiler” y apenas un 6% están ligados a la okupación. No obstante, la sensación de vulnerabilidad del propietario se extiende, creando un caldo de cultivo para soluciones a veces expeditivas. Es en este contexto global donde la historia de Shelton cobra relevancia, al ofrecer una alternativa peculiar a los desalojos forzosos y a los métodos de empresas controvertidas.

La técnica de una okupa en Madrid para que la dueña no pueda echarla y que le hace perder el control de la situación: "Estoy en la calle"

Los okupas generan muchos problemas

Okupan la casa de su madre

La odisea de Flash Shelton comenzó con una llamada de su madre. Tras el fallecimiento de su esposo, una mujer que se mostró interesada en alquilar la vivienda familiar en California accedió a realizar unas reparaciones previas a la firma del contrato. Sin embargo, una vez dentro, cambió las cerraduras y se negó a pagar alquiler alguno, amparándose en las particulares leyes locales que, en muchos condados estadounidenses, otorgan derechos casi inmediatos a quienes simplemente demuestran residir en un inmueble, complicando enormemente la acción legal de los propietarios.

Shelton acudió al comisario del condado, pero la respuesta fue frustrante. “Lo siento, pero no podemos entrar a la casa, y parece que están viviendo allí, así que tienes que ir ante los tribunales”, le informaron. Un proceso judicial que, según su relato, podía alargarse meses o incluso años, con costes económicos y emocionales insoportables para su madre. Fue entonces cuando decidió que, si no podía vencerlos con las reglas del sistema, jugaría con las mismas reglas que los ocupas. “Si ellos pueden tomar una casa, yo también puedo”, razonó.

Un okupa rompiendo una cerradura

Alamy Stock Photo

Un okupa rompiendo una cerradura

Un éxito en desalojos

Su estrategia fue tan simple como efectiva. En primer lugar, se convirtió en el inquilino formal de su madre mediante un contrato de arrendamiento, lo que le otorgaba un derecho legal a acceder a la propiedad. Acto seguido, se mudó a la casa junto a los ocupantes. Su método no implicaba violencia, intimidación física o daños materiales, acciones que hubieran traspasado la línea de la legalidad. En su lugar, se instaló en la vivienda e inició una campaña de molestias legales pero insoportables.

Instaló cámaras de seguridad en las zonas comunes, generó ruido en horas intempestivas y realizó modificaciones menores pero constantes en el entorno, creando un ambiente de incomodidad y estrés permanente para los intrusos. La presión psicológica, sumada a la presencia constante de Shelton, que se negaba a ceder, resultó ser la clave. “Todo lo que hago es convertirme en okupa y darles la vuelta al proceso”, explicó Shelton a la cadena CBS News. “No lastimo a nadie, no los echo, no los saco a la fuerza. Simplemente me convierto en un invitado más persistente y mucho más incómodo”. Al cabo de poco tiempo, los ocupantes originales, frustrados y incapaces de disfrutar de una propiedad que ya no controlaban en exclusiva, optaron por marcharse voluntariamente.

El éxito en el caso de su madre fue el germen de una insólita carrera. En el último año, Flash Shelton ha replicado este mismo método en otras doce propiedades en California, ayudando a propietarios desesperados que se veían atrapados en la misma pesadilla burocrática. Su fama ha crecido hasta el punto de protagonizar un programa de telerrealidad en la cadena A&E, titulado Squatters, que se estrenó en julio de 2025 y muestra sus tensas interacciones y sus ingeniosas tácticas para persuadir a los ocupantes.

Vista de la casa okupada

Vista de una casa okupada

Un activista de la vivienda

Pero la labor de Shelton va más allá de la mera actuación individual. La experiencia le ha llevado a convertirse en un activista por la reforma legislativa. A través de una campaña en la plataforma Change.org, aboga por penalizar específicamente la ocupación de viviendas habitadas y, lo que es más crucial, por transferir la carga de la prueba a los ocupantes. Esto significaría que sería la persona que se encuentra en la propiedad quien tendría que demostrar su derecho a estar allí, y no el propietario quien deba probar lo contrario en un largo proceso judicial. La petición, que ha ganado miles de adhesiones, argumenta que criminalizar esta práctica “trasladará la carga de la prueba al okupa y permitirá sanciones con indemnización por daños”.

La historia de Flash Shelton ilustra una respuesta ciudadana a un vacío legal percibido tanto en Estados Unidos como en España. Mientras las estadísticas oficiales tratan de poner el problema en su justa medida, la angustia de los propietarios es real y palpable. Su método, aunque peculiar y posiblemente no exento de debate ético, subraya la desesperación de quienes se sienten abandonados por el sistema y se ven obligados a ingeniárselas para recuperar lo que es suyo, demostrando que a veces la presión psicológica persistente puede ser más eficaz que la confrontación directa o la lentitud de los tribunales.

Visto en ABC

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Los últimos audios

Último boletín

05:00 H | 8 SEP 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking