Las autoetiquetas en salud mental moneda corriente entre adolescentes

No están exentas de riesgo por lo que no deben tomarse a la ligera

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Carmen Labayen revela los detalles de la última alerta de psicólogos y psiquiatras

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

8 min lectura

Psicólogos y psiquiatras alertan de que es cada vez más frecuente que los menores a los que atienden lleguen convencidos de que padecen algún trastorno mental. Son auto-diagnósticos a los que muchos llegan tras consultar las redes sociales y que no están exentos de riesgos por lo que no deben tomarse a la ligera. Parten de un malestar real que los profesionales deberán evaluar y que requiere, también por parte de los padres, de una escucha activa y sin prejuicios.

Llegan a la consulta describiendo perfectamente e incluso con terminología médica síntomas que se corresponden con cuadros médicos de angustia, depresión, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), bipolaridad, trastorno de pánico o trastorno límite de la personalidad y con el convencimiento de padecen estas enfermedades psiquiátricas que en muchos casos no pueden diagnosticarse a edades tempranas.

Se trata de una situación que, según los profesionales consultados por COPE, es cada vez más habitual especialmente en adolescentes que llegan a la consulta después de haber buscado información entre sus amigos y conocidos además de en redes sociales.

Le ocurrió a Naia que ahora tiene 27 años y estudia psicología. Hace 5 años estaba en una relación complicada e insana y empezó a leer en redes sociales y en libros y llegó a pensar que tenía dependencia emocional: “me auto diagnostiqué y con esa etiqueta acudí a terapia. Vimos que no era así y que lo que había es un vínculo nocivo con esa persona. Buscas información y acabas consumiendo contenidos psicológicos que no tiene en cuenta tu contexto ni tus patrones de conducta”.

Nativos medicalizados

“Lo que hay es más accesibilidad a contenidos relacionados con terminología de salud mental y de experiencias y esto hace que chicos, que están buscando respuestas, porque no se encuentran bien, accedan y tengan todo este conocimiento a su alrededor y que utilicen estos términos. Hablan en términos más médicos y psicológicos, describen su malestar de forma más técnica” explica a COPE la jefa de la sección de Psiquiatría en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Carmen Moreno.

Alejandro Gómez tiene 19 años y nos cuenta cómo entre sus amigos “es frecuente consultar vídeos en Internet sobre los síntomas de enfermedades como la depresión y es constante que la gente se autodiagnostique. Si vas a TikTok hay cantidad de gente que dice que tiene TOC o que es límite o cualquier otra enfermedad. Se convencen de que lo tienen sin que ningún psicólogo se lo haya diagnosticado”.

Aunque hay contenidos de todo tipo también elaborados por sanitarios, las redes sociales no son siempre una ayuda de forma que, según Moreno, “muchos quedan atrapados por el logaritmo, que les encierra en esos síntomas y en experiencias relacionadas con el malestar que sienten y para el que tratan de buscar respuestas”.

“Cuando empiezas a pedir ayuda porque sientes que tienes un problema y recurres a Internet a veces lo que te aparecen son vídeos y contenidos que potencian ese problema o que te hacen encontrarte peor y esto si que es una situación muy nueva y difícil de gestionar para todos nosotros”, subraya Moreno.

Y es que según el informe “Ratayadas. La salud mental de la población joven en España”, el 37 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 24 años que “tiene” un diagnóstico relacionado con salud mental lo ha obtenido por medio de una búsqueda en Internet. Solo el 48 por ciento con problemas psicológicos o psiquiátricos ha obtenido el diagnóstico clínico por parte de un sanitario.

“También ocurre que no hay siempre un profesional de la salud mental disponible cuando lo necesita un chico o una chica y eso les empuja a tirar de otros recursos y a buscar asesoramiento gratis que encuentran a golpe de click”, reconoce José Antonio Luengo, decano del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

España y Bulgaria son los dos países de la Unión Europea con menos profesionales de la salud mental por habitante. La inversión en este recurso también resulta escasa a pesar de que nuestro país una alta incidencia en trastornos mentales, sobre todo en depresión y ansiedad: tan solo un poco más del 5% de la inversión sanitaria total según un reciente informe de 'Mental Headway' (2023).

De huir del psicólogo o del psiquiatra a pedir ir

“De demonizar los trastornos psico emocionales y negarse a ir al psicólogo o al psiquiatra hemos dado un giro de 180 grados y ahora es frecuente que los jóvenes vengan y que en muchos casos lleguen ya con una idea muy clara de lo que les ocurre. Asombra ver cómo te cuentan que sufren una enfermedad mental grave con la naturalidad de quien relata que se ha teñido el pelo de otro color”, recalca María Pilar Berzosa, profesora del Grado de Psicología de UNIR y ponente del Congreso Internacional “Prevención y tratamiento familiar para la mejora de la salud mental infanto-juvenil” que se celebrará también online entre los próximos 22 y 24 de febrero.

Para Moreno y pese a todo lo que bucean en Internet “cuando llega un chaval y te dice que está depre no implica que tenga claro lo que es una depresión como tal sino que a veces tiene más que ver con una banalización del discurso. Habrá que evaluar en cada caso la situación y el contexto porque puede que muchos no tengan el trastorno del que hablan pero otros sí lo pueden tener”.

Pero auto-convencerse de que uno tiene una enfermedad mental tiene riesgos. Para Berzosa el principal es el de la profecía autocumplida “si tu te crees un trastorno, al final corroboras ese trastorno por medio de lo que piensas, lo que haces y lo que ves. Precisamente por eso llevamos mucho tiempo desde la psicología clínica evitando etiquetar a las personas y trabajando con “síntomas compatibles con” y teniendo un especial cuidado en cómo trasmitimos la información”.

Otro de las posibles consecuencias del auto-diagnóstico es, según explica en COPE subraya Luengo, “que recurran a psicofármacos, algo que, según los últimos estudios, ocurre en 1 de cada 4 casos, en la mitad de ellos sin prescripción médica”.

¿Qué hacen los profesionales ante un auto-diagnóstico?

A juicio de Berzosa y, a diferencia del auto-diagnóstico que puede anclar a las personas en su malestar, un diagnóstico clínico permite centrarse en la búsqueda de soluciones. Aboga por ello por reubicar a quienes llegan ya con las etiquetas puestas: “primero hay que encajar a los chavales a la realidad, darles psicoeducación, enseñarles como funciona el cerebro y analizar por qué se están fijando en esos síntomas y buscar puntos de equilibrio para no generar falsas creencias que pueden luego tener repercusiones”.

“¿Debemos dudar de su malestar. No, no hay que dudar de que estén pasando por un mal momento pero de ahí a que tengan una enfermedad o un trastorno psicológico hay un abismo. No es lo mismo tener sintomatología ansiosa o algunos síntomas relacionados con trastornos del estado de ánimo que tener una enfermedad. Tienes que valorar por qué cree la persona que le está ocurriendo eso, cómo se desenvuelve en su vida cotidiana, cómo está afectando a sus relaciones sociales o cómo era antes de sentirse así”, subraya Luengo.

¿Qué deben hacer los padres?

“No asustarse, dejarle hablar y mantener en todo momento una actitud de escucha de complicidad y de no juicio” es lo que recomiendan a los padres para acompañar a un hijo que se auto-diagnostica o que les comparte cualquier malestar psicológico explica el decano del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

Moreno aboga por hablar con ellos, preguntarles por lo que les pasa y cómo se sienten, también si necesitan ayuda para así poder discernir y estar a su lado en esta situación.

“Todos leemos, escuchamos y nos auto-analizamos y es normal que nos preguntemos si nos identificamos o no con determinados síntomas pero no toda situación de malestar requiere de la intervención de un psicólogo va a depender mucho de cuanto tiempo dura, de en qué medida limita a la persona o de si tiene o no una red de apoyo”, zanja Luengo.

¿Qué impacto tiene esta situación en las personas con enfermedades mentales?

El clima de trivialización de todo lo relacionado con la salud mental puede impactar negativamente y es que, según señala Moreno, “son los que acaban pagando el pato de la banalización” en un momento de fuerte auge de los trastornos de salud mental que la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé sean la primera causa de enfermedades en todo el mundo en 2030.

Javi Sanz de 28 años lleva toda su vida sufriendo problemas de salud mental. Tiene Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) y tanto antes como después de ser diagnosticado recibe acompañamiento psicológico: “ir a terapia me ha ayudado un montón, trabajar en el problema me ha cambiado la vida y es lo mejor que me ha pasado en la vida ¿que si me molesta que otros digan que tienen esta enfermedad sin tenerla? Creo que, al ser algo que está dentro de tu cabeza, cada uno es libre de decir como se siente o cómo cree que está”.

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