El vaticinio que hizo Franco antes de morir en una entrevista orquestada por Nixon que hoy cobra sentido: “¿Cómo puede estar tan seguro?”

En 1971, el agregado militar en Francia e Italia de Estados Unidos, Vernon Walters, fue enviado por Nixon para entrevistarse con Franco con una clara intención

Franco y Nixon

Franco y Nixon

Ana Rumí

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 El contexto de España en los años 70 no era fácil y, aunque el franquismo se había consolidado después de 40 años, el mundo estaba en una ebullición tan plena que cualquier mínima chispa podía hacer prenderlo todo.   

Hacía una década, sobre los años 60, Franco había puesto en marcha una serie de medidas que facilitasen la apertura de España al mundo y consolidasen la economía española, conociéndose esta etapa como el “desarrollismo”. La idea era liberalizar la economía española y hacer crecer la economía, algo que, sin duda, logró conseguir.

En la parte más social, impulsó el desarrollo de la clase media propició la entrada de turistas al país, creando campañas de marketing efectivas cuyos eslóganes duran hasta el día de hoy: “Spain is different”. Y es que, para Franco en esa época, abrirse al mundo era esencial.

Para él y sus ministros, lejos habían quedado los días de la Segunda Guerra Mundial en los que apostar por Hitler era una apuesta segura, y pretendía posicionarse del lado estadounidense en una Guerra Fría en la que todo podía saltar por los aires en cualquier momento.

Consiguió ser aceptado en la ONU y trató de afianzas las relaciones con Estados Unidos que, aunque comulgaban en su cruzada contra el comunismo, seguía receloso por el régimen autoritario con el que dirigía España.

 España y Estados Unidos  

 Los años 70 tampoco fueron sencillos para Occidente, especialmente, para Estados Unidos, que vivía en una continua agonía por ver cuál era el siguiente movimiento que reventase el Telón de Acero.   

Tener a España como aliado en una lucha contra el comunismo era una estrategia inteligente por su parte y, por tanto, era deseable tenerlos cerca. Las relaciones entre España y Estados Unidos habían mejorado durante estos años pero, en los años 70, el país americano se olía el fin del franquismo.

Y no por nada en particular, sino por la edad de Franco. El dictador entendía que el fin del régimen estaba próximo y, por tanto, orquestó todo un plan para dejar la jefatura del Estado en el hoy emérito, don Juan Carlos.

Las relaciones con la Casa Real no habían sido las mejores, pero el plan de Franco pasaba por hacer del joven Juan Carlos el próximo rey y jefe del Estado, y educarle según los principios del Franquismo. Y entre medias, Estados Unidos.

Franco y Nixon

Franco y Ronald Reagan

El país americano estaba preocupado por la continuidad del régimen y quería saber qué planes había urdido Franco para cuando él no estuviera en el poder, porque todo podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos y perder al país como aliado.

Por esa misma razón, el presidente Nixon, en el año 1971, mandó a uno de sus hombres de confianza a entrevistarse con el mismísimo Franco. La intención era clara: averiguar qué destino le deparaba a España y qué podía hacer Estados Unidos con ese nuevo destino.

Una entrevista profética  

Estados Unidos quería asegurarse la estabilidad de España y, presos del miedo de que el país pudiese sucumbir al comunismo. Por eso mismo, en pleno año 1971, cuatro años antes de que muriese Franco, Nixon mandó a uno de sus hombres de confianza a entrevistarse con él.   

El elegido era Vernon Walters, quien era agregado militar en Francia, Italia y Brasil de Estados Unidos. Walters era, a todas luces, un espía de Estados Unidos, y, por tanto, la entrevista que le hiciese a Franco era de especial relevancia.

Ambos se juntaron en el Palacio del Pardo y, aunque Walters llevaba una carta a modo de autorización de Nixon, Franco lo recibió con cierta frialdad. Sin embargo, pronto entraron en materia, para tranquilidad de Estados Unidos.

Franco y Nixon

Franco y Nixon

Franco sabía a qué había ido Walters, y, directamente, le espetó al americano: “Lo que le interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte. Siéntese, se lo voy a decir” comenzaba diciendo el general.

Su respuesta fue profética y a día de hoy cobra sentido: Franco sabía que habría democracia, pero, en su opinión, no sería como la esperaban Estados Unidos, Francia o Reino Unido.

“Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que deseen ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué sé yo. Habrá grandes locuras, pero ninguna de ellas será fatal para España” confesaba.

Ante su semblante, Walters inquirió: “Cómo puede estar tan seguro, mi general?” A lo que Franco respondió explicando que su creación había sido la de la “clase media”, que sobreviviría a cualquier envite social. Con las respuestas de Franco se consiguió que Estados Unidos no se inmiscuyera en las instituciones españolas para hacer una transición hacia la democracia.

Ese papel solo correspondía a los propios españoles, a los que el propio Franco elogió en la misma entrevista.

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