El país de Asia que se independizó de España y, pocos años después, se arrepintió de haberlo pedido: dicen que es el "peor error" de su historia

Esta nación es muy conocida por la herencia que los españoles dejaron, hasta el punto que en el país todavía consideran que fue un error

Filipinas

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Los paisajes de Filipinas

Luis Calabor

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Durante más de tres siglos, el Imperio español extendió su influencia por los cinco continentes. América, África, Oceanía y Asia fueron escenario de una expansión sin precedentes que llevó a España a ser conocida como el país “en el que nunca se ponía el sol”. Sin embargo, con el paso del tiempo, muchos de aquellos territorios buscaron su independencia, deseosos de iniciar una nueva etapa lejos de la metrópoli. 

Pero no todos los procesos de emancipación resultaron como se esperaban. Uno de los casos más llamativos es el de Filipinas, que tras romper con España a finales del siglo XIX, terminó lamentando su independencia. Lo que en un principio parecía el inicio de una nueva era de libertad acabó convirtiéndose en una etapa de dominación extranjera bajo el control de Estados Unidos, un cambio que muchos historiadores y ciudadanos filipinos califican como “el peor error de su historia”. 

Filipinas y España están muy unidos históricamente

El final del Imperio español y el inicio de una nueva dominación

La historia de Filipinas está marcada por su estrecha relación con España. Desde que el explorador Miguel López de Legazpi tomó posesión de las islas en 1565, el archipiélago se convirtió en una pieza clave del comercio entre Asia y América, gracias al famoso Galeón de Manila, que conectaba Manila con Acapulco.

Durante siglos, los lazos culturales, religiosos y lingüísticos con España fueron profundos. Sin embargo, en 1898, tras el estallido de la guerra entre España y Estados Unidos, Filipinas fue escenario de uno de los episodios más decisivos de la historia contemporánea. El conflicto, conocido como la Guerra Hispano-Estadounidense, culminó con el Tratado de París, por el cual España perdió sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

A primera vista, el fin del dominio español parecía una victoria para los independentistas filipinos. No obstante, la realidad fue muy distinta. Estados Unidos, lejos de conceder la soberanía plena al país, instauró su propio gobierno colonial, convirtiendo a Filipinas en un nuevo territorio bajo su control político, militar y económico. 

La armada española comenzó su declive por aquel entonces*oil on canvas *102,5 × 206,2 cm *signed: C.C.W*ca. 1620 - 1625

Cornelis Claesz van Wieringen

La armada española comenzó su declive por aquel entonces*oil on canvas *102,5 × 206,2 cm *signed: C.C.W*ca. 1620 - 1625

El entusiasmo inicial se transformó rápidamente en decepción. Los filipinos habían pasado de ser súbditos del Imperio español a ciudadanos de una nueva potencia extranjera, sin derecho a la autodeterminación.

“Para Estados Unidos siempre fuimos un nuevo mercado”, explican varios historiadores. “Nos convirtieron en consumidores y productores de sus propios productos, sin los mismos derechos que tenían los ciudadanos estadounidenses”.

Durante la ocupación, se impusieron reformas educativas y económicas de estilo americano, pero también se reprimieron los movimientos nacionalistas. El sueño de independencia se pospuso durante décadas, hasta que Filipinas finalmente se convirtió en república en 1946. Sin embargo, muchos filipinos siguen viendo en aquel periodo un paso atrás en su soberanía y su desarrollo.

Nos convirtieron en consumidores y productores de sus propios productos, sin los mismos derechos que tenían los ciudadanos estadounidenses”

"pensábamos que estados unidos nos daría libertad, pero no"

En foros y medios locales, aún se pueden leer reflexiones que recuerdan aquella decisión con pesar. “Nos precipitamos al pedir la independencia sin estar preparados para lo que vendría”, señalan algunos historiadores. “Pensábamos que Estados Unidos nos daría libertad, pero simplemente cambió el color de la bandera que ondeaba sobre nosotros”. 

El caso de Filipinas es uno de los más simbólicos de la historia del Imperio español y un ejemplo claro de cómo las decisiones políticas pueden alterar el destino de una nación. Lo que comenzó como una lucha por la libertad acabó derivando en una nueva forma de dependencia que marcó su rumbo durante gran parte del siglo XX.

El historiador y divulgador Daniel Gómez resume así este fenómeno: “España perdió sus últimas colonias, pero Filipinas perdió su autonomía real. Fue un error colectivo fruto del contexto político del momento”.

Muchos habitantes de Filipinas siguen hablando español

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Muchos habitantes de Filipinas siguen hablando español

Hoy, el país asiático mantiene una identidad marcada por esa herencia mixta: el legado español sigue presente en la religión, el idioma y la arquitectura; mientras que la influencia estadounidense se refleja en su sistema educativo, su cultura popular y su economía.

Más de un siglo después, la historia de Filipinas recuerda que la independencia no siempre garantiza la libertad, y que las decisiones que marcan a los pueblos —como la de romper con España— pueden tener consecuencias que duran generaciones.

Herrera en COPE

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