La lengua extranjera que tiene claras coincidencias con el euskera: la hablan 123 millones de personas y hace dudar de su origen
Hay quien dice que estas semejanzas ya fueron identificadas por los primeros misioneros vascos que desembarcaron en tierras niponas

Reglas en euskera en la Playa de la Concha, San Sebastian, Pais Vasco
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Durante siglos, el euskera ha sido considerado un idioma único, aislado, sin conexión aparente con otras lenguas. Sin embargo, recientes investigaciones y análisis históricos muestran un sorprendente paralelismo con el japonés, un idioma situado a más de 10.000 kilómetros de distancia. Estas semejanzas, algunas de ellas señaladas por los primeros misioneros vascos que viajaron a Japón, podrían indicar que estas lenguas comparten elementos estructurales y léxicos inesperados.
Un puente inesperado
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El profesor León de Rosny, especialista en lenguas orientales, ya documentó en 1873 en su libro Éléments de la grammaire japonaise los primeros parecidos entre el euskera y el japonés. Voces como bakarrik y bakari (“solo”), txori y tori (“pájaro”), o reduplicaciones como eder ederra y sima simani son ejemplos claros de esta curiosa conexión. Incluso la forma de expresar fenómenos atmosféricos mantiene un patrón similar: euria da en vasco frente a amega furu en japonés para referirse a la lluvia.
Además, algunas partículas y terminaciones comparten funciones equivalentes en ambos idiomas, y los niveles de formalidad en el habla muestran estructuras comparables. No se trata de simples coincidencias aisladas, sino de un patrón que intriga a lingüistas y filólogos por su complejidad y alcance.

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Misterios que cruzan continentes
La distancia geográfica y cultural entre el País Vasco y Japón no ha impedido que se encuentren estos paralelismos. Vocablos cotidianos como anai y ani (“hermano”), etxe y utxi (“casa”), o mutiko y musuko (“muchacho”) revelan un vínculo lingüístico que desafía la lógica histórica. Incluso ciertas formaciones gramaticales, como verbos infinitivos terminados en -i o adverbios construidos con partículas similares, se replican en ambos idiomas.
Investigaciones de Euskaltzaindia, la Real Academia de la Lengua Vasca, y estudios posteriores confirman que estas coincidencias no se limitan a simples palabras. Conceptos más complejos como reduplicaciones, terminaciones nominales y ergatividad muestran patrones estructurales que podrían indicar un origen común o, al menos, influencias remotas aún por esclarecer.
Este hallazgo abre la puerta a un debate fascinante: ¿podría existir una familia lingüística que conecte el euskera con lenguas asiáticas como el japonés? Mientras algunos expertos hablan de mera coincidencia o préstamo lingüístico a lo largo de siglos, otros sugieren que se trata de vestigios de un vínculo mucho más antiguo, quizás conservado por migraciones desconocidas o contactos remotos entre civilizaciones.

Productos con nombre en euskera en un escaparate de Irun, Guipúzcoa
Más allá de su origen, lo cierto es que el euskera sigue siendo un idioma vivo, con creciente presencia social y cultural. Según datos recientes del Instituto Vasco de Estadística (Eustat), la población que habla euskera ha aumentado notablemente en la última década. La lengua ha traspasado fronteras, con Euskal Etxeak en países de Europa, América y Oceanía, preservando y difundiendo una cultura que ahora revela conexiones insospechadas con el lejano Japón.
Los lingüistas continúan explorando estos vínculos, y aunque aún no hay consenso sobre un origen común definitivo, la evidencia de similitudes entre euskera y japonés invita a reconsiderar la historia de los idiomas y la riqueza de nuestro patrimonio lingüístico. Lo que parecía imposible, hoy es un misterio fascinante que cruza continentes y siglos, demostrando que los idiomas, al igual que la cultura, pueden ser puentes invisibles entre mundos distantes.