De media, en España, dedicamos al ocio delante de las pantallas unas 4 horas y media cada día. La pandemia y las medidas sanitarias derivadas, han fomentado -en el caso del confinamiento casi obligado- a destinar más tiempo a la tecnología. El consumo audiovisual ha aumentado un 55% en España desde el mes de marzo, muy por encima del crecimiento medio mundial que es de un 37%. Vemos más series online, más videos en Youtube y utilizamos cada vez más las redes sociales.

¿Dónde está el límite? “La palabra es necesitar”, explica a COPE María Hurtado, psicóloga en AGS. “Si yo necesito estar viendo contenido y por hacerlo, tengo que dejar de hacer otras cosas”, comenta. Este sería el principal indicador de riesgo con el que coincide Silvia Hernando, directora del Centro Acción especializado en adicciones. “Lo que es una dependencia es patológico, es malo. Justamente por eso, porque dejas de hacer lo que tienes que hacer”, añade.

El abuso continuado tiene peligros sobre todo cuando estamos alejados de los dispositivos que “pueden generar irritabilidad, nerviosismo o intranquilidad que incluso pueden provocar síntomas depresivos, ansiedad…”, explica María Hurtado. Ahora bien, hay que saber diferenciar los grupos más vulnerables, por ejemplo, a los adolescentes que se suelen exponer mucho más a las pantallas. “Realmente aquí el problema es que dejen de hacer sus actividades normales de su día a día. Como hacer los deberes o estudiar. Además de otros problemas como la pérdida de comunicación con la familia”, añade Silvia Hernando.

Ahora bien, ¿si utilizo mucho el móvil, tengo un problema? ¿Si veo la nueva temporada de mi serie favorita en una tarde, puedo tener riesgo? “Si un día como mucho chocolate, no pasa nada. Si un día veo mucha televisión, no pasa nada. Pero si eso se convierte en un hábito, ese hábito se puede convertir en una dependencia y tiene consecuencias”, responde la especialista.

¿Cómo podemos evitar caer en malos hábitos? En primer lugar, ser conscientes de si hacemos un mal uso. Y en segundo lugar, fijar horarios de consumo o realizar y valorar otras actividades de ocio como leer, hacer deporte o ir al cine.