
Carmen Labayen, jefa del área de sociedad de COPE, informa sobre los beneficios de la risa
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Reírnos tiene efectos muy positivos para la salud.. Disminuye nuestro nivel de estrés y hasta mejora nuestras defensas, sin contar con los beneficios emocionales. Es 30 veces más frecuente reír en compañía que en solitario y, según han concluido los neurocientíficos tras hacer varios estudios, en 8 de cada 10 casos lo que arranca nuestras carcajadas no es tanto un chiste como una situación social cotidiana.
Pero no siempre la vida nos da motivos para sonreír, en esas situaciones los expertos consultados por COPE abogan por relacionarnos con los demás y trabajar día a día en un cambio de mirada. Es decir, ver la vida desde otra perspectiva. Tanto tu cuerpo como tu mente te lo agradecerán.
La risa es una respuesta automática de las personas a un estímulo que consideran gracioso y tiene efectos benéficos incluso aunque la forcemos. Lo explica en COPE Oscar Serna, psicólogo y profesor asociado de la Universidad Pontificia de Comillas: “más pronto que tarde nuestro cerebro cortocircuita y la convierte en natural con todos sus efectos benéficos”.
LA RISA, UN MOTOR PARA NUESTRA SALUD
“Reír no tiene por qué hacernos más felices en términos globales, pero sí que a día de hoy tenemos suficiente evidencia científica que habla de que la risa puede proporcionar ciertos beneficios para nuestra salud física, psicológica y social” señala Serna.
La risa nos causa múltiples reacciones positivas en nuestro organismo, por ejemplo: la liberación de endorfinas -conocidas vulgarmente como hormonas de la felicidad- que nos permiten reducir significativamente los dolores débiles y las tensiones musculares; y el fortalecimiento del sistema inmunológico, aumentando las células que combaten las enfermedades.
Además y según recuerdan los expertos, en el ámbito cardiovascular, la risa alenta el corazón, mejora la circulación y regula la presión arterial. Por último, reírse de forma común y activa estimula los músculos del abdomen, el diafragma y la cara; lo que supone un leve ejercicio que sirve para oxigenar el cuerpo.
A nivel mental, la risa funciona como válvula de escape para aliviar el estrés y la ansiedad. Tras un rato de risa, el ser humano suele sentir una sensación de calma y tranquilidad que es beneficiosa para aclarar la mente. Esto se debe a que reduce los niveles de cortisol, la hormona responsable de producir el estrés.
De esta forma, gracias a la risa somos capaces de hacer frente a los problemas con una mayor perspectiva, un pensamiento positivo y una mentalidad más creativa. Serna tilda esto como “mejora de nuestra capacidad de resiliencia, es decir, la capacidad de recuperación cuando pasamos por un bache”.
Por último, reírnos potencia significativamente la memoria y la capacidad de creación, pues un cerebro liberado de tensiones por la risa es mucho más eficaz que uno colapsado por el trepidante ritmo exigido por la sociedad en la que vivimos.
LA RISA COMO ANTIDEPRESOR
En cuanto al estado anímico, la risa funciona como motor de nuestro ánimo. Es capaz de unir a las personas, fortalecer vínculos y crear ambientes favorables colectivamente. Al compartir risas con otra gente, conseguimos construir involuntariamente complicidades que nos permiten reforzar nuestra autoestima y nos hacen sentir socialmente aceptados.
“Cuando hago talleres de risoterapia, lo que sobre todo constato es que se produce un cambio en el vínculo de las personas. Que nos relacionamos e intimamos de otra manera” asegura Serna.
Reír nos permite romper barreras mentales, conectar con nuestro niño interior, liberarnos de la autoexigencia y ser conscientes de que la vida se puede afrontar con otra perspectiva más liberadora.
Esta liberación contribuye a tener un equilibrio emocional mucho más sólido y una mentalidad más abierta y positiva ante los numerosos desafíos del día a día. Reírnos no es un acto que realicemos por placer, sino una terapia, casi siempre involuntaria, que lleva a cabo nuestro cuerpo.
¿QUÉ ES LO QUE NOS HACE GRACIA?
Aunque puedan arrancarnos una carcajada o hacernos sonreir los chistes solo están detrás de entre el 10 y el 20 por ciento de nuestras risas, según un estudio del profesor Robert Provine. El resto nace de las interacciones sociales. Y es que, nos reímos hasta 30 veces más cuando estamos en compañía que en solitario.
A pesar de ser un fenómeno natural e involuntario, podemos hacer prácticas para incluir de forma más recurrente la risa en nuestra vida y terminar convirtiéndola en algo genuino.
“Hay prácticas sencillas que uno puede incluir. Por ejemplo: uno puede estar en su casa y simular la risa empezando por sonrisas y luego ir incluyendo sonidos… poquito a poco eso se convierte en una práctica cotidiana que podemos llevar también al ámbito social” aconseja Serna
En definitiva, aunque no lo parezca, cada carcajada que soltamos multiplica nuestro bienestar, es algo que podemos practicar e incorporar siempre que, según Serna, no suponga renunciar a nuestra personalidad.



