José Luis pone alarmas en viviendas en Cádiz y este es el nuevo objetivo de los okupas: "Hay intentos de okupación a todas horas"
La misma noche que tuvo esta conversación con Carlos Moreno 'El Pulpo' tuvo tres actuaciones junto a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado

Carlos Moreno 'El Pulpo' conoce la historia de José Luis, un ponedor de calles que es técnico de alarmas
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En la madrugada gaditana, mientras la mayoría duerme, José Luis, técnico de alarmas de seguridad, culmina su jornada en la carretera tras una noche de sobresaltos. "Tres he hecho hoy", contaba en directo a Carlos Moreno 'El Pulpo' en el programa Poniendo las Calles, refiriéndose a tres intentos de ocupación frustrados gracias a la intervención rápida de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y del equipo técnico del que forma parte.
El drama silencioso de las viviendas vacías
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Este ponedor de calles, como se llama a los oyentes madrugadores del programa, trabaja a diario instalando sistemas de alarma y cerraduras, pero también colabora estrechamente con las autoridades para evitar que viviendas vacías, especialmente las que pertenecen a bancos, caigan en manos de los okupas. “Estas son viviendas que están vacías, y hay intentos de ocupación a todas horas. Vamos, es el pan de cada día”, explica José Luis. La alarma, en estos casos, no siempre es suficiente para disuadir, aunque sí acelera la actuación.
La noche de esta conversación no fue una excepción. Su relato deja claro que el fenómeno no cesa con la caída del sol. En plena temporada estival, las segundas residencias se convierten en un blanco fácil. "Dos de ellas, chalé, y la otra, un piso. Cuando llegan las vacaciones, hay que disfrutar de la piscina", decía con cierta ironía. Según explica, no son pocos los que ven en la ocupación una forma de acceder a una casa en la playa sin coste alguno, aprovechando los vacíos legales y la lentitud judicial.

Interior del hotel ocupado conocido como 'La Jungla' en el barrio de San Blas
Las actuaciones son rápidas, pero emocionalmente complejas. “Hay veces que te ponen a los niños pequeños, te los ponen, y es como: ‘¡Ostras! Me estás sacando un niño pequeño, ¿cómo te voy a echar a la calle?’”, relata con un nudo en la garganta. Con el tiempo, reconoce, uno se acostumbra: “Ahora ya es, bueno, otra más. Ya uno se acostumbra, al final”. La realidad es que, tras identificar a los ocupantes, si se demuestra que llevan poco tiempo en la vivienda, esta puede darse por recuperada sin más. Otras veces, el proceso desemboca en un juicio que no llega, o en un acuerdo económico: “Se entrega un cheque con un dinerito para que se vayan, o es un desalojo rápido”.
Alarmas, bancos y leyes poco claras
Este tipo de intervenciones se concentran en viviendas de entidades financieras. “Yo le trabajo a los bancos, por decirlo de alguna manera”, matiza José Luis. Y, aunque estas entidades no suelen presentar denuncia formal, sí optan por reforzar la seguridad, recurriendo a profesionales como él.
La falta de un protocolo ágil y la diferencia entre ocupación y allanamiento siguen dificultando una respuesta rápida y eficaz, dejando a menudo la resolución en manos de procedimientos judiciales lentos o acuerdos extrajudiciales.

Interior del hotel ocupado conocido como 'La Jungla' en el barrio de San Blas
En medio de este escenario, José Luis actúa como una suerte de primera línea de defensa. Él no solo instala alarmas: repara, cambia cerraduras y acompaña a Guardia Civil, Policía Local y Nacional en actuaciones conjuntas. “Esto es sin parar”, asegura. Sus jornadas empiezan cuando el resto termina y su labor se vuelve invisible para muchos, pero crucial para garantizar la tranquilidad de propietarios que a menudo ni siquiera viven en la ciudad.
Su historia es la de tantos trabajadores anónimos que sostienen la seguridad desde la trastienda del sistema. "Del tirón, no te digo nada", respondía cuando 'El Pulpo' le preguntaba si iba a tomarse algo antes de dormir. Quince minutos después de colgar el teléfono, José Luis se metía en la cama, listo para volver a empezar en unas pocas horas.