Matanza rusa en el Domingo de Ramos

Ayer, en pleno Domingo de Ramos, un doble ataque ruso con misiles balísticos dejo al menos 34 muertos, entre ellos dos niños, y casi cien heridos. El ejército ruso lanzó dos ataques contra el centro de la ciudad de Sumy. Las imágenes muestran el escenario dantesco de edificios destrozados, cadáveres por el suelo, y civiles gritando y pidiendo auxilio. 

La ciudad atacada se encuentra muy cerca de la frontera con Rusia, a tan solo 25 kilómetros, y en ella hay un importante centro militar ucraniano, pero el ataque se dirigió al centro urbano con toda intención, un lugar en el que muchas personas, a esa hora, iban a la iglesia para celebrar el Domingo de Ramos. No es la primera vez que el ejército ruso perpetra lo que muchos observadores consideran lisa y llanamente crímenes de guerra que cruzan todas las líneas rojas de la decencia.

En esta fase de supuesta negociación para un alto el fuego, Rusia ha mostrado un mayor interés por la zona donde se ha producido el brutal ataque de este domingo, que Putin considera “zona de amortiguación”.

La tragedia es que, probablemente, Rusia está redoblando este tipo de ataques para adquirir una posición de fuerza cara a unas negociaciones con Estados Unidos en las que Ucrania ni siquiera está representada, y en las que no existen garantías de que Putin abandone su pretensión de suprimirla como nación independiente.