El legítimo análisis del presidente de la Conferencia Episcopal
Escucha la Línea Editorial de este domingo 14 de diciembre

Línea editorial
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, ha concedido este domingo una entrevista al diario “La Vanguardia” donde afirma que ante la situación de bloqueo de la política española existen tres posibles alternativas: una cuestión de confianza, una moción de censura, o dar la palabra a los ciudadanos en las urnas. Es decir, monseñor Argüello dice exactamente aquello que recoge la Constitución, a la que por otra parte se remite sin sacralizarla y poniendo en su justo valor lo que supuso la Transición y el decisivo papel que entonces jugó la Iglesia católica. Y lo enmarca todo en un contexto en el que recuerda que allá por el mes de julio visitó el Congreso de los Diputados para impulsar con Cáritas una iniciativa legislativa popular sobre la regulación de inmigrantes que no prosperó. Desde el grupo socialista se les dijo que la situación estaba bloqueada, y que no había presupuestos.
Hoy, cinco meses después, la situación está más bloqueada aún, por lo que tiene todavía más sentido recordar las salidas que la Carta Magna prevé para una situación como la que estamos atravesando. El Gobierno ha salido en tromba contra estas declaraciones, con Sánchez a la cabeza. El presidente no ha tenido rubor al acusar de injerencia a monseñor Luis Argüello. Si Pedro Sánchez no entiende que un obispo, con la misma legitimidad que cualquier otro ciudadano, pueda opinar libremente sobre los asuntos que afectan a nuestra convivencia y señalar los caminos que marca la Constitución ante una situación tan preocupante como la que padecemos, es porque no entiende en qué consiste la democracia.
Las palabras de monseñor Argüello, dichas con precisión y respeto, son una importante contribución a nuestro debate público, pero Sánchez está dispuesto a atropellar a cualquiera que se atreva a señalar que la actual coyuntura política e institucional española es insoportable.



