J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Refugiados: una oportunidad para crecer juntos

El Día Mundial del Refugiado es una magnífica ocasión para entender que los refugiados no son un “problema” sino toda una oportunidad para crecer juntos. Tampoco deben ser instrumentalizados al servicio de la propaganda política. Los refugiados son sujetos, personas con todos sus derechos, mujeres, hombres y niños de todo el mundo que se ven obligados a abandonar sus hogares por la violencia, la persecución, los desastres naturales y otros muchos provocados por el hombre.El Papa Francisco plantea una pregunta directa al corazón cuando nos cuestiona acerca de lo que podemos hacer para ver el fenómeno no como obstáculo para el verdadero desarrollo, sino como oportunidad para un genuino crecimiento humano, social y espiritual. Como se afirma en la Declaración Ecuménica que entidades de diferentes confesiones cristianas han publicado hoy, las sociedades que encuentran el coraje y la visión de futuro necesarios para superar el miedo a los extranjeros y los migrantes descubren muy rápido la riqueza que siempre traen consigo.Los cristianos sabemos que no basta con buenas palabras. La fe auténtica ha de expresarse en acciones concretas de amor. Es Dios quien nos une, y, como familia humana que somos, hemos de empeñarnos en gestos y acciones concretas que construyan puentes de solidaridad en lugar de muros de división.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El PP no debe olvidar su compromiso con la maternidad

Siguiendo algunas discutibles proyecciones sociológicas el PP prefirió durante la anterior legislatura olvidarse de sus promesas electorales de reformar en profundidad la ley del aborto, mientras el Tribunal Constitucional guardaba en un cajón la esperada sentencia sobre el recurso que presentó el propio PP cuando estaba en la oposición, contra la llamada “ley Aído”. Aunque la sentencia siga olvidada, el Gobierno no debería escudarse en ello para evitar plantearse una política que defienda con realismo la vida, de acuerdo con lo aprobado en su último Congreso.Algunas organizaciones pro-vida han reclamado ofrecer a la madre, mediante la visualización de una ecografía, una prueba de que el hijo que espera no es una excrecencia celular que puede extirparse como si fuese un tumor. Sea con éste u otro procedimiento, toda mujer gestante merece estar informada sobre el valor que está en juego. Pero además, toda mujer que se encuentre en dudas o dificultades a la hora de llevar adelante su embarazo tiene derecho al apoyo de la sociedad y a la tutela del Estado de Derecho, y estamos muy lejos de una política al servicio de esta finalidad.Es evidente que con su actual debilidad parlamentaria el gobierno no puede afrontar una reforma del aborto pero nadie le impide tomar iniciativas para promover la vida.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El mal se vence con el bien

Los terribles atentados de Manchester, Westminster, el puente de Londres y el perpetrado anoche en Finsbury Park, a la puerta de una mezquita, tienen un denominador común: entienden al otro como un enemigo al que hay que aniquilar. La falta de conocimiento y perspectiva sobre los hechos lleva a algunos a creer que el fenómeno del yihadismo es en realidad un choque entre religiones, en el que los terroristas son siempre musulmanes. Esa concepción deformada puede desatar, como parece en este último caso, la estigmatización y el odio a toda persona de religión musulmana.El terrorismo yihadista instrumentaliza la religión para justificar sus objetivos y tiene a los musulmanes entre sus víctimas habituales. La mayor parte de las personas asesinadas, o que tienen que huir de su tierra en lugares como Irak o Siria, son precisamente de religión musulmana. La tentación de la respuesta violenta nunca construye, y corre el riesgo de ser responsable de más víctimas inocentes. El ataque a un grupo de personas que salían de rezar en una mezquita es un ataque a todos los creyentes y a la libertad religiosa, que es uno de los elementos más preciosos de nuestra convivencia. Como ha dicho el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, cada uno de nosotros tiene una gran responsabilidad en desterrar el odio y la violencia de nuestras palabras y actos, y en la tarea de ser constructores de entendimiento, de compasión y de paz.

J.L. Restán | Línea Editorial

El nuevo PSOE huele a viejo

El nuevo PSOE que sale del Congreso Federal, celebrado este fin de semana, huele demasiado a viejo, por mucho que hayan hecho un intento por suturar las heridas abiertas, por lavarle la cara y por aparecer en la escena pública con nuevos rostros. De la mano de Pedro Sánchez vuelve la propuesta de una hoja de ruta preocupante, con asuntos que suelen agitarse en tiempos de campaña electoral, y que están vertebrados en torno a la única obsesión de echar al Partido Popular del Gobierno. Sobre esa base, ha abierto de nuevo la entelequia del llamado Estado plurinacional, que a día de hoy deja más indefinición que claridad en torno a la decisiva cuestión de la unidad de España. Todo ello viene de nuevo aderezado con la salsa del más rancio anticlericalismo, para volver a fijar el punto de mira en los supuestos privilegios de la Iglesia católica y en cuestiones de ingeniera social como la prometida despenalización de la eutanasia. En los últimos años, hemos visto de qué manera se ha despeñado electoralmente el PSOE, confundiendo militantes con votantes, obteniendo sucesivamente los peores resultados de su historia y jugando a ser, en determinadas cuestiones, más radical que la propia extrema izquierda. No parece que repetir planteamientos similares a los que le llevaron al precipicio sea el mejor camino para emprender la regeneración. No parece ni lo mejor para el Partido Socialista, que vive una de las fracturas internas más graves de su historia, ni para España, que se juega también mucho en la solidez, la generosidad y el proyecto de futuro que la oposición política tenga para el conjunto de los españoles.

J.L RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

La prueba de autenticidad evangélica

El servicio a los más pobres ha sido siempre un rasgo central del cristianismo. Lo recuerda el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres, publicado en vísperas del Corpus Christi, solemnidad en la que se celebra también el Día de la Caridad. La coincidencia resalta que Cuerpo de Cristo y caridad son dos caras de la misma moneda. La pasión y muerte de Jesús, actualizada en la Eucaristía, marca para sus discípulos un estilo de vida que tiene en el compartir «la prueba de autenticidad evangélica», resalta Francisco. Desde sus orígenes se ha vivido en la Iglesia el vínculo inseparable entre la adoración eucarística y el amor a los pobres. No es un imperativo ético, sino que, como insiste el Papa, el Evangelio enseña que hay que buscar a Dios en los pobres. Por eso la caridad no puede limitarse a una buena obra ocasional. En ello insisten también en su mensaje para el Corpus los obispos españoles. La caridad exige gestos concretos ante el necesitado, pero también trabajar para cambiar las «estructuras de pecado» que generan desigualdad y marginación. Con el lema «Llamados a ser comunidad», tomado de la campaña institucional de Cáritas, la Iglesia en España pone el foco en que el carácter comunitario de la fe excluye vivir de espaldas a las necesidades de los demás. El modelo son los santos que a lo largo de la historia han contribuido a humanizar el mundo al tratar de seguir a Jesús, pero también los miles de voluntarios y personas desconocidas para quienes cada día es el día de la caridad.

J.L Restán | Línea Editorial

Un Congreso decisivo

El Congreso que este sábado celebra el PSOE es decisivo para su historia. Sobre todo es decisivo qué hace Pedro Sánchez a partir de este domingo, cuando haga efectiva la toma de control de todos los mecanismos del partido. Sánchez contará con un poder que no tuvo en el primer período como secretario general y que no han tenido sus predecesores. Tiene el reto de devolver al PSOE un liderazgo claro y rotundo de la izquierda. Es una pena que haya querido cambiar el contenido de las ponencias preparadas por la Gestora, que eran la expresión de una voluntad rotunda del constitucionalismo y de ocupar un espacio de centro-izquierda. Las últimas enmiendas dejan los textos programáticos algo ambiguos y recurren a fórmulas para definir España que inducen a confusión y significan poco. Se entiende que Sánchez quiera recuperar a los votantes socialistas que se fueron a Podemos. Pero se entiende menos la cercanía con los líderes de la formación morada, especialmente la que ha mostrado esta semana tras la moción de censura fallida. No se entiende que insista en buscar en este momento una mayoría parlamentaria alternativa a Rajoy, que él sabe bien que es imposible sin los independentistas. Estos errores ya los cometió Sánchez no hace muchos meses. Haría bien tras el Congreso en competir con claridad con quien no tiene otro objetivo que arrebatarle su liderazgo.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El nuevo chivo expiatorio del Movimiento 5 estrellas

Tras el descalabro en las elecciones del domingo, el Movimiento Cinco Estrellas italiano intensifica su discurso beligerante contra la inmigración. Se trata de un curioso viraje en un partido hasta hace poco considerado más bien de izquierdas, que ahora compite con la Liga Norte en declaraciones contra inmigrantes o gitanos. Populismo y oportunismo se revelan una vez más como dos caras de la misma moneda, jugando irresponsablemente con los miedos de la gente. Pero este tipo de estrategias complican aún más la solución de los problemas.La razón es que Europa ha fracasado clamorosamente en la gestión de la crisis de los refugiados. Primero fue el cierre de la ruta de los Balcanes, otra decisión populista. La medida unilateral de varios países del Este alteró el trayecto de los refugiados, obligándolos a emprender una ruta mucho más peligrosa y a cruzar el Mediterráneo entre el norte de África e Italia, lo que ha provocado un trágico aumento de muertes.Ante la desunión de los países miembros, la UE ha estado más preocupada en vigilar las fronteras que en salvar vidas. Y les ha fallado estrepitosamente a países como Italia y Grecia, que con razón protestan ante el sistemático incumplimiento de las cuotas en el reparto de refugiados. Esa es la batalla que hay que dar, pero para el populismo siempre es más sencillo buscar un chivo expiatorio que no encontrar las verdaderas soluciones a los problemas.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El problema no es sólo Qatar

La realidad sociopolítica del Golfo es un ovillo difícil de desenredar. Desde Europa no es fácil comprender el juego de Emires y Emiratos, solo aparentemente amigos. Tras el viaje de Donald Trump al Golfo Pérsico y la masiva venta de armas a Arabia Saudí, un total de siete países de la zona cerraron sus fronteras a Qatar. Hoy hemos sabido que Estados Unidos no solo nutre de armamento a los saudíes, sino también a los qataríes. Estados Unidos no ha abandonado a Qatar, el país con la base militar estadounidense más grande del Golfo. Qatar ha recibido también apoyos de Turquía e Irán. Ninguno de ellos países quiere dejar aislado a este pequeño país edificado sobre petróleo y gas.Hace diez días Qatar era presentado como mecenas del terrorismo. Esto no ha cambiado, pero Estados Unidos no quiere primar a ninguno de los países del Golfo y opta por cumplir con la función del fiel de la balanza. Las ventas de Estados Unidos a Qatar por valor de 12.000 millones de dólares suponen una inyección en tecnología punta. Qatar necesita estos negocios para plantar cara a Arabia Saudí. Y Estados Unidos, por su parte, quiere que las decisiones que se adopten en política exterior beneficien, ante todo y sobre todo, a los americanos.Mientras tanto el yihadismo campa a sus anchas en Oriente Medio y se sigue incubando la guerra entre sunníes y chiíes, con sus terribles consecuencias para miles de inocentes. La política internacional debería regirse por criterios de justicia y de verdad, aunque sólo fuera por cuestión de mera supervivencia.

J.L Restán | Línea Editorial

Preguntas tras la moción

Pasada la tormenta de la moción de censura, no puede asegurarse que la vida política vaya a recuperar la estabilidad que parecía alcanzada con la aprobación de los presupuestos. Se abre la incógnita de la estrategia del nuevo PSOE de Pedro Sánchez tras su Congreso. No se sabe hasta dónde llegará en su deseo de desalojar al Gobierno del Partido Popular, tras el mensaje que ha dirigido a Podemos y Ciudadanos. Por otro lado, vuelve a primer plano el desafío secesionista en Cataluña, que va a poner a prueba la solidez de las instituciones y el apoyo de los principales partidos al Gobierno para defender la legalidad constitucional, asunto en que Sánchez debería explicar cómo piensa coordinarse con Podemos.Pese a todo, celebrar los cuarenta años de las primeras elecciones democráticas en nuestro país debería ser un motivo de orgullo para la propia Cámara de Diputados, continuadora de aquellas primeras Cortes que pusieron fin a la dictadura. Después de la teatral moción de censura y del desafío separatista de la Generalitat, no parece que los ánimos sean propicios para la fiesta. La izquierda populista y los separatistas que se sientan en el Congreso han hecho votos para desarticular el armazón democrático derivado de la Transición, que ha propiciado estos cuarenta años de paz y prosperidad. Ahí está el desafío de este momento histórico, mientras la sociedad española hace memoria de aquellos días en que tuvimos la sabiduría y el coraje de construir juntos las bases del futuro.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Cuarenta años de elecciones democráticas

La sociedad española debe sentirse hoy especialmente orgullosa de haber conseguido, sin traumas, la consolidación de un marco político y social que le ha permitido avanzar y ejercer un papel relevante en la escena internacional. Hoy se cumplen cuarenta años de las primeras elecciones democráticas después del régimen autoritario salido de la guerra civil. Cuatro décadas marcadas por una voluntad de reconciliación y consenso que han conformado el carácter ético de una nación que dejó atrás los agravios, las luchas fratricidas y las tentaciones totalitarias. Pero esta conmemoración no debe teñirse de mera nostalgia. Debe servir para ratificar la voluntad común de los españoles de revivir la misma experiencia que hizo posible la Transición y que se refleja nuestro texto constitucional. Las personas y las sociedades deben tener memoria, pero no pueden vivir de las rentas. En los últimos años se ha producido un desgaste de las certezas compartidas en el tiempo de la Transición, y han emergido populismos cargados de demagogia que pretenden hacer tabla rasa de una aventura que no podemos dar por concluida. Hoy, como hace cuarenta años, el futuro de España depende de los españoles. Frente al pesimismo o a la sensación de que los retos son demasiado grandes, la sociedad española debe ahondar en sus propias raíces y asumir de nuevo el protagonismo.

J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Datos económicos frente a demagogia

La claridad de los datos sobre la economía aportados por el presidente Rajoy durante la moción de censura acaba de ser ratificada por las previsiones del Banco de España, que muestran una economía que acelera su crecimiento y desborda las expectativas más favorables. Frente a la demagogia populista los números constituyen un argumento sólido, aunque no sea el único ni el más importante. Según el Banco de España el crecimiento del PIB llegará este año al 3,1%, tres décimas más que la anterior estimación. Con toda probabilidad, este hecho supondrá una intensa creación de empleo, el aumento de la demanda interna y del consumo, la consolidación de los máximos históricos en exportación y la mejora general de la competitividad de la economía española. Son indicadores que apuntan a fundamentos más sólidos del crecimiento en comparación con épocas pasadas. El cuadro de previsiones también alerta de los riesgos de la inestabilidad política, la incertidumbre por la salida del Reno Unido de la Unión Europea o el endurecimiento de las condiciones financieras globales. Es tarea del Gobierno hacer posible que estas buenas previsiones, que significarían cuatro ejercicios consecutivos de crecimiento de nuestra economía, lleguen cuanto antes a los ciudadanos.

J. L. RESTÁN | Línea Editorial

Dogmatismo versus Democracia

El debate de moción de censura ha reflejado en su primera sesión la estrategia de Podemos. La iniciativa no responde a la finalidad constructiva que establece nuestra Constitución sino a la necesidad de recuperar protagonismo político gracias a una de las instituciones centrales del Estado.Podemos ha diseñado un plan de ataque basado en el escándalo y la denuncia. Con la mirada puesta en la historia inmediatamente anterior a la Guerra Civil, ha aludido a la Restauración decimonónica y a sus artífices para alertar sobre la decadencia de la hora presente. Su afán es el de denunciar el fin de una época y erigirse en el regenerador capaz de inaugurar un tiempo nuevo.Sin embargo, frente al regeneracionismo de Costa, Pablo Iglesias, como ha puesto en evidencia el Presidente Rajoy, se ha comportado como un auténtico Torquemada. Iglesias alude a una supuesta «trama» para aludir a los ocultos poderes que según él han llevado a Rajoy hasta la Presidencia del Gobierno. España, en palabras de Podemos, sería pura decadencia, o peor, un lodazal. La corrupción, la desigualdad, la precariedad laboral y la sensación de crisis configuran la tierra abonada para quienes como Podemos se presentan como puros e incorruptibles.El dogmatismo casa mal con la democracia y a Podemos le sobra de lo primero. Poco o nada hay de inclusivo y deliberativo en el discurso de Podemos. Quizás por eso no ha conseguido, ni antes ni ahora, los apoyos que necesita, ni los de otros partidos, ni los del pueblo español.

J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Los pobres, en el centro de la vida cristiana

El Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará por primera vez el próximo 19 de noviembre. En el Mensaje para esta Jornada nos invita a no amar de palabra sino con obras, puesto que el servicio a los más pobres es uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo. Han sido muchas las páginas de la historia escritas por cristianos que han sabido servir a sus hermanos más pobres con el generoso ingenio de la caridad. San Francisco de Asís es, en este sentido, paradigmático. Siguiendo su ejemplo, si queremos realmente encontrar a Cristo, no podemos pensar en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para tranquilizar la conciencia. Es necesario que toquemos el mismo cuerpo de Cristo en el cuerpo llagado de los pobres; una pobreza que nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura, la migración forzada o el tráfico de personas, entre otras muchas. Ante esos rostros no cabe permanecer inactivos o resignados y esta nueva Jornada es una buena ocasión para hacer nuestra la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte y del derroche, y para poner, junto a las palabras, obras que concreten la verdadera fraternidad con quienes más lo necesitan. Porque los pobres, dice Francisco, lejos de ser un problema, nos ayudan a acoger y vivir la esencia del Evangelio.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

En espera de un pacto nacional contra la corrupción

Hoy martes la vida parlamentaria se verá de nuevo agitada por un espectáculo organizado por Podemos con su destructiva moción de censura. El propio presidente Rajoy ya ha adelantado que espera un debate “sucio y embarrado”. Pero al mismo tiempo, por muchos juegos malabares que use Podemos para acosar al Ejecutivo, éste dispondrá también de una ocasión de oro para defender los logros de su gestión, al margen de los casos de corrupción en que han incurrido importantes personajes del Partido Popular. Por desgracia los partidos del arco parlamentario, marcados muchos de ellos por clamorosos casos de corrupción, no se han puesto de acuerdo para combatir en su raíz esta lacra. Parece, por ejemplo, que el PSOE ha olvidado aquellos tiempos de Filesa, Malesa y Time Sport, como también ha perdido la memoria de los clamorosos casos de los Eres fraudulentos en Andalucía, en los que están implicados nada menos que dos presidentes del partido. Por otra parte, los diversos casos de corrupción están siendo juzgados, y sus responsables, sean del color que sean, acaban siendo castigados de acuerdo a lo que disponen las leyes. En lugar de estériles mociones de censura, lo que tiene derecho a esperar nuestra sociedad es un pacto nacional contra la corrupción, como el que se intenta sobre educación y el ya existente contra el terrorismo. No hay mejor superación del pasado que un pacto que combata de forma eficaz la tendencia a lucrarse por el hecho de ocupar un puesto de poder.

J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El ejemplo de Rafa Nadal

Rafa Nadal ha logrado su décimo título en la tierra batida de Roland Garros, una gesta deportiva que le coloca entre las leyendas del deporte mundial. Pero Nadal no es solo un ejemplo por la cantidad de títulos que gana, lo es también, y sobre todo, por su calidad humana. Por encarnar desde la sencillez y la humildad al deportista que todos los niños quieren ser, en tiempos en los que escasean los referentes sólidos. Por huir de la banalidad y el foco frívolo para centrarse en su vida pública y privada, sin utilizar más recursos que los de su enorme talento para el tenis. Por tener, además de talento innato, afán constante de perseverancia y de superación. Por saber levantarse después de haber caído y volver a lo más alto, tras pasar un año lesionado, casi en blanco. Por provocar siempre en sus adversarios en la pista una palabra de admiración y un aplauso sincero. Por saber ganar y saber perder. Por querer a España y emocionarse sin complejos cuando suena su himno. Ha sido nuestro abanderado en unos Juegos Olímpicos y fue reconocido en 2015 con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, precisamente por su conducta ejemplar, su esfuerzo y su dedicación. Es capaz de transmitir normalidad ante cada uno de los extraordinarios triunfos que logra. Por todo ello, Rafa Nadal es un ejemplo de valores y virtudes; un deportista ejemplar, en el genuino y moral sentido de la palabra, que nos hace entender el verdadero sentido del deporte y nos hace sentir el sano orgullo de ser sus paisanos y de reconocer en él lo mejor de la marca España.

J.L. Restán | Línea Editorial

Estabilidad para Francia, estabilidad para Europa

La victoria amplia del partido de Macron en la primera vuelta de las legislativas francesas, una victoria cercana a la mayoría absoluta, es un motivo de tranquilidad para Francia y para Europa, si bien abre algunos interrogantes.El resultado de las elecciones de este domingo hace pronosticar para Macron un mandato con amplio respaldo. Un apoyo parlamentario sólido le permitirá convertirse, junto a la Alemania de Merkel, en un actor fundamental de una Europa que necesita más que nunca un rumbo firme en un momento en el que proliferan populismos nacionalistas a los dos lados del Atlántico. Contrasta este resultado con el que se produjo el pasado jueves en el Reino Unido. Un Macron fuerte podrá acometer con más decisión las siempre aplazadas reformas del país que preside. Desde hace tiempo están pendientes la reforma laboral, la racionalización de un sector público mastodóntico y la adaptación a los nuevos tiempos del Estado del Bienestar. Veremos si en esta ocasión los franceses se convencen de que cambiar ciertas cosas es absolutamente necesario para hacer frente, con más eficacia, a la globalización.No obstante quedan algunas dudas por despejar. Macron va a acumular todo el poder con un partido que todavía no está definido ideológicamente. La abstención ha sido histórica. Lo viejo en la política francesa desaparece en buena parte, sin que sepamos todavía bien en qué consiste lo nuevo.

J.L. Restán | Línea Editorial

Un manifiesto delirante

El secesionismo catalán se ha convertido en un ejercicio de representación simbólica en el que lo que menos importa es si se ajusta o no a la realidad a la que se refiere. Este domingo, en un nuevo episodio de un espectáculo estratégicamente calculado, han intentado hacer una demostración de fuerza con una concentración en Montjuic para empezar a preparar el terreno de cara al referéndum ilegal que el Gobierno catalán pretende llevar a cabo el próximo 1 de octubre.En esa realidad paralela que el independentismo construye nunca falta ni el dibujo del pueblo catalán como víctima, ni la identificación de ellos mismos con la Democracia, ni la omnipresencia un enemigo exterior y común sobre el que descargar las culpas y responsabilidades de lo que sucede. La realidad compleja se zanja luego con una supuesta única salida, en este caso votar, como han proclamado en el título del Manifiesto. En esa vergonzosa proclama, leída por Pep Guardiola, se han enviado mensajes velados, especialmente a los ayuntamientos, para que se salten la Ley, y se ha acusado al Gobierno español de conspiraciones y de poner en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI. El Gobierno sería el último responsable hasta de la ciénaga de corrupción en la que chapotean los principales dirigentes catalanes desde hace décadas. Por si fuera poco, en el delirante Manifiesto, terminan suplicando ayuda, sin rubor, a una Comunidad Internacional que ha dado sistemáticamente la espalda a las veleidades independentistas. Es lo que sucede cuando, perdido el sentido de la realidad, se termina por perder también el sentido del ridículo.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Francia y Reino Unido, respuestas opuestas al populismo

Si los pronósticos se cumplen, el mapa electoral francés experimentará hoy un vuelco en la primera vuelta de las legislativas. La victoria de Macron representaría cierta continuidad con sus predecesores, pero conviene no subestimar la volatilidad que se ha instalado en Occidente, capaz de dar el triunfo a candidatos inesperados y derribar formaciones históricas como el Partido Socialista Francés. No está en crisis solo la socialdemocracia sino también un modelo de representación en parte superado por la globalización. Es un problema complejo y la crisis política en el Reino Unido muestra que las soluciones simplistas están condenadas al fracaso. Como la mentira, el populismo tiene las piernas cortas y obliga a ir radicalizando cada vez más el mensaje para satisfacer a un electorado que, más que a argumentos, atiende a estímulos pasionales. Para Theresa May, el drama no es solo haber perdido la mayoría absoluta y el apoyo de gran parte de su partido, sino encontrarse interpretando un papel que hasta hace poco no era el suyo, el de defensora radical de la ruptura con Europa. Harían bien, igualmente, los laboristas, en no atribuirse votos que, en realidad, eran un castigo a May. Coquetear con el populismo es una ruleta rusa y lo que a los grandes partidos les conviene es devolver el debate político a los cauces de la moderación. Eso no va a impedir que algunas siglas queden obsoletas, ya sea el socialismo francés o antes la democracia cristiana en Italia, pero facilitará que el reemplazo venga del centro y no de los extremos.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Empieza la carrera hacia el abismo

Ayer el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, anunció para el uno de octubre el referéndum secesionista. No fue un acto jurídico, todavía no hay convocatoria oficial. Este anuncio de referéndum se hace con voluntad de desobedecer la ley y en contra de lo que quiere la inmensa mayoría de los catalanes: según las encuestas esa mayoría rechaza un referéndum no acordado. Desde hace meses el secesionismo catalán ha hablado y hablado. Desde ayer estamos en la hora de los hechos. La Generalitat tiene que comprar urnas, tiene que convocar un concurso. Tan pronto como dé el paso actuará la fiscalía, que puede dirigirse contra los órganos administrativos que desobedezcan al Tribunal Constitucional. De igual modo los funcionarios implicados pueden ser inhabilitados. El Estado de Derecho tiene herramientas más que suficientes, que se pueden aplicar de modo gradual, para impedir lo que los secesionistas saben que no se va a producir. Cuando se celebró la seudoconsulta de 2014 se intentó sortear la ley con la ficción de que las urnas la habían puesto voluntarios. Ahora no será posible. El Tribunal Constitucional lo ha dejado bastante claro y el Gobierno está decidido a que esta vez sea diferente. Todo este proceso acabará en una convocatoria de elecciones, después de un ejercicio irresponsable de demagogia que utiliza a los votantes y a la sociedad como rehenes.

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