Un pueblo de Albacete vivió siglos sobre una ciudad romana intacta sin saberlo: ahora es clave para entender Hispania
Una excavación en Albacete saca a la luz una colonia romana con un estado de conservación excepcional, congelada por la violencia de las guerras sertorianas

Madrid - Publicado el
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En el corazón de Castilla-La Mancha, sobre el Cerro del Castillo de Lezuza (Albacete), se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más fascinantes de la Península Ibérica: Libisosa. Desde 1996, un equipo dirigido por José Uroz Sáez, de la Universidad de Alicante, ha venido desenterrando una ciudad con más de 30 hectáreas de restos que abarcan desde el Bronce Final hasta la Baja Edad Media. Pero es su etapa iberorromana la que ha convertido a este enclave en una mina para la arqueología peninsular.
La importancia de Libisosa radica en lo que los expertos llaman el “efecto sepultura”: una destrucción repentina y sistemática que selló estructuras y objetos tal como estaban, dejando una imagen congelada del momento inmediatamente anterior a su devastación. Esto, lejos de ser una catástrofe sin más, ha permitido un nivel de conservación sin precedentes de materiales y estructuras de la fase final del oppidum oretano, entre los siglos II y I a.C., en plena romanización.
La excepcionalidad de este conjunto ha llevado a la Junta de Castilla-La Mancha a iniciar en 2021 el proceso para declarar el yacimiento como parque arqueológico, el segundo en la provincia y el sexto en toda la comunidad autónoma.

La ciudad que murió con las guerras sertorianas
Entre los hallazgos más impactantes destaca la evidencia de un violento episodio ligado, probablemente, a las guerras sertorianas (82-72 a.C.). Durante este conflicto, uno de los ejércitos se habría atrincherado en la cima del cerro, provocando la destrucción total del poblado ibérico. Uno de los testimonios más estremecedores es el esqueleto infantil hallado sobre una calle, símbolo del corte abrupto que sufrió la romanización en la zona.
Tras esta catástrofe, se construyó una poderosa muralla de tres metros de grosor, siguiendo técnicas descritas por Vitruvio. En su interior, se reorganizó el espacio urbano hasta que, a finales del siglo I a.C., el emperador Augusto promovió la fundación de la colonia Libisosa Foroaugustana, otorgándole el ius italicum, la mayor distinción jurídica romana.
Esta promoción implicó la construcción de un foro monumental, con plaza, curia, basílica y tabernas. La ingeniería necesaria para nivelar el terreno y crear esta infraestructura demuestra el interés estratégico de Roma en mantener el control sobre esta zona clave para las comunicaciones entre el sur y el levante peninsular.
Un espejo de la vida en la Hispania romana
El foro de Libisosa no solo impresiona por su arquitectura. Las excavaciones han recuperado numerosos materiales que ofrecen una ventana directa al modo de vida de sus habitantes: capiteles corintios, esculturas de togados, retratos de la dinastía julio-claudia (uno de ellos con signos de damnatio memoriae), monedas, inscripciones de magistrados locales y un altar decorado con una roseta de cinco pétalos.
Junto al foro se han documentado estructuras como una gran domus con doce estancias, zonas de comercio, graneros y cisternas, que reflejan la vitalidad urbana durante el Alto Imperio, especialmente en el siglo I d.C. No obstante, también hay indicios de catástrofes naturales, como corrimientos de tierra, que obligaron a remodelaciones urbanas y a elevar los niveles de pavimento.

El valor patrimonial de Libisosa no se limita a su monumentalidad. También han aparecido piezas singulares de la iconografía ibérica que revelan una curiosa paradoja: la romanización convivió con un fuerte impulso de autoafirmación indígena, visible en vasijas que exaltan la virtud aristocrática ibérica y en la construcción de mitologías propias, como forma de preservar la identidad frente al poder de Roma.
Libisosa es, en definitiva, mucho más que un yacimiento: es una cápsula del tiempo que nos permite observar, con una claridad inusitada, el complejo y fascinante proceso de transición entre la cultura ibérica y la civilización romana en Hispania.
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