Un cadáver milenario emerge del hielo alpino descubierto por excursionistas alemanes
En septiembre de 1991, una pareja de montañeros alemanes desentrañó uno de los misterios mejor guardados del pasado: un cuerpo increíblemente bien conservado, de más de 5 000 años de antigüedad, que yacía parcialmente emergido del hielo en los Alpes de Ötztal

Madrid - Publicado el
3 min lectura
La mañana del 19 de septiembre de 1991, los excursionistas Helmut y Erika Simon, de Núremberg, descendían por una ruta alpina desde el Finailspitze, en los Alpes de Ötztal, en la frontera entre Austria e Italia. Rodeados por un paisaje glaciar, se toparon con una mancha marrón sobresaliendo del aguanieve. Al acercarse descubrieron que no se trataba de un objeto inerte, sino de un cuerpo humano congelado.

Convencidos de que era un montañero fallecido años atrás, dieron aviso al guardián del refugio y a las autoridades. Los primeros intentos por liberar el cadáver fueron toscos: una perforadora neumática dañó parte de su cadera izquierda. Nadie imaginaba aún que no estaban ante un accidente reciente, sino ante el hallazgo arqueológico más impactante de Europa en el siglo XX.
Desde el hielo hasta el asombro científico
En los días siguientes, al lugar acudieron montañeros y curiosos. Entre ellos se encontraban los célebres alpinistas Reinhold Messner y Hans Kammerlander, quienes observaron con asombro la escena. No tardaron en notar que aquel cuerpo llevaba consigo utensilios extraños, como un hacha de cobre y un arco de madera. Messner intuyó lo que pocos se atrevían a decir en voz alta: “Esto no es un montañero moderno, es un hombre de otra época”.

La operación para extraerlo resultó complicada, pero finalmente el 22 de septiembre el cuerpo fue liberado del glaciar y trasladado a Innsbruck. Allí, el arqueólogo Konrad Spindler fue el primero en confirmar las sospechas: aquel individuo había vivido hacía más de cinco milenios.
El hallazgo no solo era sorprendente por la perfecta conservación del cuerpo, sino también por el equipamiento completo que lo acompañaba: ropa de piel y fibras vegetales, un carcaj con flechas, utensilios de pedernal y hasta hongos que podrían haber servido como medicina.
Un portal a la Edad del Cobre
El cuerpo fue bautizado como Ötzi, en honor al valle donde fue encontrado. Los estudios determinaron que había vivido hacia el 3255 a.C., con unos 46 años de edad al morir, convirtiéndose en la momia natural humana más antigua de Europa.
La excepcional conservación del cadáver permitió obtener detalles inéditos: su última comida incluía carne de cabra montés, cereales y hierbas; padecía artritis e intolerancia a la lactosa; y llevaba en su organismo la bacteria que provoca la enfermedad de Lyme, siendo el caso más antiguo documentado.

Ötzi no fue una víctima fortuita de la montaña. Investigaciones posteriores revelaron que murió de forma violenta: una flecha le atravesó el hombro y perdió mucha sangre antes de desplomarse en el glaciar. Su cuerpo quedó sepultado bajo nieve y hielo, lo que lo preservó durante milenios.
Además, su hacha de cobre resulta especialmente significativa. Se trata de una de las pruebas más antiguas del uso de este metal en Europa, lo que lo sitúa en plena Edad del Cobre o Calcolítico. Este hallazgo ayudó a redefinir lo que se sabía sobre las comunidades de la época, su tecnología y sus redes de intercambio
UN LUGAR EN LA TIERRA
Descubre tesoros del patrimonio
Si quieres seguir conociendo objetos históricos que se encuentran en distintas ciudades de España, no dejes de ver Un Lugar en la Tierra, que nos ayuda a descubrir la riqueza histórica, artística y espiritual del patrimonio de la Iglesia. Acompañado por expertos en arte sacro, por historiadores y testimonios locales. No te lo pierdas, los viernes a las 21:30 h, en TRECE y trecetv.es.