Lo que una psicóloga pide a los padres que no hagan para no pegar a los hijos tus miedos: "Transmitiendo la ansiedad"
Macu Gortazar aclara que hay un aprendizaje que tiene que ver con simplemente absorber la sensación que parece que tienen

Carlos Moreno 'El Pulpo' charla con la psicóloga Macu Gortazar sobre los miedos
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En la sociedad actual, la psicología juega un papel crucial en la comprensión de cómo nuestras emociones influyen en la crianza y en las relaciones familiares. Durante su intervención en el programa "Poniendo las Calles" de la Cadena COPE, la psicóloga Macu Gortázar profundizó sobre un tema de gran relevancia: los miedos y su impacto tanto en los adultos como en los niños. Uno de los puntos que más destacó fue la influencia de los miedos heredados y cómo, a través de la ansiedad, estos se transmiten de generación en generación.
Los miedos como herencia
Uno de los aspectos más interesantes que Macu Gortázar abordó fue el aprendizaje relacionado con los miedos. La psicóloga señaló que los miedos no solo son el resultado de experiencias personales, sino que también pueden ser heredados emocionalmente. "Hay un aprendizaje que tiene que ver con simplemente absorber la sensación que parece que tienen nuestros padres", comentó Gortázar, explicando cómo los miedos de los padres pueden influir en el comportamiento de los hijos.
Es habitual que los niños absorban la ansiedad de sus padres. De hecho, Gortázar mencionó que algunos temores, como el miedo a conducir, pueden ser transmitidos de una generación a otra, simplemente por la observación de los comportamientos y las reacciones de los padres ante situaciones que generan ansiedad. "Es fácil que se me pegue a mí el miedo que mi madre tiene a conducir", reflexionó la psicóloga.

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Esta transmisión no solo se da a través de lo que se dice explícitamente, sino también a través de las reacciones no verbales y el lenguaje emocional que los niños perciben. Los padres, sin quererlo, pueden transmitir una sensación de vulnerabilidad que, con el tiempo, se convierte en un miedo aprendido.
La ansiedad y su papel
La ansiedad juega un papel fundamental en la manifestación y persistencia de los miedos. Gortázar destacó cómo la ansiedad anticipatoria puede intensificar un miedo irracional. "Sé que el avión es seguro, pero el miedo a volar me produce una ansiedad tan grande que no puedo evitarlo", explicó, resaltando la relación entre la percepción del peligro y las reacciones fisiológicas que desencadenan. Este fenómeno es común en muchos miedos irracionales, como el miedo a las arañas o a la oscuridad, que aunque son percibidos como poco razonables, provocan respuestas emocionales intensas que pueden llevar a evitar la situación que los provoca.
Además, la psicóloga hizo énfasis en cómo la ansiedad puede generar un círculo vicioso: "La ansiedad me mantiene en alerta, y al final evito la situación que me produce miedo, lo que refuerza la creencia de que debo tener miedo". Este patrón puede llevar a una incapacidad para enfrentar ciertos miedos, perpetuando el ciclo. El papel de los padres en la crianza de hijos sin miedos innecesarios
La transmisión de los miedos de los padres a los hijos es un tema que Macu Gortázar abordó desde una perspectiva educativa. Los padres, según la psicóloga, deben ser conscientes de cómo sus propios temores pueden influir en el bienestar emocional de sus hijos. La ansiedad, aunque natural, no debe convertirse en una respuesta de miedo automático. En palabras de Gortázar: "Los miedos se transmiten a través de la ansiedad que mostramos, por lo que es fundamental que los padres tomen conciencia de su papel en este proceso".

Gortázar sugirió que los padres deben evitar sobrecargar emocionalmente a sus hijos con sus propios temores. "No quiero pegarle a mis hijos el miedo que yo tengo", señaló, haciendo un llamado a la reflexión sobre cómo, muchas veces, los adultos proyectan sus inseguridades y miedos en los más pequeños, sin darse cuenta del impacto que esto puede tener en su desarrollo emocional.
El primer paso para evitar que los miedos se transmitan a los niños es aprender a manejar nuestras propias emociones. Al controlar la ansiedad y enfrentar nuestros propios miedos de manera saludable, podemos enseñar a nuestros hijos a hacer lo mismo. De esta manera, en lugar de transmitirles nuestros temores, les enseñamos a afrontarlos de manera constructiva y a reconocer que no siempre deben temer lo desconocido.
En definitiva, como destacó Gortázar, los miedos son parte natural de la vida, pero es esencial aprender a gestionarlos para no transmitir a las futuras generaciones los temores que pueden limitarlos. Si los padres logran enfrentar sus propios miedos con conciencia y herramientas adecuadas, estarán proporcionando a sus hijos las bases para una vida emocionalmente más equilibrada.