Elisa Blázquez, nutricionista: "Se ha visto que en el ayuno intermitente las placas de ateroma mejoran"
La influencer defiende que "hoy en día, tenemos malacostumbrado al cuerpo a todo el rato ingerir alimento y eso nos enferma", por eso enarbola la bandera del ayuno

Carlos Moreno 'El Pulpo' y Rosa Rosado conocen los secretos del ayuno intermitente con la nutricionista Elisa Blázquez
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Cada vez más personas encuentran en el ayuno intermitente una fórmula no solo para perder peso, sino también para mejorar su salud metabólica. La nutricionista Elisa Blázquez, conocida en redes por su enfoque integrador de la alimentación y el bienestar, ha explicado en el programa Poniendo las Calles, de COPE, que este tipo de práctica alimentaria “tiene muchos beneficios” y puede incluso influir positivamente en la salud cardiovascular. “Se ha visto que en el ayuno las placas de ateroma mejoran”, asegura. Aunque se ha puesto de moda, Blázquez insiste en que no se trata de una dieta más, sino de una herramienta poderosa “que hay que adaptar y hacer con asesoramiento profesional”.
El ayuno intermitente, algo más que una moda
Con la llegada del verano, la preocupación por la figura suele dispararse. Es en estos meses cuando resurgen con fuerza propuestas como el ayuno intermitente, una práctica cada vez más extendida y que, más allá de la “operación bikini”, se presenta como una herramienta con posibles beneficios para la salud.
Blázquez, conocida por divulgar sobre salud y alimentación en redes sociales, desmontó el mito de que el cuerpo necesita estar comiendo constantemente. “Hoy en día, tenemos malacostumbrado al cuerpo a todo el rato ingerir alimento y eso nos enferma”, advirtió. En su opinión, recuperar los espacios de no ingesta permite al organismo resetearse y mejorar procesos clave como el metabolismo o la regulación hormonal.
Uno de los puntos más destacados de su intervención fue el efecto que este tipo de ayuno tiene sobre el sistema cardiovascular: “Se ha visto que en el ayuno las placas de ateroma mejoran”, afirmó. Este dato cobra especial relevancia si se tiene en cuenta el papel que estas placas desempeñan en enfermedades como la arteriosclerosis.

Elisa Blázquez nutricionista
Además, Blázquez subrayó que el ayuno también puede ayudar a mejorar la resistencia a la insulina, reducir la inflamación crónica y proteger contra la diabetes tipo 2, siempre que se practique de forma responsable. “Nuestro cuerpo está totalmente adaptado al ayuno; si no fuera así, no estaríamos aquí”, explicó, recordando que durante gran parte de nuestra evolución no disponíamos de comida de forma constante.
Autofagia, microbiota y control del apetito
Más allá de perder peso, el ayuno intermitente activa procesos internos como la autofagia, una especie de reciclaje celular natural que el cuerpo pone en marcha cuando no hay ingesta de alimentos. Según Blázquez, “el cuerpo se pone en modo limpieza y reparación”. Esta limpieza interna también tiene efectos positivos en la microbiota intestinal, que juega un papel clave en la salud digestiva y el sistema inmunológico.
Respecto a la sensación de hambre, Blázquez insistió en que es cuestión de adaptación. “El ayuno necesita entrenamiento porque tenemos el cuerpo acostumbrado a la glucosa constante”, aclaró. Con el tiempo, la práctica ayuda a regular hormonas como la grelina y la leptina, responsables del control del apetito, lo que permite reducir los picos de hambre.
Eso sí, advirtió que no todo el mundo puede practicarlo. Personas con trastornos de la conducta alimentaria, embarazadas, en lactancia, con diabetes o bajo peso deben evitarlo. Por eso, recomienda hacerlo siempre con supervisión profesional y adaptar el tipo de ayuno a cada persona. El más habitual, y también el más estudiado, es el 16/8, que consiste en dejar pasar 16 horas sin comer y concentrar las comidas en una ventana de 8 horas.

Blázquez recalcó la importancia de cuidar la calidad de la alimentación durante el periodo de ingesta: “Cuando ayunamos, no solo importa el tiempo sin comer, también lo que comemos cuando lo hacemos”. Por ello, destaca la necesidad de priorizar proteínas, grasas saludables y vegetales, y evitar el consumo de productos ultraprocesados o dulces, que pueden descompensar los efectos beneficiosos del ayuno.
En un momento en el que las redes sociales amplifican toda tendencia de salud, Elisa Blázquez ofrece una mirada científica y moderada sobre una práctica que, bien entendida, puede suponer una mejora real en la calidad de vida. Pero insiste: no es magia, ni sirve para todos. Se trata, en definitiva, de escuchar al cuerpo y ofrecerle descanso digestivo, algo tan natural como necesario.