La Iglesia un taller de restauración para almas rotas
En un mundo que a menudo busca la comodidad y la estabilidad el verdadero propósito de la Iglesia va más allá de lo superficial. Mario Alcudia reflexiona sobre como la iglesia es el taller en el que las almas de las personas son restauradas

LA IGLESIA UN TALLER DE RESTAURACIÓN PARA ALMAS ROTAS | FIRMA MARIO ALCUDIA
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Veía hace unos días en las redes sociales un vídeo del obispo emérito de Córdoba, Demetrio Fernández, durante su homilía en la reciente festividad de san Pedro y San Pablo. Una bonita reflexión y metáfora en la que hablaba de la iglesia con un taller de restauración, donde las personas son, decía, reparadas y transformadas. Destacaba que igual que los objetos dañados son restaurados, los individuos llegan, llegamos a la Iglesia con imperfecciones y son restaurados a través de su mediación. Ponía como ejemplo la existencia e importancia de los santos como gran prueba de este hecho. Muy en esa línea, por tanto, de lo que decía el Papa Francisco; su deseo de una Iglesia hospital de campaña, mejor accidentada por salir a anunciar el Evangelio que enferma por estar encerrada.
Me acordaba pensando en todo esto del libro “Dios en el banquillo” de C.S. Lewis en el que este gran autor afirmaba que “la iglesia es el taller en el que las almas humanas están siendo forjadas. No se trata de estar cómodos, sino de ser transformados”. En un mundo que a menudo busca la comodidad y la estabilidad el verdadero propósito de la Iglesia va más allá de lo superficial.
También, en esa fiesta de las dos columnas de la Iglesia, el Papa León XIV clamaba por la comunión eclesial y la vitalidad de la fe, vivida desde la búsqueda del nosotros, comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación. Se trata, como decía Lewis, de volver a Iglesia ardiente de una fe viva y para ello cada encuentro, cada oración, y cada enseñanza son herramientas que nos ayudan a crecer y a desarrollar nuestro carácter. En este taller espiritual que es la Iglesia, somos desafiados a salir de nuestra zona de confort y a abrazar el cambio. Y bien sabemos que la transformación no siempre es fácil; que puede ser incómoda y desafiante. La Iglesia nos invita a ser valientes, a enfrentar nuestras luchas y a permitir, a través de los sacramentos, que nuestras almas sean pulidas.