Amor total
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 2 de junio

Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 2 de junio
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Ayer, León XIV presidió la Misa del Jubileo de las familias. No era uno más de los muchos jubileos “sectoriales” de este año, porque, como dijo el Papa, “del seno de las familias nace el futuro de los pueblos”. La homilía comenzó con la oración de Jesús al Padre para que todos seamos “una sola cosa”. La unidad es la máxima aspiración de la humanidad y, al tiempo, un imposible contra el que se estrellan todos los esfuerzos. Esa unidad solo es posible en Él, en Cristo, y lo viene repitiendo León desde su primer saludo. Precisamente, el matrimonio es la misteriosa realización de ese ideal: ser “uno”; distintos, pero uno, en cualquier circunstancia y edad de la vida. La gran proclamación que ayer hizo el Papa, que será escandalosa para muchos, es esta: “el matrimonio no es un ideal, sino el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo”, como escribió San Pablo VI en la encíclica Humanae Vitae, que el Papa León ha tenido la audacia (digámoslo claro) de citar al inicio de su pontificado.
Un signo elocuente, subrayó, es que en las últimas décadas la Iglesia haya proclamado beatos y santos a algunos esposos, no por separado, sino juntos. El Papa recordó a Luis y Celia Martin, los padres de santa Teresa del Niño Jesús; a Luis y María Beltrame Quattrocchi, cuya vida familiar transcurrió en Roma, el siglo pasado. Y a la familia polaca Ulma, padres e hijos unidos en el amor y en el martirio. Al proponernos como testigos ejemplares a matrimonios santos, la Iglesia está mostrando que “el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios, y para superar, con su fuerza que une y reconcilia, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades”. La familia no debe ser un refugio ni una trinchera; podríamos decir, más bien, que es la proa de la barca de la Iglesia en este tiempo revuelto.