Trabaja como fotógrafa de bebés en Madrid y el encargo que le llega hace que descubra una nueva vocación: cambia su vida para siempre

Cualquier sonido puede ser la señal de que un nuevo niño necesita su ayuda

bebes
00:00

La historia de Cristina, una madre de acogida

Lorena Costa

Publicado el

4 min lectura

Cristina Calderón vive pendiente del teléfono. Cualquier sonido puede ser la señal de que un nuevo niño necesita su ayuda. Desde hace dos años, esta madrileña se ha convertido en madre de acogida de urgencia, una figura esencial pero aún poco conocida, que ofrece un hogar temporal a menores, especialmente a bebés y niños pequeños, que deben ser apartados de sus familias.

"En vez de ir a una residencia, intentan que el niño se vaya con una familia", explica Cristina. Ella forma parte de un grupo muy reducido de familias en la Comunidad de Madrid que ofrecen este tipo de acogida. La suya es una labor silenciosa pero profunda: dar cobijo, cariño y estabilidad a menores que llegan, muchas veces, con heridas invisibles. “Son niños que muchas veces llegan con un apego que no ha sido el correcto y que necesitan de verdad el calor de una familia. El quererles como a un hijo, básicamente.”

Un flechazo inesperado

Su camino hacia la acogida comenzó casi por azar, cuando aún trabajaba como fotógrafa de bebés. En una sesión, una madre le confesó que su hijo venía de una residencia porque no había ninguna familia de urgencia disponible. Aquello le marcó. “Volví a casa apasionada. Le dije a mi marido: ‘Oye, creo que he encontrado mi vocación’”, recuerda. Aunque su pareja fue más cauto al principio, pronto toda la familia se volcó en el proyecto.

Con tres hijos biológicos de 9, 12 y 14 años, Cristina y su marido sabían que esta decisión tenía que ser compartida. “Lo hablamos con cada uno de ellos poco a poco porque queríamos que fuesen muy sinceros en la decisión. Al final es una decisión muy familiar… y están todos muy felices.”

Un hogar siempre preparado

El acogimiento de urgencia requiere una logística permanente. Cristina tiene todo organizado en su casa para que, en apenas 24 horas, puedan recibir al nuevo niño. “Tengo ropa por cajas, clasificada por edades. Tengo una cuna pequeña, una grande, sillas de coche para diferentes tamaños… Tengo todo preparado esperando la llamada.”

Esa llamada puede llegar en cualquier momento y, tras un breve periodo de descanso entre acogimientos —solo 15 días—, Cristina vuelve a estar disponible para recibir a otro menor. “Estás nerviosa esperando esa llamada… A ver qué llega. Porque no es lo mismo un recién nacido que un niño de cuatro años. Cambia mucho.”

 “Los primeros no fueron uno, fueron dos”  

El bautismo de fuego de esta familia fue impactante: no acogieron a un niño, sino a dos. “Mellizos de siete meses”, recuerda Cristina. “Cuando me lo dijeron, me dio un vuelco. Pero miré a mi marido, que estaba conmigo en el coche, y él me dijo: ‘Podremos. Di que sí.’”

Sin apenas tiempo para prepararse emocionalmente, los recibieron con ilusión, y aunque el vértigo fue inevitable, la experiencia fue inolvidable. “Fue un regalo. Les queremos con locura. Ahora tienen tres años y seguimos viéndoles.”

Despedidas que duelen... y celebran

El momento más difícil siempre llega: la despedida. “Duele mucho y es muy dura, no te voy a engañar”, confiesa Cristina. “Pero lo vivimos como una fiesta. Mis hijos y yo intentamos celebrarlo porque significa que ese niño ya tiene una familia o puede volver con sus padres.”

En su caso, incluso ha logrado entablar una relación cercana con las familias biológicas. “Una madre me dijo: ‘Cuando te conocí, dejé de llorar. Entendí que tú no me la quitabas, me la estabas cuidando. Me estabas cuidando a mí también’.” Esa complicidad, construida sobre el respeto mutuo, deja huellas imborrables.

Cambian los nombres vascos más escogidos

Bebés

Requisitos y apoyos 

El perfil de familia de urgencia exige disponibilidad total y experiencia en crianza. “El requisito más importante es no trabajar, porque necesitas una dedicación completa”, explica. También se valora tener hijos biológicos, ya que “eso ayuda a identificar si hay algo que no va bien en el desarrollo del niño”.

Además, las familias cuentan con formación, reuniones mensuales de apoyo y desde hace poco, una prestación económica. “Cuando yo empecé no había nada. Ahora intentan fomentar que se unan más familias porque hacen mucha falta.”

Es un regalo

En España, hay más de 1.200 niños menores de seis años tutelados en centros. Cristina lanza un mensaje claro a quienes dudan: “Es un regalo. Es todo maravilloso. Renuncias, sí, pero también ganas muchísimo. Ver cómo una niña sonríe por la mañana, saber que estás ayudando a que su vida sea un poquito mejor… eso ya lo es todo.”

Cristina abre su casa, su corazón y su familia a menores que solo necesitan un lugar donde empezar de nuevo. A los pocos que se atreven a dar ese paso, les dice sin dudar: “Que no lo duden. Es maravilloso.”

Temas relacionados

La Linterna

La Linterna

Con Ángel Expósito

Lunes a viernes de 19:00h a 23:30h

Programas

Último boletín

18:00H | 9 JUN 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking