Gregorio Luri, filósofo: "El primer derecho de un niño es el derecho a tener unos padres tranquilos"
El pedagogo y filósofo analiza los peligros de la sobreprotección y la deriva de un sistema educativo que, a su juicio, prioriza el afecto sobre el conocimiento

Madrid - Publicado el
3 min lectura19:00 min escucha
Cada vez es más difícil ver a niños jugando en la calle, con las rodillas sucias o llenas de raspones. Esta estampa, antes común, ha dado paso a una nueva realidad que el pedagogo, filósofo y maestro Gregorio Luri ha definido como la de los "niños muy limpios, muy protegidos, muy conectados, pero cada vez más nerviosos, más frágiles y a veces también más perdidos". Durante una intervención en COPE, Luri ha defendido la importancia de las "rodillas sucias y arañadas" como símbolo de una infancia vivida sin miedo y ha alertado sobre las consecuencias de la crianza actual.
La sobreprotección, una forma de maltrato
Para Luri, el problema fundamental radica en una "sobreprotección extraordinaria" que, en su opinión, "es una forma de maltrato". Lejos de ser una señal de despreocupación, el pedagogo afirma que los padres de hoy están "híperpreocupados", pero su afán por evitar cualquier dolor a sus hijos les lleva a protegerlos en exceso, impidiéndoles "experimentar las aristas de la realidad".

Grupo de niños
Esta ansiedad parental se manifiesta en situaciones cotidianas. Luri expuso un ejemplo revelador al preguntar a un grupo de padres qué consejo darían a su hijo si se perdiera. La reacción general fue de bloqueo y ansiedad, buscando soluciones tecnológicas como pulseras o localizadores. "¿Y por qué no le aconsejan preguntar a un desconocido?", planteó Luri, lamentando que el desconocido se haya convertido sistemáticamente en "sospechoso", a pesar de que "el 99,99% de las personas" ayudarían a un niño perdido.
El primer derecho de un niño es el derecho a tener unos padres tranquilos"
Filósofo
Frente a la presión, especialmente sobre las madres, Luri defiende que "el primer derecho de un niño es el derecho a tener unos padres tranquilos", relajados y que no vivan exclusivamente para sus hijos. Recordó su propia infancia, marcada por las "costras sobre las costillas anteriores" y por una regla no escrita que todo niño de su generación conocía bien: "en casa no les preocupaba que yo hubiese reñido con quien fuese, sino que el otro me hubiera vencido".
Esa mentalidad forjaba el carácter a través de advertencias como "a casa no se llega llorando" o "como te caigas, encima cobras". Según el filósofo, estas vivencias y pequeñas durezas ahorraron "muchas horas de psicomotricidad", mientras que la obsesión actual por la perfección se ha vuelto "un poco enfermiza".
Una 'mermelada sentimental' en las aulas
El desconcierto se ha trasladado también a los colegios. Luri se muestra "absolutamente perplejo" ante la situación del sistema educativo actual. "No entiendo por qué estamos nivelando por lo bajo, no entiendo por qué se da por supuesto que un niño lo que tiene es una necesidad de afecto extraordinario, y que es más importante darle afecto que enseñarle a sumar o a restar", critica. El pedagogo denuncia lo que llama una "especie de mermelada sentimental" que lo impregna todo, olvidando que el conocimiento riguroso es una forma de "cuidar de nuestra alma".

Niños utilizan tablets en clase
Sobre la ley Celaá, Luri matiza su impacto. Aunque la ley influye, los resultados dispares entre comunidades autónomas demuestran que no es el único factor. "Con la misma ley, Castilla y León lo está haciendo muy bien [...] y con la misma ley, Cataluña, Navarra y Euskadi han bajado de manera muy notable sus resultados", explica. El problema, a su juicio, es que "cada comunidad ya tiene su propia trayectoria".
Defender el esfuerzo y el conocimiento
Frente a la cultura de la facilidad, Luri reivindica el valor del esfuerzo. "Todo lo grande cuesta, pero la conquista es lo que nos da valor", señala. En este marco, defiende la utilidad de los deberes, siempre que no sean "un castigo inútil". Argumenta que, al igual que se entrena el cuerpo, es necesario desarrollar la "musculatura intelectual" fuera del horario escolar, y advierte que la falta de deberes perjudica especialmente a los niños de entornos culturales menos favorecidos, aumentando las diferencias sociales y culturales.
Finalmente, el maestro pone el foco en una carencia fundamental: la comprensión lectora. Con un 30% de jóvenes terminando la educación obligatoria con graves problemas en este ámbito, Luri insiste en que enseñar a leer y escribir es crucial. "Escribir no es solo un medio de transmitir ideas, es sobre todo un medio de tener ideas", subraya, una herramienta indispensable para construir el tan anhelado "pensamiento crítico".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.





