La Foto: "De esa feracidad obstinada que hace falta para convertir un amor en la lucha por una casa”

La imagen que me ha llamado la atención es de Gerardo Vielba, uno de los grandes de la historia de la fotografía española. En Madrid se expone en estos días una restrospectiva de su obra. La fotografía está protagonizada por un padre y dos hijas.

El padre, jovencísimo, las cejas muy pobladas, el pelo negro, una sombra de barba en las mejillas, el perfil anguloso y los ojos intensos, con una mirada llena de una fiereza paciente. De esa feracidad obstinada que hace falta para convertir un amor en la lucha por una casa, por una familia, por llegar a final de mes, porque la alegría sea como una pared de cal siempre dispuesta a recoger el último rayo de sol.

Esa es la obstinación que se ven en los ojos del padre. La niña mayor tiene la cara redonda, los ojos aún más guerreros que los del padre. Sostiene a la pequeña que ha nacido hace unos meses, envuelta en una manta. La madre no aparece en la foto pero su tenacidad está también dibujada en la cara de sus hijas. La tenacidad de haberles dado el pecho, de haber pasado noches en vela por aquella tos, aquellas miasmas, aquel no coger peso, que hay que ver lo que tarda esta niña en comer.

Sí hace falta un amor muy tenaz para convertir las caricias de un baile en una casa donde, pase lo que pase, las cosas están en su sitio. Las niñas juegan, las niñas lloran, los padres se miran y, pase lo que pase, hay una casa donde las cosas van donde tienen que ir.