Foto del Día: "ha llegado el tranvía pero no ha sucedió nada"
Escucha la Foto del Día de Fernando de Haro

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención la he visto hoy en internet. Es el retrato de un fotógrafo llamado Majoli que inmortaliza un instante de un oscuro bar de un suburbio de París. Es un bar sin luz y sin alcohol, seguramente en un sótano. Entre rejillas de ventilación, cables que cuelgan del techo y columnas de hierro despintadas y herrumbrosas hay una barra baja de madera y, detrás, tres vasares. En los estantes, cristalería barata. La foto tiene dos personajes. Un hombre negro, calvo y vestido con una sudadera que se acoda en la barra delante de un té de menta. Y una chica joven, abrigada, porque hace frío. La chica, con el pelo recogido sin mucho esmero, tiene un su mano una tetera oriental de metal. De la tetera cae un chorro de agua caliente. Pero la chica no mira ni la tetera ni el chorro de agua, se distrae por unos segundos en el sótano lleno de sombras y se queda mirando al hombre al que ha servido. Las miradas se cruzan. A veces sucede: el día ha amanecido como tantos otros sin que a la chica le ocurra nada, ha llegado el tranvía pero no ha sucedió nada, ha arrancado a volar un trío de gorrinos pero no ha sucedido nada, la chica ha recibido varios mensajes en su teléfono, hay en su teléfono varias voces que dejaban recados con mucho énfasis, pero no ha sucedido nada, le ha llamado el novio, ha estado cariñoso, ha tenido palabras dulces con ella, pero no ha sucedido nada, le han anunciado que le suben el suelo pero no ha pasado nada, ha dado vueltas a un parque, ha trabajado con ahínco, ha servido muchos tés, ha pensado que tiene que comprarse unos calcetines nuevos, ha planificado las vacaciones, pero no ha pasado nada. Solo pasa que la chica tiene por dentro el rumor mudo de siempre pidiendo otra cosa. Y, de pronto, a veces sucede, la mirada de ese hombre al que no conoce de nada le ha traído noticias de algo parecido a un comienzo, esa mirada de un desconocido parece venir de un sitio al que no se puede ir a buscar nada, esa mirada hace que el tiempo vuelva ser tiempo, el aire vuelva a ser aire, y la chica ha vuelto a decir frases que empiezan por la primera personal del singular. A veces sucede.



