No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que hace calor...y mucho. Lo que sí que podemos hacer es descubrir algunas actividades acuáticas para intentar sobrellevarlo un poco. Disciplinas más desconocidas por si están cansados de las más clásicas. Deportes que muchos seguro no saben ni que existían, bien para practicar en la piscina o, para los más aventureros, en lagos, ríos y océanos.

Vamos a ir de más a menos en cuanto a exigencia física. El primero es el rugby subacuático, para el que hay que estar realmente en forma. El equipo lo forman 12, bajo el agua están 6, y se van cambiando continuamente con los otros 6 que están en la superficie. El objetivo: meter una pelota en la cesta metálica del rival y básicamente vale todo para lograrlo. Todo ello a pulmón. Carlos Santiveri, miembro del Barcelona Rugby Subacuático, asegura que lo más difícil es el desgaste físico pero que todos son bienvenidos. “La intensidad, estar todo el rato para arriba, para abajo...y no solo es físico, también hay mucha estrategia”, explica sobre la disciplina.

El rugby es fuerza y la orientación subacuática es velocidad, precisión y mucha mente. Hay que saber analizar y entender planos, rumbos y coordenadas. Consiste en ir bajo el agua, de baliza en baliza, lo más rápido posible y solamente con una brújula y un mapa. Para Maite Albert, que ha estado en Campeonatos del Mundo con España, es todo un desafío: “No es solo el aspecto físico, es la toma de decisiones, saber interpretar los planos, cambiar los rumbos. Son muchos factores los que se aúnan y lo hace un deporte especial”.

Bajamos el ritmo y hablamos de apnea. Jorge Ituero, instructor de esta disciplina, tiene claro que es más que simplemente aguantar la respiración bajo el agua. “Es convertir la angustia en relajación, paz y encontrarte a ti mismo”. Además, es una superación constante. El récord: 10 minutos sin respirar bajo el agua. También sirve para manejar situaciones de estrés, presentes en nuestro día a día continuamente.

Y por último, la más artística: la fotografía submarina. El campeón del mundo es español, Rafa Fernández, y enumera sus ventajas: es accesible y puedes vivir momentos únicos. “He estado con crías de leones marinos que me quitaban los cables como si fueran perrillos. He estado también con tiburones y tengo que confesar que son menos peligrosos de lo que se cree. Nos tienen más miedo ellos a nosotros. Eso sí, si los respetas”, concluye Rafa, que empezó a bucear con 12 años y a fotografiar con 16.