En esta sección de Lugares con Historia de la Mañana del Fin de Semana nos vamos a detener en el Rito de los Empalaos, que se vivió en la Madrugada del Jueves al Viernes Santo en las calles de Valverde de la Vera, Cáceres. Un ritual que sobrecoge, que deja sin palabras como nos ha contado David García, secretario de la Cofradía de la Pasión de Jesucristo y Hermanos Empalaos de Valverde.

Son muchos los visitantes que se acercan a esta localidad cacereña procedentes de todo el país para ver de cerca este acto de devoción y penitencia en estado puro. Es un rito declarado de Interés Turístico. Cuentan algunas crónicas que se celebra desde mediados del siglo 16. Los Empalaos son hombres del pueblo que han hecho una promesa a Dios. Llevan una soga de esparto de 80 metros enroscada en su torso y mantienen los brazos pegados al timón de madera, simulando esa Cruz de Jesucristo. Con el rostro cubierto por un velo blanco, para preservar la intimidad, que sujeta con una corona de espinas. Y sobresalen por encima de la cabeza dos espadas cruzadas.

Los Empalaos imitan el camino de Jesucristo, en un Vía Crucis impactante, cargado de sufrimiento, respeto y devoción. No hay música, ni tambores por las calles de Valverde de la Vera. Es mucho el esfuerzo que tienen que hacer. Todo lo que llevan encima puede pesar unos 15 kilos. Ese silencio absoluto solo se rompe por el sonido de las vilortas, que son esas abrazaderas de hierro chocando entre sí. Unos tres cuartos de hora, una hora, dura el Vía Crucis para cada Empalao. Hace el recorrido acompañado por familiares. Detrás va un Cirineo llevando una lámpara o una tea. Su nombre proviene de Jesús Cirineo, que ayudó a Jesús a llevar la Cruz camino del Calvario. Durante el recorrido, los Empalaos no pueden hablar y deben hacer una genuflexión frente a cada cruz que encuentren o cuando se cruza con algún otro Empalao.