Diego Garrocho: "El verdadero riesgo es que haya una generación entera que llegue a creer que la política es esto"
El profesor de Filosofía, Diego Garrocho, critica la decadencia cultural y política del sanchismo

Diego Garrocho critica la decadencia cultural y política del sanchismo
Madrid - Publicado el
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Pues hace unas semanas escribí que la familia de la tele sería, con el paso del tiempo, el producto que mejor resumiría el sanchismo. El PSOE, un partido que durante la Transición dominó como nadie la hegemonía cultural, ha acabado, tras la mutación impulsada por Pedro Sánchez, renunciando a toda forma de sofisticación estética.
¿Recuerdan, por ejemplo, el número musical con el que se conmemoró el aniversario de la muerte del dictador? O, simplemente, enciendan Televisión Española para constatar cuál es la apuesta cultural con la que el Gobierno aspira a seducir a sus votantes. Fíjense, si tienen ocasión, en la sintaxis de algunos dirigentes o en el vocabulario de algún ministro o de alguna ministra.
Es cierto que en estas postrimerías del ciclo político hay casi una trazabilidad fisionómica de su desgaste. Sin embargo, pocos episodios ilustran mejor la decadencia de esta etapa que lo vivido hoy en la rueda de prensa de Leire Díez.
Ya habíamos visto a matones hablar de los cuidados y a personas con una ambivalente relación con la verdad alertarnos de los riesgos de la desinformación, y hoy por fin hemos visto a Leire Díez, la militante que entregó un carné y un USB en Ferraz, invocar el Estado de Derecho y el periodismo de investigación.
Me la imagino en su despacho con tres retratos colgando de la pared: uno de Santos Cerdán y dos de Woodward y de Bernstein, los periodistas que destaparon el caso Watergate.
Y a esta melé de monstruosidades, que recuerda más a un freak show que a un ejercicio democrático, se ha sumado Aldama, quien no ha hecho más que decir en voz alta lo que cualquier observador podría constatar a simple vista: que todo esto forma parte de un teatrillo torpemente orquestado por personas que parecen francamente poco hábiles.
Y después nos escayolaremos el dedo índice y nos escandalizaremos por la forma en la que los jóvenes abrazan la antipolítica porque, en efecto, el verdadero riesgo es que haya una generación entera que llegue a creer que la política es esto.