Dani descubrió por casualidad que padecía el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal
Los daños cerebrales de la persona afectada por este síndrome son irreversibles

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Cuando te llaman del cole para quejarse de la actitud de tu hijo piensas que está en una etapa rebelde, de apatía, de malas compañías. Pero, a veces, hay un problema mayor un problema que ha permanecido latente durante mucho tiempo y que de repente explota. Uno de los ejemplos más claros el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal. Una enfermedad que es consecuencia de la ingesta de alcohol durante el embarazo y puede convertirse en una de las principales causas de retraso en el neurodesarrollo infantil.
Daniel Arias es uno de estos niños que, con el paso de los años, ha sacado a relucir las consecuencias este trastorno. Estamos hablando de la primera causa de discapacidad intelectual infantil no genética.
CINFA lleva años manteniendo el compromiso de hacer la salud accesible para todas las personas, trabajando por y para el paciente. Un compromiso que se plasma también en iniciativas como La Voz del Paciente, con la que visibiliza y apoya la labor fundamental de las asociaciones de pacientes españolas. Gracias a CINFA conocemos historias como las de Dani, que casi por casualidad, descubre a sus 35 años que padece Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal.

Visual TEAF
Los afectados suelen tener dificultad para aprender las consecuencias de sus acciones. No recuerdan cosas, tienen problemas de memoria a corto plazo. Les cuesta establecer objetivos y cumplirlos como llevar el trabajo al día. Dani, al descubrir que padecía el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal entendió muchos de los obstáculos con los que tuvo que lidiar durante años. Se sentía rechazado porque era muy nervioso, hacía muchas travesuras, era muy inquieto y siempre estaba reclamando una atención que no tenía.
Nuestro protagonista se enteró de la enfermedad que padecía cuando trabajaba como monitor en un campamento. Entonces se dio cuenta que los niños que cuidaba se parecían mucho a él de pequeño y se vio reflejado. Gracias a la Fundación Visual TEAF ha podido comprender y expulsar el sentimiento de culpa que ha arrastrado durante años. Esta entidad reúne a más de 600 menores afectados y lucha por darles una mejor calidad de vida y oportunidades. La Fundación promueve la defensa de los derechos de las personas afectadas por este síndrome, su inclusión social y fomento de la vida autónoma e independiente de las personas afectadas.