Estados Unidos puede imponer a España esta medida más allá de los aranceles y pondría en riesgo a 180.000 trabajadores
Cobrar más por los productos importados no es la única forma que tiene Washington de castigar a España, como explica Expósito en La Linterna

Madrid - Publicado el
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El programa La Linterna de COPE, dirigido por Ángel Expósito, ha dedicado su sección de economía internacional a desgranar las posibles represalias de Estados Unidos contra España, más allá de la amenaza de incrementar los aranceles a productos como el aceite de oliva o el vino. Según los expertos y colaboradores (entre ellos Pilar García de la Granja, Iván Alonso y Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio) la administración Trump podría recurrir a medidas menos visibles pero igualmente dañinas, como restringir visados para españoles o bloquear inversiones clave.
El debate partió de las recientes tensiones diplomáticas, agravadas por el incumplimiento de España del objetivo del 2% del PIB en gasto de defensa exigido por la OTAN. Aunque el presidente Pedro Sánchez intentó rebajar la tensión recordando que la política comercial "la negocia Bruselas", los analistas advierten que Washington tiene margen para actuar unilateralmente contra intereses españoles.
Más allá de los aranceles: el arma de los visados
Iván Alonso, analista económico del programa, destacó que una de las herramientas "más efectivas y discretas" que tiene Estados Unidos es la limitación de visados laborales y estudiantiles para ciudadanos españoles. "Washington podría presionar a sus empresas para que dificulten la concesión de estos permisos, un ámbito donde tiene total discrecionalidad", explicó. Esta medida afectaría especialmente a sectores como la tecnología, la investigación académica y las filiales de empresas españolas en territorio estadounidense.

Trump en la OTAN
El precedente más claro, según Alonso, fue la exclusión de la filial de Renfe del proyecto del tren de alta velocidad en Texas durante el primer mandato de Trump. "No se trata solo de aranceles; pueden cerrar puertas en contratos públicos o asfixiar la movilidad profesional", subrayó. La advertencia cobra relevancia si se considera que Estados Unidos es el primer destino extracomunitario de las exportaciones españolas, con un volumen de negocio anual superior a los 20.000 millones de euros.
Otra opción para Trump: Inversiones y contratos públicos
Otra línea de acción sería la restricción a las inversiones españolas en Estados Unidos. Raúl Mínguez recordó que, aunque la política comercial depende de la UE, "Trump puede castigar a empresas específicas mediante decretos o barreras regulatorias". Empresas como Puig (perfumería), Indra (defensa) o las energéticas con presencia en EE.UU. podrían verse afectadas.
Pilar García de la Granja añadió que el sector agroalimentario (con 390 millones en exportaciones de aceite y vino) no es el único vulnerable: "La maquinaria industrial, los productos químicos y la cosmética también están en riesgo". De hecho, el acero español ya soporta un arancel del 50% desde 2018, lo que prácticamente expulsó a las empresas europeas de ese mercado.
Un mensaje político con coste económico
Los invitados coincidieron en que, más allá del impacto económico, estas medidas buscan enviar un mensaje político. "España es un blanco fácil por su peso secundario en la OTAN y su alineación con políticas europeas que irritan a Trump, como la fiscalidad digital o el Green Deal", apuntó Alonso. La periodista económica matizó, no obstante, que Bruselas tiene margen para contrarrestar algunas acciones: "La UE podría responder con aranceles simétricos o llevando el caso a la OMC, pero el daño sería inmediato para nuestras pymes".
El programa cerró con una reflexión sobre la dependencia española del mercado estadounidense, especialmente en sectores estratégicos. "El gobierno debería preparar planes de contingencia, porque esta vez no basta con decir que Bruselas nos cubre las espaldas", concluyó Expósito. La amenaza de los visados, en particular, supone un desafío inédito que podría tensar aún más las relaciones bilaterales en un año marcado por la incertidumbre electoral en ambos lados del Atlántico.